Trombosis: un desorden silencioso prevenible
Especialistas trabajan para conocer cuál es la prevalencia en el país
Una de cada cuatro personas muere por causas relacionadas con la trombosis. La incidencia es mayor que el número de muertes provocadas por el Sida, cáncer de mama y siniestros de tránsito combinados.
“Es una enfermedad compleja, difícil de comprender y que afecta a un alto porcentaje de pacientes en el mundo”, así la presentó Cecilia Guillermo, profesora titular de hematología, en entrevista en Calidad de Vida en El País.
Este es un desorden silencioso del que no se tienen cifras en Uruguay pero del que se conocen sus consecuencias: es una de las tres principales causas de muerte de origen cardiovascular junto con el infarto agudo de miocardio y el ataque cerebrovascular.
Guillermo indicó que, actualmente, se está elaborando un registro nacional de la enfermedad tromboembólica venosa para conocer su incidencia en el país, aunque se puede suponer que es “muy frecuente”.
La trombosis es la formación de un coágulo de sangre en una vena o arteria que bloquea la circulación normal. Cuando la trombosis es a nivel venoso, los coágulos pueden desprenderse y trasladarse hacia el pulmón, haciendo que el riesgo sea mortal. Se llama trombosis venosa profunda cuando ocurre en el sistema venoso profundo (en los miembros inferiores) y embolia pulmonar cuando el coágulo se localiza a nivel pulmonar. “Uno se puede imaginar que al interrumpir la circulación habrá un cúmulo de sangre, la pierna se va hinchar, se va a poner roja y dolorosa y es una hinchazón que no retrocede. Cuando impacta en un pulmón, al impedir la oxigenación de la sangre, va a haber falta de aire, palpitaciones y puede haber expectoración con sangre. Es un cuadro muchísimo más grave que puede terminar en la muerte del paciente”, explicó.
RIESGOS. La trombosis es una enfermedad multifactorial. El factor de riesgo más importante es la hospitalización. Hasta un 60% de todas las tromboembolias venosas se asocian a internaciones. “La sangre está estancada y eso contribuye a la trombosis. No solo sucede en las internaciones largas. Un periodo de tres días sin ir al baño o solo yendo al baño puede ser suficiente para provocar una trombosis”, alertó la especialista en hematología.
Otros factores de riesgo son las cirugías, la inmovilización por un período extenso (por ejemplo, por una fractura) y cáncer. También la obesidad, el sedentarismo, la administración de anticonceptivos orales o terapia de reemplazo hormonal y el tabaquismo, entre otros.
Guillermo afirmó que el riesgo de trombosis también aumenta con la edad. Además, las embarazadas son cinco veces más propensas a padecer trombosis y el riesgo aumenta tras el parto.
TRATAMIENTO. “La clave está en la prevención”, apuntó la experta, quien es integrante de la Sociedad Internacional de Trombosis y Hemostasia.
El diagnóstico precoz y el tratamiento son fundamentales. El último punto se basa en los anticoagulantes (el uso de la heparina es el más extendido) y tendrá una duración mínima de tres meses; para algunos casos este puede extenderse de forma “indefinida”. Como estrategia de prevención se procede a la administración de anticoagulantes a dosis bajas para evitar la aparición y progresión de los coágulos en el paciente.
La doctora agregó: “La duración del tratamiento dependerá del tipo de trombosis y de los factores de riesgo que tenga el paciente. Los anticoagulantes son uno de los medicamentos más efectivos. Pero como hay riesgo de sangrado, hay que llegar al equilibrio preciso entre el riesgo de sangrado y el riesgo de retrombosar”.
Si no se trata, la trombosis puede tener complicaciones a largo plazo, como el síndrome postrombótico y la hipertensión pulmonar tromboembólica con una carga social y económica significativa.
Cada 13 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Trombosis pero, aunque esa fecha todavía no llegó, la especialista recordó en Calidad de Vida que esta es una enfermedad potencialmente mortal pero, a menudo, prevenible.