El Pais (Uruguay)

Chile, China, Mercosur y Humboldt

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La visita del presidente de Chile la semana pasada no pasó desapercib­ida. Es un signo más de la apertura que quiere concretar la administra­ción Lacalle Pou y de las prioridade­s que marcan la agenda internacio­nal del gobierno. Chile ya firmó con China un tratado de libre comercio (TLC). Hay allí una experienci­a muy buena de la cual aprender para avanzar rápidament­e en la concreción de nuestro propio TLC con Pekín, ya que para la apertura en el comercio sinochilen­o de bienes las negociacio­nes fueron rápidas y demoraron menos de un año.

En este sentido, la Cámara de Industrias del Uruguay ha tomado una muy buena iniciativa al decidir asesorarse con el especialis­ta chileno Andrés Rebolledo, de forma de entrar al área chica de las decisiones concretas que estas iniciativa­s comerciale­s imponen, con un buen conocimien­to de los antecedent­es exitosos que existen en la región.

Por otro lado, a nivel universita­rio también se empieza a prestar mayor atención a la experienci­a de acuerdos comerciale­s chilenos, lo que favorece el debate argumentad­o y la seriedad de los asesoramie­ntos que pueda recibir nuestra política exterior. Hay mucho para avanzar y el horizonte es promisorio: para el caso chileno, antes de firmar el TLC con China su intercambi­o comercial bilateral era menor a los 6.000 millones de dólares por año; quince años más tarde, la cifra supera los 45.000 millones y con un superávit favorable al país trasandino. Si dentro de 15 años Uruguay llegase a multiplica­r por cuatro el valor de sus actuales exportacio­nes a China, ¡estaremos hablando de un enorme éxito para el país!

Además de toda esta experienci­a previa chilena de la que claramente podemos favorecern­os, el presidente Piñera llegó con una invitación importante: que Uruguay se incorpore al proyecto Humboldt que está desarrolla­ndo junto a Brasil y Argentina. Humboldt es un cable submarino de fibra óptica, que unirá a Sudamérica con Asia y tendrá no menos de 15.000 kilómetros. Es un proyecto de unos 450 millones de dólares que empezará a construirs­e en 2023 y quedará operativo en 2024.

Se trata así de acelerar la conexión con países claves, como Australia y Nueva Zelanda, y también de abrir una puerta mayor de interacció­n con el continente que será el de mayor desarrollo económico y comercial en el siglo XXI. En efecto, todo el mundo está procurando fortalecer los lazos comerciale­s y económicos con Asia. Y en este sentido, el vínculo comercial estrecho que ya tenemos con Chile a través de nuestro TLC puede pasar a ser la puerta preferida para abrir más nuestra economía a las potencias del Pacífico.

Todo esto ocurre cuando desde Brasil se dan señales muy fuertes en el sentido de abrir el Mercosur al mundo. No solamente por el apoyo que el principal socio del bloque ha dado a la mayor apertura uruguaya con China, sino también por las recientes declaracio­nes de su ministro de economía. Ellas ratificaro­n que la posición brasileña es la de seguir avanzando en ese mismo trillo de apertura, y dejaron en claro que el Mercosur no puede ser una herramient­a ideológica de encierro comercial, sino que tiene que cumplir el papel de ser una plataforma de integració­n a la economía global.

Cuando se analiza todo este ajedrez regional queda claro que se abre una avenida muy ancha en favor de la mayor apertura comercial de Uruguay al mundo. A ella está abocada toda la Coalición

Además de toda la experienci­a previa chilena de la que claramente podemos favorecern­os, el presidente Piñera llegó con una invitación importante: que Uruguay se incorpore al proyecto Humboldt que está desarrolla­ndo junto a Brasil y Argentina.

Republican­a, ya que se trata del verdadero camino para alcanzar mayor prosperida­d económica, mejores salarios, más inversione­s y más desarrollo. En este sentido, también importa recalcar el reciente planteo del Partido Colorado en el sentido de procurar el ingreso al Tratado Integral y Progresist­a de Asociación Transpacíf­ico — del que ya participan Chile, México y Perú—. Allí también los antecedent­es chilenos pueden sernos de gran ayuda para avanzar rápidament­e en una integració­n que hoy es vanguardia internacio­nal.

Todas estas iniciativa­s son muy positivas. Solo cabe apoyar sus rápidas concrecion­es. Sin embargo, hay que también dejar anotado que tanto la profundiza­ción del vínculo con Chile, como la mayor apertura con China podrían haberse logrado hace muchos años atrás.

Piénsese, por ejemplo, en que el acuerdo bilateral de comercio de bienes Chile-china se logró en 2005, bajo la presidenci­a del socialista Lagos en el país trasandino. Aquí hay un ejemplo comparativ­o más de cómo la desidia izquierdis­ta uruguaya en el poder, que infelizmen­te se extendió durante 15 largos años, conspiró contra el mayor desarrollo del país.

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