Infecciones urinarias
Las bacterias, en especial la E. coli, han desarrollado resistencia a los antibióticos; científicos buscan fármacos eficientes
Científicos uruguayos buscan medicamentos con mayor eficiencia.
Ardor. Presión. Y la necesidad de orinar a pesar de que la vejiga está vacía. Cualquiera puede reconocer estos síntomas. Es una verdadera molestia que corresponde a las infecciones del tracto urinario (ITU), una de las infecciones bacterianas más frecuentes en humanos. Tanto que se considera que las mujeres van a experimentar “al menos” un episodio durante su vida y, quienes tienen menos suerte, padecen tres o más episodios al año, lo que se conoce como ITU recurrentes. Los más afectados son las mujeres y los niños y los hombres a partir de los 60 años. La responsable es la Escherichia coli (E. coli) en su versión uropatógena.
Las infecciones urinarias se tratan con antibióticos. Y he aquí dos problemas. Uno es que los microorganismos que producen las ITU son generalmente resistentes a los antimicrobianos. Y el otro es que los tratamientos comienzan muchas veces sin haber identificado a la bacteria por lo que se suministra un genérico.
Entonces, sin remedios eficaces, ¿cómo se las puede abordar? Aquí entran en escena el químico farmacéutico Nicolás Navarro y la microbióloga Paola Scavone que han avanzado en el uso de nanopartículas como transportadores de antibiótico directamente a las células de la vejiga donde proliferan las comunidades bacterianas intracelulares provocadas por E. coli. El objetivo es este: reducir el consumo de antibióticos al reemplazarlo por concentraciones más adecuadas para el organismo.
BACTERIA INTELIGENTE. Tres datos que seguro usted no sabía: solo el 20% de un antibiótico llega al sitio de acción (el resto de la dosis se pierde en el camino); la tira reactiva es un indicativo de posible ITU pero no detecta bacterias en la orina; y como el urocultivo tarda 48 horas, es probable que un médico le haya recetado antes un antibiótico no específico.
Y acá viene un cuarto dato. La E. coli es el principal agente etiológico en más del 85% de las ITU. Y, a juicio de Navarro, es “una bacteria inteligente” porque tiene la capacidad de evadir la respuesta inmune y el efecto del antibiótico. E. coli ingresa a las células eucariotas de la vejiga, allí se replica y forma una comunidad bacteriana intracelular. Allí espera hasta que llega el próximo episodio de infección, lo que ocurre cuando ya la célula no soporta tal invasión y libera las bacterias que reinician el proceso en las células vecinas.
“Casi ningún antibiótico logra ingresar con concentraciones activas a la célula. La bacteria escapa totalmente de la acción del fármaco”, apuntó el estudiante del doctorado en Biotecnología de la Universidad de la República.
Scavone, investigadora del Departamento de Microbiología del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable, indicó que, en la actualidad, un médico “tiene muy pocas herramientas en la consulta para decir si una persona tiene ITU y no tiene casi ninguna herramienta para saber qué antibiótico tiene que darle”. Con todo, el paciente toma un medicamento que, además de no brindarle mejoría, arrasa con todos los microorganismos sensibles a este y refuerza a los que son resistentes.
¿Y cómo llega la nanotecnología a esto? Porque los investigadores buscan la forma de que el antibiótico ingrese a las células eucariotas de la vejiga y ataque desde adentro a E. coli .Enel laboratorio, Navarro está creando nanopartículas a partir de óxido de zinc (se ha probado también con plata y con oro) con capacidad antibacteriana y que son biodegradables. Estas tienen “la misma llave” (una proteína) que a la E. coli le permite entrar en las células y que aquí sirve para abrirle paso al fármaco. “Las partículas que fabricamos funcionan”, afirmó.
En una de las fotografías en esta página se pueden ver las nanopartículas identificadas con color azul. El color verde corresponde a las bacterias dentro de la célula.
“De esta forma somos capaces de dirigir el antibiótico al sitio donde queremos que actúe y no a otro lado. Una de las ventajas de las nanopartículas es que el efecto se ve en cantidades muy pequeñas entonces se reduce muchísimo las dosis de antibiótico, al tiempo que se protege a las otras bacterias que son esenciales y son parte de nuestra microbiota”, explicó Scavone.
Navarro agregó: “La gracia de la nanotecnología es que puedo tomar un antibiótico de uso común, que normalmente no llega a la orina, lo puedo encapsular, agregarle una molécula que funciona como guía para que viaje a un lugar específico del cuerpo y elimine lo que esté ahí adentro”.
La investigación continúa con la evaluación de las dosis y de otros parámetros que se ajustan en los experimentos en distintos modelos. La meta está clara: resolver el tratamiento de una de las infecciones bacterianas más frecuentes y controlar la resistencia de la E. coli.