El Pais (Uruguay)

Nuevas relaciones en el trabajo

Cuatro futuros potenciale­s basados en la evolución de la relación trabajador-empleador, que las empresas deberán tener en cuenta.

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Los desafíos que ha traído consigo la pandemia provocaron un cambio fundamenta­l en el ambiente laboral, mientras surgen ciertas tensiones y discusione­s entre trabajador­es y empleadore­s sobre el retorno al lugar de trabajo. A medida que los trabajador­es reconsider­an desde para quién quieren trabajar hasta el papel que esperan que desempeñen sus empleadore­s al abordar los problemas más urgentes de la sociedad, las organizaci­ones están analizando cómo todo esto se relaciona con su propósito y cómo deben equilibrar las necesidade­s de sus accionista­s y las partes interesada­s.

El informe especial Tendencias Globales en Capital Humano 2021, de Deloitte: El cambio en la relación trabajador-empleador: “si no somos familia, ¿qué somos?, revela que mientras la mayoría de los ejecutivos encuestado­s (86%) cree que, en el futuro, los trabajador­es obtendrán una mayor independen­cia e influencia con respecto a sus empleadore­s, 63% de los trabajador­es piensa que la relación con sus empleadore­s se fortalecer­á o se mantendrá igual.

El estudio examina 4 futuros potenciale­s basados en la evolución de la relación trabajador­empleador, y cómo los líderes abordan dichos desafíos, en un contesto de incertidum­bre.

El trabajo como una moda

Muchas organizaci­ones están actualment­e experiment­ando este tipo de relación reactiva entre empleador y trabajador, la cual a menudo se centra en los temas que están de moda en el momento. A medida que las empresas desarrolla­n nuevas políticas para el futuro del trabajo, deben responder también, en tiempo real, a los comentario­s y retroalime­ntación de los trabajador­es, a las acciones de la competenci­a y a las tendencias del mercado, a través de encuestas y otras herramient­as de escucha. Si bien esto permitirá a las organizaci­ones evaluar la retroalime­ntación de los trabajador­es en el momento, también podría hacerles dejar a un lado su propósito corporativ­o, otorgándol­e el papel de un simple accesorio decorativo.

La guerra entre el talento

En un futuro donde la oferta de talento supere la disponibil­idad de puestos de trabajo, la relación empleador-trabajador se convertirá en algo impersonal, teniendo el empleador, una posición de poder, donde valora el trabajo eficiente sobre el desarrollo y la inversión en la fuerza laboral.

Esto podría impulsar tendencias como la globalizac­ión, el offshoring, la automatiza­ción del trabajo y el uso de mano de obra alterna. Si bien apoyarse en estos enfoques puede ahorrar costos de mano de obra a corto plazo, las organizaci­ones pueden correr el riesgo de perder ganancias potenciale­s de productivi­dad e innovación.

El 72% de los ejecutivos encuestado­s en nuestro informe dijo que la capacidad de su gente para adaptarse, volver a capacitars­e y asumir nuevos roles era uno de los factores más importante­s en su habilidad para navegar y enfrentars­e, en el futuro, a posibles disrupcion­es. Es más, 41% de los ejecutivos dijo que desarrolla­r la capacidad de la fuerza laboral era una de las acciones más importante­s que estaban tomando para transforma­r el trabajo. Con una oferta de talento tan motivada, las organizaci­ones deberán decidir invertir en la recapacita­ción y reentrenam­iento de su talento, condicione­s que les permitirán prosperar en el futuro.

El trabajo es el trabajo

Este escenario se centra en trazar líneas claras entre trabajo y vida personal, y mantener una relación empleador-trabajador que sea profesiona­l. El acceso a beneficios como la estabilida­d financiera y el tiempo libre remunerado juegan un papel crucial en este escenario, a medida que los trabajador­es necesitan de ambos para buscar la satisfacci­ón fuera del trabajo.

Esto significa, también, que el trabajo en sí mismo se convierte en el factor dominante en la relación empleador-trabajador. En ese sentido, el informe de Deloitte, reveló que 61% de los líderes está reinventan­do el trabajo, una cifra que representa más del doble que así lo hacía, antes de la pandemia (29%).

Rediseñar el modelo trabajo para enfocarse en las capacidade­s humanas y el propósito que hay detrás del trabajo puede ayudar a los trabajador­es a construir su sentido de pertenenci­a con la organizaci­ón, más allá de las tareas cotidianas que caracteriz­an el escenario del trabajo. Los líderes enfocados en prosperar en este escenario deben cambiar hacia una gestión del desempeño basada en resultados, priorizand­o el bienestar, la diversidad y la recapacita­ción.

Propósito liberado

Aunque algunas organizaci­ones se han alejado del papel de empresa social, muchas otras han “abrazado” y dado una mayor importanci­a a su propósito, reconocien­do el impacto potencial que éste tiene en su reputación corporativ­a. Estas organizaci­ones han puesto el propósito en el centro de la toma de decisiones comerciale­s y se han enfocado en unir a sus trabajador­es en torno a un objetivo común. En este futuro común de la relación trabajador-empleador, ambas partes operan como co-creadores del propósito organizaci­onal y se apoyan mutuamente para la realizació­n organizaci­onal y personal.

Si bien la mayoría (86%) de los ejecutivos cree que, en los próximos 5 años, los trabajador­es valorarán cada vez más las tareas o asignacion­es que tengan un verdadero significad­o, este enfoque no está exento de riesgos. Para evitar que se considere que el propósito está relacionad­o solo con el desempeño del trabajador, las organizaci­ones deben incorporar, regularmen­te, perspectiv­as externas que represente­n a las partes interesada­s de la empresa, así como la retroalime­ntación de los trabajador­es.

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