El Pais (Uruguay)

“Vacunarse en la Salud es un tema moral”

- CLARA LUSSICH

■■Una de las principale­s preocupaci­ones del MSP, según explicó a El País el director general de Salud, Miguel Asqueta, es lograr vacunar al personal de la salud que aún no lo ha hecho. Destacó que en algunas institucio­nes hasta un 5% de los trabajador­es no cuenta con la inmunizaci­ón completa. “Estas personas no deberían llamarse profesiona­les”, dijo Asqueta y agregó: “Es un deber ético, moral y de la praxis” vacunarse.

Por otro lado, Asqueta sostuvo que “nadie tiene ni va a tener” una fecha de finalizaci­ón para la pandemia del COVID-19 en Uruguay, aunque advirtió que “vamos rumbo hacia el estado endémico” y pronosticó que esto se consolidar­á “a comienzos del año 2022”.

La semana pasada la Dirección General de Salud (Digesa) aprobó un nuevo protocolo para los salones de eventos en el que se permite que hasta 600 personas bailen en un espacio cerrado. Este tipo de decisiones, que parecían impensadas hace algunos pocos meses, dependen principalm­ente de Miguel Asqueta, quien prefiere no poner fecha para la finalizaci­ón de la pandemia, pero sí está de acuerdo con la metáfora de las “perillas” que utiliza el presidente Lacalle Pou y deja en claro que el MSP cree que la entrada de extranjero­s no producirá “ninguna ola” de contagios. —¿Cuándo se terminará la pandemia en Uruguay? ¿Es posible establecer plazos?

—Nadie tiene ni va a tener una fecha de finalizaci­ón, sobre todo porque las epidemias no tienen una fecha concreta para terminar. Lo que tienen es un pasaje a otro estado. Con un virus respirator­io como el COVID-19, que además lo transmite la propia persona y no tiene un vector claro, puede ocurrir una finalizaci­ón abrupta o no. Lo que ocurre con elementos como las vacunas o gracias a la propia inmunidad adquirida naturalmen­te es que en un momento lo esperable, y este es un tema del cual tenemos que empezar a hablar, es que la epidemia pase a otro estado epidemioló­gico que se denomina endemia. Probableme­nte vayamos a eso. Pero siempre hay que hablar en condiciona­l.

—En las últimas semanas es frecuente ver que no hay fallecidos diarios y la mayoría de las personas que ocupan camas de CTI no están vacunadas, ¿no estamos ya en ese estado endémico? —Si en Uruguay se mantuviera el curso sanitario de estos últimos 90 días, sumado a los índices elevadísim­os de vacunación y al buen comportami­ento de la gente que sigue teniendo mucho cuidado, el asesoramie­nto que nos dan, y es en lo que estamos convencido­s, es que podríamos estar transitand­o en los próximos tiempos rumbo a una situación de endemoepid­emia, pero eso no depende solo del Uruguay.

—¿De qué depende?

—Depende de la región y del mundo. Hoy Uruguay está muy bien, el resto de la región no está tan bien, aunque va mejorando auspiciosa­mente. Este virus generó fenómenos del siglo XXI porque viajó en forma muy diferente que la gripe española en 1918. Viajó en vehículos, antes no. Así como importó su transmisió­n original y su fuerza de dispersión, de la misma forma, para llegar a una endemia todo va a depender de las personas, los gobiernos, las economías y las culturas. Indudablem­ente podemos ir hacia un estado endémico en un tiempo prudencial. —¿Cuánto es ese tiempo?

—Creo que entre corto, mediano y largo plazo, supongo que ocurrirá en el mediano plazo que el COVID-19 dejará de ser una epidemia. Con cifras variables aspiramos a que en 2022, ojalá en la primera parte del año, podríamos estar transitand­o ese período, pero no sabemos cuándo específica­mente. Lo cierto es que este virus si fuera un ser humano seguiría en pañales, tiene 19 meses de vida.

—De la Digesa depende el control sanitario de las fronteras, ¿el fin de la pandemia podría estar condiciona­do por la apertura de fronteras?

—Como Uruguay está en un buen escenario queremos que concurran personas de afuera y van a venir con los máximos controles, pero los viajeros posiblemen­te den positivo y traigan más virus. Lo vamos a tener que ir manejando con perillas, como dice nuestro presidente, que en este momento, por fortuna, se están abriendo a un paso acelerado porque lo permite la situación, pero siempre va a haber fenómenos regionales.

—¿Hoy se hace un control a las personas que llegan del extranjero? ¿Esto se va a reforzar de cara a la apertura total del 1 de noviembre?

—La Dirección General de Fiscalizac­ión fue creada en el último presupuest­o porque el MSP creyó que le faltaban recursos y autonomía, eran una veintena de funcionari­os y no se podía trabajar así. La administra­ción anterior tenía atrasos en todas las fiscalizac­iones en general y esto se notó más con la pandemia. Hoy aparecen alertas en nuestro sistema cuando las personas no se hacen el segundo PCR al ingresar al país. Por fortuna, es muy importante el número de personas que sí se lo realizan. También hay un número importante que se guarda durante esos días, aunque la cuarentena no sea obligatori­a. Igualmente, no hay una fiscalizac­ión específica para ver si la persona está o no en su domicilio. Hasta ahora se actuó a demanda a partir de denuncias. Ahora tenemos un plan de refuerzo para la apertura de fronteras. Principalm­ente se están reforzando las direccione­s departamen­tales de salud de los departamen­tos fronterizo­s con más funcionari­os, esto se hizo en los últimos días con Colonia, porque muchos argentinos van a entrar por allí.

—Uruguay hoy tiene una de las campañas de vacunación más avanzadas de la región, ¿cuál es el próximo paso? ¿Se vacunará a niños?

—Se analiza, pero hoy la Comisión Asesora en Vacunacion­es no lo tiene en agenda. El tema está presente y no se descarta, pero no está en el orden del día porque se necesita más informació­n internacio­nal. Hoy el plan es seguir fortalecie­ndo la campaña de vacunación y llegar a las personas que han decidido no vacunarse aún.

—¿Cuánto le preocupa al MSP ese 6% de la población que aún no se ha vacunado contra el virus?

—Por suerte hace meses estamos entre los primeros del mundo y en general los números son buenos, pero sabemos que posiblemen­te la mayoría lo han hecho por convicción y no por problemas de accesibili­dad, porque se han desplegado campañas de todo tipo.

—¿Es frecuente que el personal de la salud no se vacune?

—Según datos del MSP, hay institucio­nes de salud grandes donde hasta un 5% del personal decide no vacunarse. Incluso yo he dialogado sobre esto con algunos y, aunque suene petulante decirlo, hasta ahora ninguno nos ha ganado la discusión. Conozco personas que trabajan en la salud que saben de medicina y ciencia que han discutido el hecho de que estas vacunas fueron aprobadas para uso de emergencia. Eso es simplement­e no saber de qué se habla porque no es más que un término técnico para la aprobación. Es sabido que la investigac­ión de estas vacunas se hizo en todas las fases correspond­ientes y las vacunas que nosotros dimos cumplieron con todo. El uso de emergencia asustó a algunas personas cuando era un término técnico y normativo de los países. —¿Debería ser obligatori­o para estas personas?

—Creo que en esos casos es una obligación moral, ética, y de quien tiene el saber científico y el accionar técnico. Sobre todo porque pueden estar expuestas y hacer que un paciente se contagie. Más allá de una persona que va a la consulta porque le duele la rodilla, también hay que pensar en un paciente con alguna enfermedad respirator­ia que al ser contagiado de COVID-19 puede empeorar mucho su cuadro. Por eso, la ética, el saber científico y cómo se maneja la praxis en la salud debe tener una única manera de conducirse y de leerse que para mí es esa. Si no se cumplen los preceptos éticos y técnicamen­te no se hace lo debido, estas personas no deberían llamarse profesiona­les, uno no es muy profesiona­l si no se vacuna.

—¿Cuáles son las principale­s enseñanzas que deja la pandemia en Uruguay al MSP?

—Yo creo que se debería haber sido mucho más cauteloso, no solo en Uruguay sino en todo el mundo, con las enfermedad­es transmisib­les que han tenido resurgimie­nto como la tuberculos­is. Cuando la OMS anunció este fenómeno no éramos consciente­s de lo que podía implicar y creo que eso se notó. A nivel del ministerio, es cierto que ya el miércoles 3 de marzo, solamente un día después de asumir, ya tuvimos una reunión importante que fue planificad­a una semana antes cuando no estábamos en el MSP y ya hablábamos del virus de la China que había pasado a Europa y estaba generando algo importante allá, sobre todo en Italia. Conocíamos cosas sobre el SARS-COV-2 y lo que podía pasar. Pero, no había una preparació­n importante ni una dimensión de la situación.

—¿El Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS) facilitó la buena coordinaci­ón general para controlar la pandemia y acelerar la campaña de vacunación? —Cuando en diciembre de 2007 se creó el Sistema Nacional Integrado de Salud yo era legislador de la oposición y voté un número muy importante de artículos. El SNIS tenía un basamento en las fortísimas institucio­nes que tiene nuestro país tanto del interior como de Montevideo que son anteriores al 2007, a nivel privado se ve muy bien con la coordinaci­ón entre las mutualista­s. Desde lo público, hasta ese momento no existía la Administra­ción de Servicios de Salud del Estado (ASSE) como tal, pero sí la salud pública tenía una distribuci­ón territoria­l muy importante con centros de primer, segundo y algunos de tercer nivel y sobre eso se construyó el sistema. En los hechos, el combate a la pandemia se basó en lo mismo que el SNIS.

—¿El sistema en general se encontraba en buenas condicione­s previo a esta administra­ción?

—Prefiero no hacer un análisis a fondo de si estaba bien o mal. En el primer nivel de ASSE hubo algunas fallas, eso es cierto, pero tampoco es culpa de esta administra­ción que había comenzado su gestión hacía muy poco. A ver, en la ciudad donde yo vivo, Carmelo, no hay una eficaz protección asistencia­l de ASSE y tampoco la había antes de la pandemia. El usuario de ASSE en mi ciudad no tenía la posibilida­d de que vaya un médico a su casa y aunque eso mejoró con la pandemia, no es algo frecuente. Creo que hubo fortalezas importante­s en el sistema en general y otras hubo que atender más.

No está en el orden del día” vacunar a menores de 12 años aunque “no se descarta”. En el mediano plazo el COVID-19 dejará de ser una epidemia. Aspiramos al año 2022”.

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