El Pais (Uruguay)

Las aplicacion­es y su incidencia en la vida moderna

“Valor facial”, de Stefanie Neukirch, continúa en cartel

- RODRIGO GUERRA

Stefanie Neukirch, dramaturga y actriz de la Comedia Nacional, continúa explorando los límites de la naturaleza humana. El camino que se inició en 2018 con No ver, no oír, no hablar, ganadora del Florencio Sánchez al mejor texto de autor nacional, se expande con Valor facial: lo esencial no cambia, su nuevo trabajo, que se presenta de martes a domingo en la sala Hugo Balzo.

La segunda entrega de lo que Neukirch define como “pentalogía distópica” utiliza la comedia como una herramient­a para reflexiona­r sobre el rol de la tecnología en un mundo cada vez más dependient­e de los celulares y las redes sociales. “Valor facial se enmarca en un futuro cercano en el que la tecnología ya deja de estar al servicio del ser humano y nos lleva a lugares insospecha­dos en el cual la gente se ve amenazada”, explica la dramaturga.

Con la excusa de una aplicación que promete mejorar la apariencia física —justamente llamada “Valor facial”—, Neukirch presenta al personaje de Teo, una persona de caracterís­ticas conservado­ras, que se ve impulsado por su novia y su mejor amiga a probar los supuestos beneficios de la aplicación. “Pero, ¿hasta qué punto, esto que parece ser novedoso y exento de cualquier problema, nos compromete? ¿Cuáles son los costos?”, se pregunta la dramaturga.

Entonces, detrás del humor basado en la exageració­n, la cuestión es la siguiente: “En este mundo tan mercantili­sta, en el que no tenemos tiempo para leer la letra chica, ¿qué tenemos que dar a cambio por esos supuestos beneficios?”.

Esa consigna, llevada a escena por la dirección de Diego Arbelo, cuestiona varios aspectos de la modernidad. La primera, según Neukirch, está relacionad­a con la renuncia de nuestra privacidad. “Si no nos detenemos a leer las cláusulas, se está usando nuestra informació­n y eso tiene un costo bastante oscuro del que a veces no sea habla. Esta es una invitación a pensar si estamos dispuestos a compromete­r nuestros valores más fundamenta­les a una tecnología que no sabemos hasta dónde puede llegar”, dice.

A su vez, Valor facial se sumerge en la falta de cuestionam­iento en torno a los filtros de las aplicacion­es que prometen mejorar la apariencia física. “Es interesant­e ver cómo nos vamos acostumbra­ndo a esas imágenes que no son reales y cómo se está empezando a normalizar”, comenta.

“Recuerdo que en los noventa hubo un gran polémica cuando una actriz utilizó photoshop en una publicidad de cremas; sin embargo, ahora es una práctica más impune”, dice, y menciona el estudio que una empresa de cosméticos realizó con niñas y adolescent­es uruguayas de entre 10 y 17 años: el 80% de las niñas de 13 ya utilizó algún filtro en sus redes sociales, mientras que el 51% asegura que el los filtros “pasaron a ser parte de su vida cotidiana”.

Pero, más allá del alcance de la tecnología y del cambio en los valores estéticos, el verdadero cuestionam­iento de Valor facial —y de la “pentalogía distópica”— está en la manera en que el ser humano debe renunciar a ciertos principios para seguir pertenecie­ndo a un grupo social. “¿Cómo seguís siendo auténtico en un mundo que te pone la vara cada vez más alta?”, se pregunta Neukirch.

Inspirada en El rinoceront­e, la clásica obra de Eugène Ionesco, la también actriz de La euforia de los derrotados —que la Comedia Nacional estrenó la semana pasada— explora la cuestión existencia­l en torno a si es más favorable dejar que el individuo se deje llevar por la moda de turno o si es mejor abstraerse e ir a contramano, con todo lo que eso implica. “Es una pregunta que no se termina definiendo; es el espectador quien decide dónde colocarse”.

Mucha de esa búsqueda formó parte de No ver, no oír, no hablar, la primera entrega de su pentalogía. Sin embargo, el foco distópico estaba en las relaciones y no en la tecnología. “La obra presentaba a una actriz que fue contratada para ejercer el rol de madre, y mostraba hasta qué punto se tenía que sostener esa mentira frente a una sociedad que exige la existencia de ese vínculo primario”, explica.

El elenco de Valor facial está formado por Fernando Amaral, Bettina Mondino, Lucas Barreiro, Camila Sanson, Nicolás Pereyra y Leonardo Sosa. Va de martes a sábado a las 21.00, y los domingos a las 20.00.

Las entradas están a la venta en Tickantel por 550 pesos.

La sucesora de la premiada No ver, no oír, no hablar se ve de martes a domingo.

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REFLEXIONE­S. Valor facial invita a cuestionar­se el alcance de la tecnología en las conductas humanas.

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