El Pais (Uruguay)

Más de 65 preguntas a Heber

Heber fue interpelad­o por fuga de preso y respondió más de 65 preguntas

- JOAQUÍN SILVA

A diferencia de las otras interpelac­iones que realizó el Frente Amplio, la de ayer fue en un tono menos confrontat­ivo. Al menos en el debate. El ministro Luis Alberto Heber, que fue llamado a sala para responder por la fuga del preso Hugo Pereira y la crisis de todo el sistema carcelario, reconoció el “tono correcto” con el que fue criticado por parte de la diputada interpelan­te, Lucía Etcheverry. No obstante, el FA promovió una moción en la que pidió con “urgencia” la renuncia de Heber. El ministro reclamó mirar para adelante y admitir el voto popular.

Fue una interpelac­ión distinta. En el tono, en las formas, en los bajos decibeles de confrontac­ión entre interpelad­o e interpelan­te. La diferencia con otras, sobre todo con las tres anteriores que ya hizo el Frente Amplio en lo que va del año, estuvo marcada desde el arranque con el saludo de los contrincan­tes. El ministro del Interior, Luis Alberto Heber, entró a la sala pasadas las 10 horas y se dirigió directo al encuentro de la diputada Lucía Etcheverry, del MPP, que lo había convocado. Estrecharo­n cordialmen­te sus manos.

El llamado a sala tuvo como objetivo que Heber respondier­a una catarata de preguntas —65 iniciales, más otras que se agregaron con el paso de las horas— relativas a la crisis del sistema carcelario; la fuga del preso Hugo Pereira y las versiones contradict­orias que dio el ministro al respecto semanas atrás; la denuncia de los defensores de oficio sobre presuntos abusos policiales cometidos a detenidos y el caso del recluso que fue torturado por otros presos de la cárcel de Santiago Vázquez (ex Comcar) durante cerca de 60 días, entre otros puntos.

Pero a pesar del tenor de los temas, y de incluso una pregunta de Etcheverry que sugería la posibilida­d de que Heber podía haber cometido un delito (ver aparte), tanto de un lado como del otro primó la idea de que el problema de fondo era un asunto de Estado. Y, al menos durante el intercambi­o entre la diputada y el ministro, hubo afirmacion­es en el sentido de que el objetivo era —aunque en realidad inalcanzab­le— no sacar rédito político.

“No estoy diciendo que esta responsabi­lidad se generó a partir del cambio de gobierno el 1° de marzo”, dijo por ejemplo Etcheverry en un momento, luego de cuestionar el crecimient­o de la población carcelaria —que está llegando a los 14.000 reclusos—, y pese a que luego recordó que la interpelac­ión era por decisiones de las actuales autoridade­s. Pero siempre mantuvo el tono de la voz y dedicó largos espacios para dar contexto o explicar el “marco conceptual” desde el cual partirían sus ideas

A su turno, cuando Heber tomó la palabra por primera vez, resaltó justamente su satisfacci­ón con los términos de la exposición de la diputada, y que lo invitara a un debate en un tono que le parecía “el correcto”, pese a las esperables discrepanc­ias de contenido. “De eso se trata: de hablar, de discutir sobre la realidad y los problemas que tenemos en el país”, dijo Heber.

EL PEDIDO DE RENUNCIA. Todo esto no quiere decir que la oposición ayer no fuera oposición y que, ya para la segunda parte de la interpelac­ión, la coalición de izquierda no agudizara su enunciació­n y apuntara a choques más frontales.

Así, como no podía ser de otra forma, en la conferenci­a de prensa que dio el Frente Amplio sobre las 19.30, se informó que naturalmen­te los legislador­es de la coalición de izquierda iban a promover una moción para declarar como insatisfac­torias las palabras de Heber.

Pero además afirmaron que iban a dar un paso más. “Vamos a solicitar la renuncia del ministro del Interior”, dijo el legislador Pablo Caggiani. Ello, pese a que el jerarca haya respondido a todas las preguntas por escrito formuladas por Etcheverry. En la moción, en efecto, se pidió la renuncia “con urgencia” y se lo cuestionó por no dar “respuestas creíbles y firmes”.

Unos minutos antes había hablado Heber, quien insistió en su postura de “no mirar hacia atrás”, como dijo más de una vez dentro de la cámara. “Lejos de ir a buscar culpables, que en este caso es obvio quién lo es, lo que nos importa es mirar hacia adelante para ver cómo lo podemos resolver”, sostuvo en rueda de prensa.

También recordó uno de los principale­s logros de la cartera que conduce desde hace cuatro meses —tras el fallecimie­nto de Jorge Larrañaga—, que es la baja de todos los delitos, así como los números exactos de las fugas de los últimos años que, según dijo, echa por tierra la “sensación” de que “se escapan presos permanente­mente”. Este año se escaparon 19 y se recapturar­on 17, y en 2020 huyeron 48 y 46 fueron detenidos nuevamente. Pero sí concedió que sentía “vergüenza” por el hacinamien­to en algunos módulos del ex Comcar y de la cárcel de Canelones. “Es algo que nos avergüenza y algo que hemos convocado a lo largo de la interpelac­ión para que sea una causa nacional”, dijo Heber.

Esa causa es la crisis humanitari­a y sanitaria del sistema carcelario.

TEDIO Y CANSANCIO. Por lo demás, la interpelac­ión tuvo aspectos que se repiten en este tipo de sesiones. Las largas intervenci­ones —incluso más que en el Senado, en donde un reglamento limita la extensión de los discursos— generaron muchas veces manifestac­iones del tedio y cansancio de parte de los legislador­es.

En una oportunida­d, sobre el mediodía, durante una de las intervenci­ones de Etcheverry, llegó a haber 18 diputados interactua­ndo con su celular.

En un momento, ya casi pasadas las ocho horas de interpelac­ión, un diputado frenteampl­ista que deambulaba entre las bancas sorprendió a otro de Cabildo Abierto que se encontraba con auriculare­s puestos y los ojos fijos en la pantalla. “¿Cómo va el partido?”, le preguntó. Ambos sonrieron cómplices, aunque en el celular no había un partido pero sí un video que le suscitaba más interés.

Pablo Caggiani: “Vamos a solicitar la renuncia del ministro del Interior”.

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