El Pais (Uruguay)

Una charla con Nicky Jam

“Se ha subvalorad­o mi versatilid­ad en el reguetón”, dice a El País.

- RODRIGO GUERRA

“Siento que se ha subvalorad­o mi versatilid­ad en el reggaetón”, dice a El País tras lanzar disco. “La música es todo para mí”, comenta el artista detrás de los éxitos “El amante”, “X” y “Travesuras”.

Imagínate tomar a alguien que está acostumbra­do a trabajar todos los días sin descanso y decirle que tiene que quedarse en su casa”, comenta Nicky Jam antes de hacer una breve pausa para acomodarse la visera de su gorro negro. “Se vuelve loco”, asegura con la mirada clavada en el suelo durante la conferenci­a por Zoom de la que participó El País. Sin embargo, el hombre detrás de los éxitos “X”, “El amante” y “Travesuras” explica que durante la etapa más oscura de la pandemia del coronaviru­s, lo salvaron dos cosas: la música y el estudio de grabación que construyó en su casa.

Así, en ese tiempo lleno de incertidum­bres, registró las 15 canciones de su nuevo disco, Infinity. “Aproveché para grabar con mucha gente en mi estudio; tratamos de cuidarnos, pero nos enfermamos todos”, revela frente a las cámaras. “Pero no pudimos parar de grabar porque, la verdad, yo prefiero morir haciendo música. Es todo para mí”.

Y para el artista que ya lleva dos décadas en la escena musical, y que ha atravesado todos los capítulos de una carrera digna de ser documentad­a —de hecho, hace unos años Netflix lanzó Nicky Jam: El ganador, una miniserie sobre su auge, caída y su exitosa revancha—, la música siempre fue su combustibl­e. El rap y el reggaetón lo ayudaron a escapar de un entorno conflictiv­o; las canciones de Los Cangris, el dúo que formó con Daddy Yankee a finales de los noventa, le permitiero­n cambiar su vida; y la composició­n lo salvó luego de que tocara fondo al sufrir una sobredosis de fármacos.

Cuando Nick Rivera Caminero —así es su verdadero nombre— se mudó de Puerto Rico a Colombia para reiniciar su vida, las cosas cambiaron gracias a las canciones. En enero de 2014 lanzó “Travesuras”, uno de los hits de aquel verano, y para cuando salió “El perdón”, grabado junto a Enrique Iglesias, consolidó su fama en el continente. “Cuando estaba guerreando por volver a la música, Chile era de los pocos países donde podía dar conciertos en el peor momento de mi carrera”, le dice, en la conferenci­a de prensa, a una periodista chilena. “Y cuando llegó mi comeback fue en Chile donde vi por primera vez a un fan con mi cara tatuada y una manada de gente esperándom­e afuera del hotel”.

En cuestión de tiempo, el furor en torno a Nicky Jam se extendió al resto de Latinoamér­ica. Temas como “El amante”, “Si tú la ves”, y “Hasta el amanecer” tuvieron presencia obligatori­a en las pistas de bailes y en las radios dedicadas al género. Sin embargo, el éxito de Fénix, el disco de 2017 que incluía esos hits, lo encasilló en un estilo bien definido: el reggaetón de beat bailable y de estribillo ideal para ser coreado a todo volumen en historias de Instagram. Pero, como quiso dejar en claro en Íntimo, su álbum de 2019, lo suyo iba mucho más allá de ese estilo construido en torno a fórmulas estrictame­nte radiales. Consiguió otros grandes éxitos como “Whine Up” y “Te robaré”, pero la concepción en torno a su música se mantuvo.

“La verdad es que mucha gente no sabe que yo rapeo. Me ven como un reggaetone­ro comercial”, reveló hace unos meses. Y, para sacarse de una vez el lapidario estigma del encasillam­iento musical, en junio el puertorriq­ueño publicó una sesión con Bizarrap —el productor argentino del momento— donde dejó salir todas sus facetas. Además de su sello reggaetone­ro, se animó a rapear y lanzó barras tan efectivas como: “Todavía sigo en el juego, / To’ el mundo sabe como brego, / 20 años y seguimos invictos, / En esto, yo soy Diego”.

“Con esa sesión quise demostrar que puedo dominar cualquier faceta”, le deja en claro a El País durante la conferenci­a.

—Infinity es tu álbum más versátil y continúa con el camino que iniciaste con tu sesión junto a Bizarrap. ¿Qué representa esa búsqueda en tu carrera? ¿Es una forma de desafiarte?

—Me gusta mucho que digas eso de Infinity, porque uno de mis mayores objetivos es que la gente sepa lo versátil que soy. Siento que se ha subvalorad­o mi versatilid­ad en el reggaetón, y por más de que piense que la gente sabe que tengo talento, creo que todavía no saben todo lo que puedo hacer. Por eso, en mi tema con el Biza quise demostrar que le meto al reggaetón, pero también te rapeo en inglés y lo hago bien. Eso es lo que hago ahora en Inifnity: te canto “Melancolía”, que es una balada, pero después voy a un reggaetón clásico, como “Loco”, que canto con Romeo Santos. Lo mismo sucede con “Magnum”, un reggaetón pesado que grabé con Jhay Cortez. De ahora en adelante quiero demostrar por qué Nicky Jam es tan grande y por qué ha logrado tantas cosas. Si escuchas canciones como “El amante” y “El perdón”, en realidad eran baladas que se convirtier­on en reggaetón. Obviamente, ahora no puedo hacer temas tan románticos como esos, sino que tengo que hacer letras más sexuales con picardía para que el público joven se acerque a mis canciones. Si me vengo con frases como “Te doy la luna” o “Te vas a casar y eso me duele”, la gente no conecta. Pero si vas para el lado de “tú me vuelves loco” es diferente. La melodía sigue siendo romántica, aunque la letra cambie. Es una forma de evoluciona­r y ese va a ser mi camino de ahora en más.

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