Monedas, oro y lingotes
Desmantelan grupo organizado de 11 personas; lograron hurtar objetos cuyo valor ronda los US$ 2.500.000
Desmantelan banda de 11 delincuentes; robaron por valor de US$ 2.500.000.
Todo empezó con una serie de hurtos en la pequeña ciudad de Ombúes de Lavalle (Colonia) y terminó de una forma inesperada. Fue en mayo de este año que tras tres robos en esa ciudad, la Policía y la Fiscalía empezaron a estudiar lo que pasaba.
Enseguida detectaron que no eran hechos casuales y que lo que había era una banda organizada, la que tenía un sofisticado modo de operar y que se dedicaba a robar en varios departamentos del país. En silencio, entonces, los investigadores comenzaron a colocar las piezas del puzzle que les permitiera llegar a ellos.
Los delincuentes usaban más de 60 celulares y les cambiaban sus chips para que los policías no pudieran interceptar sus llamadas ni localizarlos por georreferencia, todo esto hizo que la operación no fuera nada sencilla. Los investigadores, sin embargo, lograron encontrar a quien era el jefe de la banda y a partir de esto llevaron adelante distintas tareas de inteligencia durante cuatro meses para hacer caer a todos los demás.
Luego de los robos que se dieron en Ombúes de Lavalle la banda fue por más. Los objetivos a los que apuntaban siempre eran casas donde creían que podía haber cajas de seguridad. Para esto, contaban con la ayuda de dos personas que se encargaban de “vender” las viviendas que cumplían con este requisito.
El 6 de junio fueron por un botín grande en una estancia en la ciudad de Quebracho, Paysandú. En los días previos, en autos distintos, vigilaron el lugar para poder atacar en el momento justo en que no hubiera nadie. Entraron munidos de varias herramientas, pero no pudieron abrir la caja fuerte. Tenía cinco capas de protección y el tubo de oxígeno que llevaron para ejercer presión no sirvió.
Por eso volvieron un mes más tarde, luego de asegurarse nuevamente que no hubiera nadie.
Esa vez sumaron otro tubo de oxígeno y herramientas más fuertes que habían sido robadas previamente.
Así, el día 26 de julio, la caja fuerte cedió y los delincuentes encontraron lo que buscaban: 17 lingotes de oro, 1.000 monedas también de oro emitidas por un banco alemán y dinero en efectivo. Lo robado, indicó ayer la fiscal de Carmelo Eugenia Rodríguez, durante una conferencia de prensa, tenía un valor de US$ 2.500.000
ORGANIZACIÓN. La banda delictiva, que cayó luego de un operativo denominado “Anonymous”, tenía once personas involucradas: el jefe, los que avisaban dónde robar, los que hacían las vigilancias, los que vendían lo robado y algunos familiares del líder que guardaban el botín en sus casas.
En los cuatro meses que duró la investigación, la Policía pudo determinar que este grupo fue responsable de varios hurtos de similares características cometidos en distintas partes del país.
Había delincuentes que vivían en Durazno, Paysandú y Canelones. Esto provocó que los investigadores tuvieran que trasladarse durante los meses de la pesquisa para recolectar las pruebas.
También fueron apoyados por las jefaturas de dichos departamentos. Los delincuentes, además, tenían autos de alta gama con los que se movían de una ciudad a otra.
Con toda la información sobre la mesa, la Policía realizó diversos allanamientos en los departamentos implicados y puso fin a los ladrones organizados, los que se valían de guantes para no dejar huellas dactilares.
Tras procesos abreviados fueron condenadas 11 personas con penas que variaron según el rol que ejercían. El jefe del grupo fue condenado a cuatro años de cárcel por hurto, asociación para delinquir y lavado de activos. Cuando lo detuvieron le incautaron 188 monedas de oro, dos lingotes, US$ 125.000 y autos que el grupo usó para vigilar distintas casas.
Tenían autos de alta gama y vigilaban las casas donde sabían que había dinero.