El Pais (Uruguay)

GONZALO CAMMAROTA “A ‘PH’ nadie viene a pasarla mal”

El comunicado­r habla del la vuelta del programa de Canal 4, que va esta noche a las 22.15

- NICOLÁS LAUBER

El viernes pasado regresó PH Uruguay a la pantalla de Canal 4. Para su conductor, Gonzalo Cammarota, fue el cierre de una semana intensa. Había vuelto de viaje por Estados Unidos junto a María Noel Marrone, su compañera en Justicia Infinita de Urbana FM (hicieron los programas desde allá), cumplió 45 años y volvió a la televisión. Todo en siete días.

“Bajé del avión y a los días estaba haciendo el programa. Fue intenso. En el viaje dormíamos tres o cuatro horas por día. No fuimos a Punta Cana y después del programa nos tirábamos debajo de una palmera, manejamos más de 3.500 kilómetros. Estuvimos al palo. Entonces vengo con cansancio atrasado, pero muy contento”, dice Cammarota a El País.

“Todo este vértigo que viví fue bueno para mí, porque llegué súpertranq­uilo. Era tal la vorágine alrededor que cuando quise ver estaba parado en el estudio”, agrega.

Conducir PH Uruguay otra vez fue, dice, como volver a andar en bicicleta. “Disfruto mucho el formato. Me gusta hablar con la gente, y tengo un equipo de producción excelente. Siento una responsabi­lidad muy grande, porque soy el último eslabón de la cadena”. Para su segundo programa, el de hoy a las 22.15, los invitados son: María Mendive, Sofia Muñoz, Gustaf, Santiago Tavella e Ignacio Ruglio.

—Te gusta hacer comparacio­nes deportivas. ¿A qué se parece PH?

—A la Fórmula Uno. Ahí tenés un montón de gente, mecánicos, ingenieros, el jefe del equipo, de la escudería, que están trabajando para ponerte el auto a punto, y después sos vos el que se sienta ahí y lo tenés que manejar; y acá me dan un autazo para manejar.

—¿Ayuda que los invitados ya sepan a qué van?

—Sí, facilita mucho. Además me parece que hemos logrado, porque este es un medio muy chico, que el 99 por ciento de la gente que estuvo se haya ido contentísi­ma del programa. Eso es algo que contagia al resto. Al ser un formato donde hay que hablar de uno y contar cosas de la intimidad, se genera cierta ansiedad y temores. Pero trabajamos con muchísimo respeto. —¿Cómo lo logran? —Tenemos un principio que es nadie viene a pasarla mal, y se lo aclaramos al inicio. Les decimos que nadie los va a forzar a hablar de cosas que no tengan ganas. Si estás preparado y querés contar algo, hacelo, pero no voy a forzarte, y menos en televisión. Entonces, lo invitados pasan bien y eso hace que la gente quiera venir, porque se sienten a gusto. Eso nos reconforta muchísimo.

—¿Te ayuda tu formación como psicólogo? Porque es un poco como hacer terapia.

—No es que hagas una terapia grupal ni mucho menos, pero tiene que ver con ejercitar la escucha, que es algo que se comparte muchísimo con la comunicaci­ón. Los comunicado­res estamos acostumbra­dos a escucharno­s a nosotros, y nos regocijamo­s de nuestra voz y comentario­s, pero hay una parte fundamenta­l de la comunicaci­ón que es el otro. Hay otros formatos donde estás más en el centro de la comunicaci­ón, pero en PH las estrellas del programa son los invitados. Lo que hago es conducirlo­s por un camino entretenid­o.

—El formato tiene varios momentos bien marcados...

—Sí. Se presta para todo, para la diversión, los momentos emotivos, más reflexivos y picantes. Entonces ahí, con el armado de las consignas, es fundamenta­l que puedan ir saliendo las diferentes historias para que brillen todos los invitados. El programa no es para que yo hable, sino para que hablen los demás. Así que me siento muy a gusto en esa función.

—¿Serías invitado de PH? —Sí. En las reuniones de producción, mis compañeros me dicen que sería un buen invitado porque tengo una vida en la que me han pasado varias cosas: de las buenas, de las otras y las jocosas. He tenido una vida intensa. A veces pienso en estar ahí, y me da la misma ansiedad que se le genera a los invitados. —¿Hablarías de todo? —Hay cosas de las que me gusta hablar y otras de las que no. Soy un gran defensor de mantener ciertas barreras entre lo público y lo privado. Creo que es sano para todos, y en estos tiempos es difícil mantener esa barrera. Hay cosas de mi vida que no tengo problema en compartirl­as, y Justicia Infinita es un “programa de autor”, porque nos usamos como herramient­a de entretenim­iento, y nuestra vida está puesta ahí. Hasta ciertos límites, pero está ahí.

—Hay canales que no prestan a sus figuras para que vayan de invitadas a la competenci­a. ¿Qué opinás de eso?

—Estás tocando un tema interesant­e. Creo que es una macana muy grande que en algún momento tendríamos que poder revertir. Porque es como que ninguno puede ir a ningún lado. Ahí empieza una cosa de reciprocid­ad y entramos en un terreno donde perdemos todos. Los comunicado­res perdemos nuestra libertad de ir y participar en otros programas. Acá somos

El viernes pasado, “PH” estrenó nueva temporada tras un primer ciclo breve.

todos amigos o colegas, y eso es un embole, pero los más perjudicad­os son los mismos programas. Es lógico y entiendo que si un canal está de estreno, no vas a ir ese día a la misma hora a otro canal. Hay cosas que son de sentido común. Ahora, cuando pasás raya, nuestra televisión, los tres canales, tienen unos cuantos programas que viven a partir de los invitados, y los comunicado­res somos buenos invitados porque tenemos el ejercicio de la televisión.

—PH, igual, ha demostrado que en Uruguay hay muchas figuras para entrevista­r.

—Sí, hay gente interesant­e. No solo comunicado­res porque a PH llevamos científico­s, y hace unos años era impensado que estuviera ese perfil en televisión. Hay un montón de gente que hace cosas y tiene vidas interesant­es, y está bueno salir de esa idea de que los únicos que tenemos algo para decir somos los que estamos en los medios.

“Hay cosas de mi vida que no tengo problemas en compartirl­as”, dice.

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