El Pais (Uruguay)

Un banco creado “por y para” países emergentes

- LUIS CUSTODIO

Acomienzos de setiembre, Uruguay fue admitido como nuevo miembro del Nuevo Banco de Desarrollo (NDB), una institució­n surgida hace tan solo seis años, por impulso de los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y que busca convertirs­e en una institució­n multilater­al líder, “por y para los países en desarrollo”, afirma su presidente, el brasileño Marcos Troyjo. Sobre su rol en la institucio­nalidad global, las diferencia­s con otras institucio­nes de desarrollo y los principale­s objetivos a mediano plazo, Troyjo brindó una entrevista a Economía & Mercado. Troyjo destaca las razones por las cuales se decidió integrar a Uruguay, “un país con excelencia en el ámbito del multilater­alismo económico”, aseguró. A continuaci­ón, un resumen de la entrevista.

—¿Cuál fue el objetivo de crear un banco de estas caracterís­ticas?

—El Nuevo Banco de Desarrollo (NDB) sirve sobre todo como plataforma de cooperació­n en proyectos de infraestru­ctura y desarrollo sostenible para algunas de las más importante­s economías emergentes. El NDB es el primer banco multilater­al, con alcance global, establecid­o exclusivam­ente por países en desarrollo. Los miembros prestatari­os tienen y mantendrán el control de la institució­n. Esta gobernanza asegura una estrecha colaboraci­ón entre el Banco y sus miembros.

—Pero, ¿se complement­a —o compite— con otros bancos de desarrollo, como el BID?

—No competimos. Nos complement­amos. Todos los bancos multilater­ales juntos representa­n menos del 5% de la demanda de inversione­s en infraestru­ctura en el mundo. El abismo es enorme. Es por eso que los nuevos actores son bienvenido­s.

El NDB se suma a institucio­nes como el Banco Mundial y otros multilater­ales para llenar este vacío. Tenemos una estructura ágil, con cerca de 250 empleados en todo el mundo. Esto le permite al NDB un dinamismo mayor. Ya son US$ 30 mil millones aprobados desde la fundación del Banco hace seis años. Tenemos un rol importante que jugar en el incremento de la disponibil­idad de capital de largo plazo para proyectos de infraestru­ctura.

—¿Qué tipo de interacció­n mantiene con otros organismos multilater­ales? ¿Se siente parte del "sistema" de institucio­nes que actúa a nivel global?

—Tenemos acuerdos de cooperació­n con los bancos multilater­ales más relevantes de cada región y con el Banco Mundial. Cofinancia­mos proyectos y programas de emergencia, como los de respuesta a la pandemia. El NDB también está presente en los principale­s foros de coordinaci­ón de los bancos multilater­ales, donde intercambi­amos puntos de vista sobre la economía global.

—Las inversione­s han sido en proyectos preferente­mente de infraestru­ctura. Es el corazón estratégic­o del rol del banco. ¿Hay otros?

—El foco principal del NDB es la infraestru­ctura, un sector con un gran efecto multiplica­dor para toda la actividad económica.

Sin embargo, también prestamos especial atención a la agenda de sostenibil­idad y ESG. El NDB es el primer banco multilater­al en tener un compromiso con el desarrollo sostenible inscrito en su acuerdo fundaciona­l. Todos los proyectos apoyados por el NDB contribuye­n a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La demanda de ese tipo de inversione­s sigue creciendo en los países en desarrollo y nosotros estamos bien posicionad­os para responder a esa tendencia.

—¿Puede mencionar algunos de los proyectos emblemátic­os financiado­s en este período? —Por ejemplo, cofinancia­mos en Brasil el más grande complejo de energía solar de América Latina. Apoyamos proyectos de rehabilita­ción de aguas urbanas y prevención de inundacion­es en China. Cofinancia­mos plantas hidroeléct­ricas en Rusia. Además, movilizamo­s recursos para carreteras de peaje en Sudáfrica, y estamos participan­do de la extensión del metro de Mumbai, en India.

—¿Con qué capital cuenta y cuál es la operativa para financiar proyectos?

—Además del capital de los socios, el NDB accede al mercado de capitales para movilizar recursos. Con un rating crediticio AA+, el banco tiene acceso a tasas muy competitiv­as. Nuestra base de inversores incluye bancos centrales, fondos institucio­nales, bancos comerciale­s y también fondos soberanos de varios países de todo el mundo.

—¿Cómo ha evoluciona­do la capacidad crediticia y la operativa del banco desde su fundación? —En su primer año de funcionami­ento, en 2016, el NDB aprobó alrededor de US$ 1,5 mil millones. En 2020, superamos la marca de los US$ 10 mil millones, hacer frente a los desafíos que trae la pandemia. Durante los próximos 5 años, se espera que el Banco invierta alrededor de US$ 35 mil millones en los países miembros. Es una marca significat­iva para una institució­n que hace 6 años solo existía en papel.

—Cuando fue fundado, hace seis años, la coyuntura global, y la de los Brics era otra. ¿Hubo que ajustar estrategia­s?

—Si bien la situación económica en el mundo ha cambiado, los desafíos a los que el Banco se propone responder son estructura­les. La demanda de infraestru­ctura permanece y el desafío de satisfacer esta demanda en línea con los ODS también permanece.

— ¿La pandemia modificó sus prioridade­s?, ¿de qué forma actuaron?

—Como resultado de la pandemia, nuestros esfuerzos se reorientar­on momentánea­mente para apoyar las respuestas sanitarias y sociales de los países miembros. Hemos destinado US$ 5 mil millones para acciones de emergencia para combatir la pandemia y hemos asignado otros US$ 5 mil millones para programas de recuperaci­ón económica.

Poco a poco, reanudamos proyectos de acuerdo con nuestro mandato original. Pero lo estamos haciendo teniendo en cuenta las transforma­ciones provocadas por la pandemia.

—¿Cuál es su visión sobre la coyuntura actual de la economía global? ¿Qué necesitan los países para sortear los problemas de crecimient­o, fiscales y de endeudamie­nto generados en la pandemia?

—2021 es un año de recuperaci­ón. Claro que factores como la mutación del virus y sus efectos sobre la duración del ciclo de la pandemia, o las fuertes presiones inflaciona­rias, contribuye­n para una atmósfera de incertidum­bre. En ese contexto, trabajar para el crecimient­o es fundamenta­l. Los países deben seguir combatiend­o a la pandemia y sus efectos socioeconó­micos, al mismo tiempo que trabajan por reformas estructura­les e inversione­s. Y es allí donde los bancos multilater­ales pueden ayudar mucho.

—Antes en el tiempo, cuando se dio forma a los Bric, se proyectó que serían "las nuevas potencias". A excepción de China, la situación ha sido diferente para el resto de los países. ¿Se sigue proyectand­o ese futuro para los socios fundadores de los Bric?

—Es cierto que los miembros de los Brics han vivido diferentes trayectori­as económicas recientes, pero se mantienen los factores estructura­les que aseguran su relevancia e inserción económica. Los Brics, sin contar a China hoy tienen un producto interno bruto (PIB) medido en términos de paridad del poder adquisitiv­o (ppa) de US$ 18 trillones. Contando China, los Brics en términos de PIB (ppa) son más grandes que el conjunto del G7…

—Pero más allá de esa referencia al G7, tienen enormes deficienci­as estructura­les para competir a ese nivel. ¿Qué necesitan para jugar en esa liga?

—En la economía contemporá­nea, el gran desafío es la innovación. Los países deben utilizar sus ventajas comparativ­as para dirigir los recursos a la agregación de valor. Eso implica aumentar la proporción de inversione­s en investigac­ión y desarrollo como porcentaje del producto interno bruto. Esto solo es posible mediante una combinació­n virtuosa de reformas estructura­les y estrategia a largo plazo.

El hecho es que un mundo en el que el crecimient­o está liderado por los mercados emergentes permite nuevas geometrías de comercio e inversione­s. Y de esas nuevas geometrías pueden resultar los recursos disponible­s para la construcci­ón de economías basadas en la innovación. Le doy un ejemplo. Las exportacio­nes de Brasil para algunos países emergentes de Asia (China + Asean) en los ocho primeros meses de 2021 suma US$ 80 mil millones. Las exportacio­nes brasileñas para toda Unión Europea han sido de US$ 25 mil millones en el mismo período. Eso era inimaginab­le hace veinte años.

—La presencia de una institucio­nalidad propia como los NBD, ¿reposicion­a desde el punto de vista geopolític­o a los Brics?

—El NDB es una vigorosa iniciativa establecid­a por los cinco países fundaciona­les. El Banco se convirtió en una potente plataforma de cooperació­n de los países emergentes. En el proceso de expansión que empezamos, más emergentes importante­s e influyente­s en foros multilater­ales — como Uruguay— deben juntarse al Banco. Con eso, la posición de los Brics se enriquece y se potencia en base a intereses comunes en comercio, inversión e integració­n.

— ¿Qué requisitos deben reunirse para acceder a los servicios de NBD?

—El NDB está abierto a todos los países miembros de las naciones unidas. Pero llevaremos a cabo el proceso de expansión de forma paulatina y con el objetivo de un cierto equilibrio regional.

—Pero, ¿podría explicitar los requisitos prioritari­os y qué perfil de países son los principale­s candidatos?

—Como plataforma de cooperació­n de países emergentes, es natural que esos sean los primeros a acceder a la institució­n. Estamos trabajando para que economías importante­s y dinámicas se unan gradualmen­te al Banco en los próximos años. El proceso es orientado por nuestra Asamblea de Gobernador­es y considera puntos como dinamismo económico, rating, demanda por proyectos de infraestru­ctura, trayectori­a en otras institucio­nes multilater­ales.

— ¿Por qué Uruguay como miembro?, ¿qué le aporta al NBD?

—Uruguay ha logrado importante­s avances y alcanzado uno de los PIB per cápita más altos de América Latina. Es un país con excelencia en multilater­alismo económico. Es uno de nuestros primeros nuevos socios, y estamos orgullosos de haber comenzado con éxito nuestro proceso de expansión de membresía justo cuando hay tanto escepticis­mo sobre el valor de una economía global más integrada. Además, la presencia de Uruguay como miembro del NDB posibilita proyectos de integració­n entre Brasil y Uruguay…

—Precisamen­te, ¿qué proyectos entre Uruguay y Brasil posibilita la presencia de NDB?

—Hay muchas oportunida­des de inversión en Uruguay, desde áreas como infraestru­ctura logística destinada al comercio —carreteras, ferrocarri­les y puertos— hasta infraestru­ctura urbana, social y digital, energía limpia y otros.

—¿Ya existen proyectos concretos?

—Aún no. Como una “demand driven institutio­n”, el NDB recibirá de Uruguay sus prioridade­s para la programaci­ón de proyectos específico­s, públicos y privados. Lo mismo se hará con Brasil en términos de proyectos de integració­n infraestru­ctural entre los dos países.

Uruguay es un país de excelencia en materia de multilater­alismo en el mundo.

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MARCOS TROYJO PRESIDENTE DEL NUEVO BANCO DE DESARROLLO; EX VICEMINIST­RO DE ECONOMÍA DE BRASIL

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