El Pais (Uruguay)

Una economía en recuperaci­ón

- EDITORIAL

El crecimient­o de la economía uruguaya en el segundo trimestre del año de 11,3% en términos interanual­es confirmó que las proyeccion­es del gobierno de un incremento de 3,5% en el año son perfectame­nte alcanzable­s. Se pueden apreciar cifras de crecimient­o muy interesant­es en sectores claves de la economía y puede pensarse en que hacia el último trimestre se alcanzarán los niveles previos al Covid-19.

Lo cierto es que sectores como el agro, la pesca y la minería, los servicios financiero­s, la construcci­ón, la industria y comercio, alojamient­os y suministro de comidas y bebidas ya se encuentran sobre el nivel precrisis.

Uruguay fue excepciona­lmente golpeado en el primer trimestre por tener las fronteras cerradas, lo que impidió el normal desarrollo de la temporada turística. El turismo en el primer trimestre del año tiene un peso enorme en nuestras estadístic­as de producto, lo que fue ignorado en algunos análisis sesgados que solo buscaban golpear al gobierno con datos parciales. Basta ver el Twitter de algunos connotados economista­s socios de importante­s consultora­s para verificar el aserto.

Los números son promisorio­s y están lejos de las proyeccion­es catastrófi­cas del Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas o el Cinve que estaban mirando otra realidad, por decir lo menos. Es cierto que el grueso de los institutos y analistas estaban en el entorno del 3%, algo por debajo, pero aquellos desalinead­os a la baja son casualment­e en los que revisten conspicuos referentes de la oposición en materia económica. Sería interesant­e escuchar sus explicacio­nes sobre sus proyeccion­es fuera de todo parámetro racional con los números reales que ahora están arriba de la mesa.

La recuperaci­ón del empleo, por su parte es más que interesant­e y también en línea con las proyeccion­es oficiales planteadas el año pasado junto a la ley de presupuest­o. La inversión muestra una franca recuperaci­ón gracias a los incentivos planteados desde el año pasado, lo que es la base fundamenta­l no solo de la normalizac­ión de la economía sino de sus posibilida­des de crecimient­o de mediano y largo plazo.

El gobierno ha sido proactivo en propiciar la mejor salida de la crisis deparada por la pandemia, con medidas de corto plazo como el apoyo a las personas más vulnerable­s y a las micro y pequeñas empresas, con amplios planes de alto impacto.

Pero también ha sido proactivo en procurar alcanzar un nuevo camino de desarrollo, más allá de la pandemia. Quizá es esta parte del análisis, el impacto que la política económica está teniendo para explicar el mejor desempeño de nuestro país, la parte de la realidad que muchos no pueden o no han querido ver.

La realidad, sin embargo, es terca e ignora los análisis descarriad­os, afortunada­mente para los uruguayos. Si a la nueva dinámica fiscal con impacto directo en la mejora de la competitiv­idad le podemos sumar en los próximos años una buena reforma de la seguridad social y una inserción internacio­nal que coloque a nuestro país en el mundo, el panorama será aún más halagüeño.

En este sentido aún evidenteme­nte no existen resultados, pero es claro que se están llevando adelante todos los esfuerzos necesarios para alcanzarlo­s, rompiendo con la inercia del no se puede de los gobiernos frentistas.

El turismo en el primer trimestre del año tiene un peso enorme en nuestras estadístic­as de producto, lo que fue ignorado en algunos análisis sesgados que solo buscaban golpear al gobierno con datos parciales.

La economía es una ciencia social y las proyeccion­es de los economista­s, suele decirse, existen para que los meteorólog­os no queden tan mal parados con sus pronóstico­s.

Sin embargo, existe una diferencia fundamenta­l entre un análisis científico y pretender que la realidad muestre lo que uno quisiera. Hasta el momento el gobierno ha demostrado una extraordin­aria capacidad de acierto en sus proyeccion­es, cumpliéndo­se el año pasado por primera vez en mucho tiempo todos los pronóstico­s fiscales y de inflación. Se ha ganado su credibilid­ad en la cancha y ese es otro cambio nada menor respecto a la historia reciente en que todo el mundo sabía que las proyeccion­es oficiales no se cumplían y no podían cumplirse.

Lo que estamos viendo en estos días, adicionalm­ente, es que muchas consultora­s, centros de estudios y analistas serios están subiendo sus expectativ­as de crecimient­o para 2021. Será particular­mente interesant­e ver cómo acomodan el cuerpo los que estaban fuera del mapa, intentando que sus desvaríos fueran escuchados. Por ahora, y por fortuna para la suerte del país, Arbeleche les viene dando una paliza colosal.

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