La Palma: lava más líquida y empeoramiento del aire
La situación se complica por un derrumbe en el volcán
El derrumbe de parte del cono del volcán de la isla española de La Palma ha generado coladas de lava más fluidas, una situación que vigilan de forma continua los científicos por si se produjera un cambio de rumbo que obligara a tomar medidas. Además, temen que empeore la calidad del aire.
“Fue como cuando se rompe una presa”, explicó la vulcanóloga del Instituto Geográfico Nacional (IGN) María José Blanco, “tras lo cual se produce un derrame”.
“Nos preocupa, sobre todo, monitorizar estas coladas”, añadió el director técnico del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca), Miguel Ángel Morcuende, “sobre todo porque podría darse un cambio de dirección sobre las coladas actuales, lo que daría lugar a medidas de protección civil”.
Además, las cenizas del volcán empeorarán en estas horas la calidad del aire en el sur y oeste de la isla, según las previsiones de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). El presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, descarta por el momento tener que decretar más evacuaciones. Sin embargo, sostiene que la Administración está preparada por si se tuvieran que efectuar más confinamientos. “No estamos en el final, no sabemos en qué momento estamos. Estamos en las manos de la naturaleza”, explicó en una entrevista en RTVE.
Hoy martes se cumplen 17 días desde el inicio de la erupción en La Palma. La lava que emana del volcán de Cumbre Vieja presenta en algunas zonas una anchura de 1.250 metros (300 más que el domingo, debido a que el magma atraviesa terrenos con hoyas que rellena a su paso como si fueran “vasos comunicantes”) y sigue ganando terreno al mar: la “fajana” (delta) creada alcanza las 32,7 hectáreas.
De hecho, los expertos han constatado la existencia de tubos volcánicos cercanos a la costa que ayudan a evacuar la lava al océano.
Todas las cifras sobre daños de la erupción van en aumento: la superficie afectada ascendía ayer lunes a 413,38 hectáreas (14,2 más que el domingo) y el perímetro de la zona dañada era de 36,3 kilómetros (dentro del mismo puede haber áreas que realmente no han sido arrasadas), además del ya citado incremento del frente de la colada.
También se ha registrado un aumento de picos explosivos y la caída de bloques que fueron arrastrados por una enorme cantidad de lava, como consecuencia de la rotura el domingo de parte del cono en la zona oeste, lo que, según el director técnico del Pevolca, Miguel Ángel Morcuende, entra dentro de la pauta de las erupciones estrombolianas.
Otro dato facilitado por los expertos es el de la emisión de bombas basálticas, con un alcance de hasta 800 metros dentro del radio de exclusión, por lo que se ha prevenido al personal de atención de emergencias y a los científicos. Además, la columna de cenizas y gases alcanza una altura de 4.500 metros.
En la misma línea, ha aumentado ligeramente la sismicidad en la isla La Palma, pero a niveles profundos de la corteza (entre 10 y 15 kilómetros e, incluso, más de 25), por lo que no habría que temer que los temblores generen nuevas bocas, según los científicos.
Lo que no se descarta es que la población pueda sentir más terremotos y que se produzcan pequeños derrumbes, dado que se han contabilizado decenas de eventos de magnitud superior a 3 grados en la escala de Richter.
En cuanto a la emisión de gases, ayer se alcanzaron valores cercanos a las 16.700 toneladas y se han registrado 1.748 toneladas diarias de CO2.