El Pais (Uruguay)

Santa Isabel: monte recuperado

Monte nativo a 50 minutos de la capital, ideal para celebrar la primavera

- MARÍA EMILIA TRIAY

Pájaros cantando, agua corriendo y hojas crujiendo bajo los pies. Esa podría ser la banda sonora de cualquier audio para meditar pero es lo que sin intervenci­ón de ninguna tecnología se puede escuchar al adentrarse en Santa Isabel, un monte nativo de 10 hectáreas en proceso de regeneraci­ón ubicado en San José, cerca de Libertad.

Este paseo que invita a celebrar la primavera en todo su esplendor está a solo 50 minutos de Montevideo.

CÓMO IR. Al lugar se llega desde la ruta 1 a la altura del kilómetro 47, donde hay que tomar el camino Comercio Secchi por dos kilómetros, hacia el lado del Río de la Plata. El arroyo Tigre cruza el monte de forma sinuosa y se puede acceder a las dos veras a través de un puente de madera.

Santa Isabel es un monte originalme­nte nativo en el que se introdujer­on especies exóticas décadas atrás; estas invadieron el espacio y fueron ahogando a las nativas.

El trabajo de Paola Magnano, de 50 años, creadora y gestora de Santa Isabel, es –desde hace poco más de un año– retirar o hacer un manejo cuidadoso de las exóticas para dejar lugar a las nativas que estaban como dormidas.

La invasión de ligustro es el principal problema para esta regeneraci­ón pero se maneja de la manera más natural posible: cortando árboles para leña, eliminando y ahogando rebrotes, brotes y semillas y sustituyen­do o dando espacio a las nativas. En un año de limpieza han descubiert­o especies que incluso estaban escondidas, como invisibles.

El campo donde está Santa Isabel pertenecía a su abuelo que lo compró a finales de la década de 1950 y se usó como abrigo para el ganado lechero de la familia.

Paola recuerda ir a jugar allí de niña; con la pandemia necesitó aire libre y así volvió a sus raíces y comenzó a formarse este recinto natural desconocid­o por los uruguayos.

EL PROYECTO. Paola explicó a El País que, así como su madre fue quien le transmitió la dedicación y amor por las plantas, su padre le dejó el legado del arraigamie­nto a la zona, donde él dedicó gran parte de su vida y donde ella creció junto a sus dos hermanas y un hermano. En su época de estudiante criaba lombrices california­nas aprovechan­do los desechos del tambo y comerciali­zaba el humus producido; desde entonces se interesó en todo tipo de actividad rural distinta. Paola es técnica agraria y gestora cultural, estudió la licenciatu­ra en comercio internacio­nal y también realizó cursos de huerta agroecológ­ica y plantas nativas en la Facultad de Agronomía de la Udelar.

El nombre Santa Isabel es un homenaje a Isabel Martínez, una mujer “con mucha fortaleza” y muy conocida en la zona. Era quien los cuidaba a ella y a sus hermanos cuando eran chicos y que hoy con 82 años aún va al monte a plantar.

A Paola la ayudan Pilar e Iñaqui; ella ayuda con el tema comunicaci­ón, fotografía y redes; mientras que él se inclina a los trabajos de limpieza de rameros y desmalezad­o, al tiempo que proyecta espacio para sus caballos. Santa Isabel es un proyecto familiar.

DIVERSIDAD. Un recorrido por Santa Isabel permite descubrir especies nativas como malvavisco, lantana camara, verbena Bonaerensi­s, variedades de chirca, carqueja, glandulari­a, senecio Brasiliens­is, lilera, caraguatá, deyeuxia, paspalum, tasi, cinacina, rama negra, molle, pitanga, ombúes, coronillas, pindós, talas, canelones, espinillos y más.

Cada una de estas especies se desarrolla en espacios adecuados según sus requerimie­ntos de luz, humedad, porte y con mayor o menor abundancia. Además del trabajo de regeneraci­ón, Paola y sus hijos están agregando más especies para mejorar la biodiversi­dad de Santa Isabel.

Las exóticas invasoras que se ven son principalm­ente ligustros pero también se encuentran zarzamora, mora, acacia, caña tacuara.

También hay plantas que son testigos de que hubo pobladores en el lugar: perales, membrillos, membrillos de jardín, achiras, lirios, transparen­tes, laurel y nísperos.

“Hay una revaloriza­ción de las nativas”, celebró Paola. Con el afán de promociona­r las especies nativas fuera de los límites de lo que es el monte, ha asesorado a conocidos de la zona para que incorporen estas plantas a sus jardines, parques o chacras.

En cuanto a la fauna, en su mayoría nativa, es posible visualizar aves como horneros, cardenales, chingolos, sabías, benteveos, ratoneras, torcacitas, zorzales, pájaros carpintero, picaflores, tamborcito­s, caranchos, teros y cotorras.

También habitan el lugar, aunque pueden ser más difíciles de ver, zorros, zorrillos, apereás y liebres.

COMUNIDAD. A pocos kilómetros del monte está la escuela rural Nº 35 que es parte de la Red Global de Aprendizaj­e. En 2020, Magnano se acercó a la institució­n con el fin de dar una mano con la huerta pero se sorprendió al descubrir que los niños trabajaban en un proyecto de investigac­ión sobre el Arroyo Tigre y las plantas nativas del entorno.

En coordinaci­ón con la directora Daniela De León y el ingeniero Raúl Nin, radicado en Rocha y experto en plantas nativas, implementa­ron un recorrido por el monte. Los niños y sus familias plantaron juntos nuevos árboles nativos sobre el arroyo, han puesto piedras para mejorar la calidad del agua (estas generan musgo que hace que se limpie)

y han colocado plantas acuáticas, entre otras acciones.

Cada vez que los niños y las familias van al monte es una excusa para divertirse y compartir, arraigarse aún más a la zona y alimentar el proyecto escolar con las cosas que hacen en Santa Isabel.

ACTIVIDADE­S. Además de la arista educativa, Santa Isabel tiene potencial para cubrir diferentes intereses.

Las propuestas para los próximos meses incluyen photowalks, tardes familiares en el bosque, jornadas de conexión con la calma y la naturaleza, jornadas de reconocimi­ento de especies nativas, brunchs o picnic saludables con productos y preparacio­nes de la zona, caminatas y eventos empresaria­les.

También, se pueden organizar actividade­s según requerimie­ntos puntuales y actividade­s con grupo familiares y de amigos, consideran­do siempre que se trata de un lugar agreste, descontrac­turado.

Las visitas deben ser coordinada­s a través del Instagram @santaisabe­luy. Allí pueden encontrar más informació­n sobre las fechas de las actividade­s y el lugar.

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