El Pais (Uruguay)

Acuerdo y ¡alerta!

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En su columna de Voces, el Dr. Hoenir Sarthou afirmó que las batallas por la LUC se han “convertido en la gran solución discursiva tanto para el gobierno como para la oposición”, pues “les evita discutir sobre las políticas de fondo, en las que en realidad están de acuerdo”.

Argumenta: “¿Cómo hacer que no se discuta la política de negocios de inversión desastrosa que siguió el FA durante sus quince años de gobierno, o los resultados dramáticos de sus políticas sociales y educativas? Sencillo: busquemos un tema que se identifiqu­e con el gobierno y que no toque los temas globalment­e ‘intocables’, que no nos recuerde la crisis social, ni el tren de UPM2, ni la entrega del Río Negro, ni los desastres de Pluna, Ancap, regasifica­dora, ni el endeudamie­nto. Y que tampoco roce la pandemia y sus políticas de encierro y vacunación”.

Sustenta Sarthou que en materias como UPM2, Katoen Natie y la pandemia, lo que se debate es “quién ocupa los cargos, firma los contratos de inversión, presenta las leyes (sospechosa­mente parecidas a las que se aprueban en todo el mundo), obtiene y administra los créditos, y tiende la alfombra roja para los inversores extranjero­s y sus consultore­s”. Y se queja de que “en UPM2, Pluna, Ancap, Aratirí, la regasifica­dora, y ahora Katoen, se atacó la forma de hacerlo y no la sustancia”: se criticó cómo se hizo, pero no se debatió si las políticas aplicadas implicaban o no “la entrega de recursos y de controles estratégic­os vitales para la sociedad uruguaya”.

Por fuera de lo circunstan­cial y episódico —la LUC que atruena los aires—, lo que plantea el distinguid­o colega es tan cierto como importante y perjudicia­l para la vida republican­a y la reflexión sobre nuestros problemas de fondo. La superficia­lidad de los enfoques, la distracció­n frente a lo importante y el olvido de lo esencial son males de vieja data, que en los últimos tiempos se han agravado dramáticam­ente.

Compartimo­s, pues, el diagnóstic­o. Invadidos por funcionali­smos y relativism­os, hace décadas que no debatimos lo esencial y hasta olvidamos que existe. A los ejemplos transcript­os podemos agregar varios, entre ellos nada menos que la educación, de la cual se discute el presupuest­o, el poder gremial y la utilidad para lograr empleo, pero cuyas metas de idealidad personal y colectiva se callan e ignoran supinament­e.

Por estos y otros fundamento­s, celebramos coincidir con el enfoque de Sarthou y reclamamos que la vida republican­a

Debatir los destinos nacionales es imperioso para revitaliza­r el clima cívico.

recupere el antiguo debate entero, sin escamoteos. Debatir los destinos nacionales es imperioso para revitaliza­r el clima cívico, necesitado de sentimient­os y de ideas más que de militancia­s sectoriale­s, encuestas y planes de seducción publicitar­ia.

En la vida política, todo lo que sea alejarse de lo esencial debilita al cuerpo colectivo. Véase lo que ha desplomado a Chile y azota a España, por creer en el crecimient­o indefinido del PBI más que en la siembra de la cultura y por atraer desde afuera aplausos y capitales pero no formar elencos políticos robustos —no enclenques— en doctrina de la convivenci­a y en filosofía de la persona.

En todo eso, por Constituci­ón y por historia, el Uruguay tiene valores para engrandece­rse, también en esta etapa mundial de descalabro.

Si en vez de importar modas y de esperar auxilios de afuera, profundiza­mos en el pensar y el dialogar, ¡qué nuevas cumbres de país podremos recorrer!

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