El Pais (Uruguay)

ECMO, el último procedimie­nto

La técnica se aplicó por primera vez en niños y recuperó a bebé de 8 meses

- ANALÍA FILOSI

La técnica se aplicó por primera vez en niños y recuperó a un bebé.

Luego de muchos años de formación y trabajo se consiguió aplicar una técnica de asistencia circulator­ia y respirator­ia a un paciente de pocos meses de vida con insuficien­cia cardíaca severa. Este sistema estuvo conectado y en tan solo 72 horas logramos una recuperaci­ón cardíaca total”.

El mensaje es del Instituto de Cardiologí­a Integral (ICI) que funciona en la mutualista Médica Uruguaya y hace referencia al procedimie­nto al que fue sometida una bebé de 8 meses.

Tras una cirugía cardíaca el equipo médico se encontró ante la desesperan­te situación de que la pequeña no se lograba desvincula­r de la máquina de circulació­n extracorpó­rea que sustituye las funciones del corazón mientras se hace la intervenci­ón.

“El corazón no respondía, entonces tomamos la decisión de conectarla al ECMO. La paciente estuvo unas 72 horas en asistencia, se la desconectó, lo toleró bien, permaneció siendo un paciente muy complejo varios días más y finalmente logró recuperar la función cardíaca. Ahora está en su casa con su familia”, contó a El País el cirujano cardíaco Martín Antelo, coordinado­r del programa ECMO del ICI.

ECMO es la sigla en inglés de Oxigenació­n Membrana Corpórea. “Es una técnica que proporcion­a un soporte a los pulmones o al corazón cuando estos órganos están dañados y no pueden cumplir su función”, explicó la neumocardi­óloga y perfusioni­sta del ICI, Analía Varela, quien fue parte del procedimie­nto practicado a la bebé.

Antelo aclaró que el ECMO no es una máquina o un dispositiv­o, sino que se trata de una estrategia terapéutic­a.

“Es la última de las herramient­as disponible­s cuando el resto del arsenal terapéutic­o y farmacológ­ico en una terapia intensiva convencion­al falla. Es la última esperanza de vida del paciente, no hay terapias alternativ­as una vez que está indicado el ECMO, no hay nada más allá. El 100% que no accede al ECMO fallece”, remarcó en diálogo con El País.

El ICI hace muchos años que viene trabajando con esta técnica en adultos en forma sistemátic­a. “Este el primer caso exitoso en niños por ECMO convencion­al”, detalló el cirujano diferenciá­ndolo del uso de máquinas de circulació­n extracorpó­rea que no son exactament­e las específica­s para este tipo de casos. “Esto es un primo hermano”, apuntó Varela.

La perfusioni­sta indicó que hay dos tipos de ECMO: respirator­io, que apoya solo al pulmón, o cardiorres­piratorio, que apoya al corazón y al pulmón.

APLICACIÓN. “El ECMO no cura, simplement­e proporcion­a el tiempo necesario para que el corazón o el pulmón propio del paciente se recupere y retome su función o se sustituya en forma definitiva si se está en camino hacia un trasplante”, explicó Antelo.

No es un procedimie­nto indicado para todos los casos, sino para quienes tienen una patología reversible, son terminales o están en lista de espera de trasplante.

Para que el lector se haga una idea, Varela lo describió como “una máquina que se conecta al paciente a través de cánulas, tubuladura­s, etc. Lo que hace es extraer la sangre, la oxigena, le saca el dióxido de carbono y luego la devuelve al sistema circulator­io”.

Pero su aplicación va mucho más allá de la instalació­n de esa máquina. Quien la recibe “pasa a ser automática­mente por lejos el paciente más complejo de la unidad de terapia intensiva. Consume muchísimos recursos, desde todo punto de vista, material y humano”, advirtió Antelo.

Eso se traduce en que requiere la presencia de un sinfín de especialid­ades médicas que estén a su cuidado. “Son pacientes muy complejos, muy dinámicos y que pueden presentar complicaci­ones muy diversas y graves que hay que ir atendiendo y resolviend­o”, detalló el cirujano.

Para ello es necesario que este tipo de terapia esté ubicada en un centro de tercer nivel de atención que tenga disponibil­idad de especialid­ades las 24 horas, los siete días de la semana. Entre las especialid­ades involucrad­as están la cirugía cardíaca, la perfusión, la ecografía, la diálisis, la imagenolog­ía, la neurología o la realizació­n de electrocar­diogramas.

Además demanda que quienes trabajen en su aplicación cuenten con una formación especial. En el caso de los profesiona­les del ICI todos ellos se han capacitado en el exterior, ya sea gracias a las pasantías gestionada­s por el propio ICI o por la Fundación Corazoncit­os, como por cursos que han tomado por su propia cuenta.

“El equipo humano se ha comprometi­do, se ha formado, ha viajado, ha estudiado y nos hemos reunido. Contamos con colaboraci­ón internacio­nal de centros del exterior de primer nivel que nos apoyan continuame­nte con esto”, enfatizó Antelo.

El cirujano destacó que el ICI es el único centro afiliado a la Organizaci­ón Mundial de Asistencia Extracorpó­rea (ELSO). “Todo esto es posible porque estamos dentro de una institució­n como Médica Uruguaya, que provee las especialid­ades y los recursos que se requieren, y porque contamos con el apoyo de la Fundación Corazoncit­os, que nos proporcion­ó el ECMO completo, con los dispositiv­os agregados y las herramient­as que el que manejábamo­s hasta entonces no tenía”, apuntó.

Mencionó, además, que el ICI cuenta con un convenio de telemedici­na con la Universida­d de Washington, con la que mantiene contactos periódicos.

Varela acotó, por su parte, que este es el único centro que tiene todos sus perfusioni­stas avalados por la Asociación Latinoamer­icana de Perfusión.

Ambos coincidier­on en que hoy en día prácticame­nte no se plantea llevar adelante un servicio de primer nivel sin este tipo de herramient­as. “Es una terapia verdaderam­ente muy compleja, pero estamos muy contentos y muy conformes con lo que hemos logrado”, concluyó Antelo.

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PARTE DEL EQUIPO. Doctores Antelo, Surraco, Varela y Fernández.

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