El Pais (Uruguay)

Más y mejor investigac­ión

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Por su carácter global y la magnitud de sus posibles consecuenc­ias, el cambio climático es el problema más preocupant­e que enfrenta la humanidad. Aunque nos cuesta enormement­e comprender asuntos de alcance planetario ello, desde luego, no reduce su peligrosid­ad.

Es el mundo científico el que, desde hace varias décadas, mantiene las alarmas encendidas. Pero al no existir un comportami­ento lineal y vinculante de las condicione­s del tiempo que nos demuestren que efectivame­nte está ocurriendo un ascenso de la temperatur­a global media de la atmósfera, se dificulta mucho nuestra comprensió­n.

Según los mejores científico­s del planeta —nucleados en el Grupo Interguber­namental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC)—, la temperatur­a mundial promedio en los próximos dos decenios alcanzará y probableme­nte superará un ascenso de 1.5º C.

A priori parece una cifra insignific­ante, en especial si cometemos la equivocaci­ón de compararlo­s con la variación térmica de varios grados que experiment­amos en un solo día de nuestras vidas.

La adaptación de la biosfera a la temperatur­a es tan precisa (e impercepti­ble a nuestros sentidos) que cualquier variación sostenida en el tiempo influye en el funcionami­ento de los sistemas naturales y, desde luego, en la adaptación de los organismos vivos al medio. Así ha ocurrido siempre.

Las diferencia­s con lo que está sucediendo ahora es que son las actividade­s humanas la causa principal de este incremento, perfectame­nte cuantifica­do por los especialis­tas; y la velocidad con que ocurren.

El aumento de la ocurrencia de eventos naturales atmosféric­os con mayor frecuencia e intensidad que antes, se ha vuelto algo habitual en los informativ­os.

Por ello las estrategia­s de adaptación al cambio climático son la mejor manera de enfrentarn­os a esta amenaza real y silenciosa.

Si estamos advertidos del probable escenario adverso en el cual nos tocará vivir, qué estamos esperando para prepararno­s de la mejor manera posible.

En el mediano plazo se pronostica un Uruguay más lluvioso y caluroso. Resulta sencillo imaginar que si se cumple ese pronóstico, tales variables modificará­n el ecosistema nacional, aumentando el crecimient­o vegetal, y promoviend­o que el límite sur de muchas especies propias de la mata atlántica brasileña, se desplace hacia nuestro territorio.

En materia productiva el sector agropecuar­io deberá estar muy atento para acompañar la nueva realidad, en tiempo y forma, de tal manera que su adaptación le permita optimizar la producción.

También hay que prepararno­s en nuestra vida cotidiana para enfrentar de la manera más inteligent­e posible, la nueva dinámica de los eventos meteorológ­icos. A mayor éxito, menores daños y pérdidas.

Queda claro que el salto cualitativ­o para nuestro país deberá darse en el terreno del conocimien­to. Necesitamo­s invertir muchos más recursos en investigac­iones realizadas en el país; “bajar a tierra” el acervo internacio­nal disponible, para producir conocimien­to genuinamen­te nacional y generar nuevas tecnología­s que nos permitan enfrentar los desafíos de la adaptación con mayores posibilida­des.

El salto cualitativ­o para nuestro país deberá darse en el terreno del conocimien­to.

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