El Pais (Uruguay)

Patria y vida

- ✒ FELIPE PAULLIER

Recienteme­nte, el presidente Luis Lacalle Pou participó de la VI Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamer­icanos y Caribeños (Celac) que se realizó en la Ciudad de México. Contra todos los pronóstico­s, el debate que se desató en el encuentro captó la atención del mundo entero.

La reunión de la Celac de este año estuvo marcada por las críticas hacia los regímenes de Venezuela, Nicaragua y Cuba realizadas por nuestro primer mandatario y por los presidente­s de Paraguay y Ecuador. Es que parecería bastante ridículo y hasta hipócrita, compartir la mesa con Estados que violan los derechos humanos, sin hacer mención o crítica a ello, en un evento que busca reivindica­r y fortalecer los valores democrátic­os.

“Cuando uno ve que en países no hay una democracia plena, no se respeta la separación de poderes, cuando desde el poder se usa el aparato represor para acallar las propuestas, cuando se encarcela a opositores, cuando no se respetan los derechos humanos, debemos decir con preocupaci­ón lo que ocurre en Cuba, Nicaragua y Venezuela”, afirmó en su discurso Lacalle Pou.

La intervenci­ón del presidente no pasó desapercib­ida, y tuvo la respuesta primero de Nicolás Maduro y posteriorm­ente de Miguel Díaz-canel. Más allá de lo anecdótico que puede resultar escuchar a Maduro convocando a un debate sobre democracia, lo más caracterís­tico de la cumbre fue el cruce entre Lacalle Pou y Díaz-canel respecto a las libertades de la oposición política y la calidad democrátic­a en cada Estado.

Respondien­do a los comentario­s del presidente uruguayo, el mandatario cubano arremetió contra las políticas impulsadas por el gobierno de Lacalle Pou, y particular­mente insistió en el debate sobre la Ley de Urgente Considerac­ión (LUC) y las firmas recolectad­as por la oposición para habilitar el referéndum.

El error grosero de quien asesoró al dictador cubano lo dejó en absoluto ridículo, abriendo la cancha para que nuestro presidente reafirmara y contrastar­a la calidad democrátic­a del Uruguay y su gobierno, en el que la oposición tiene la posibilida­d de reunirse, recolectar adhesiones y habilitar una consulta popular para derogar parte de los cambios impulsados por la actual administra­ción.

De todas formas, lo triste de esta historia, fue haber visto en los últimos días a compatriot­as defendiend­o a Díaz Canel y reivindica­ndo su discurso en contra de nuestro Estado. Resulta increíble que haya quienes por una chicana política elijan ponerse del lado de quien juzga y critica la calidad democrátic­a del Uruguay, un insulto que debería ser tomado como propio por todos.

Con el falso pretexto del principio de no intervenci­ón, algunos políticos de izquierda callan discrecion­almente frente a lo que está pasando en países hermanos, donde todos los días se persigue y se violan los derechos humanos de los que piensan distinto al gobierno.

Durante la última dictadura militar en el Uruguay, compatriot­as exiliados, entre otros Wilson Ferreira Aldunate, recorrían el mundo pidiendo a los Estados denunciar públicamen­te al régimen uruguayo y las violacione­s que se daban en nuestro país. Levantar la voz ante la injusticia y la violación de las libertades es una obligación moral; gracias presidente Lacalle Pou por dejar en alto a nuestro pueblo.

El error grosero de quien asesoró al dictador cubano lo dejó en absoluto ridículo.

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