Un 7% del personal de la salud no se vacunó
En el sector de administración hay un 10,5% no vacunado
■■ El 7% del personal de la salud no se vacunó. El dato se desprende de información del Ministerio de Salud Pública (MSP) a la que tuvo acceso El País. En un desglose por área de trabajo, se observa que el block quirúrgico cuenta con la mayor proporción de personal vacunado, con 95%. En segundo lugar, están los centros de terapia intensiva (CTI) y los centros de atención extrahospitalaria. En ambas áreas se vacunó el 94,5% de los trabajadores. Luego, entre el personal de internación hay un 92,5% con vacunas anticovid. Y el sector con el valor más bajo es aquel que el MSP clasifica como “atención, servicios y oficios”, donde se vacunó el 89,5% de las personas.
De acuerdo a los datos, hay un 1,8% del personal sanitario en su conjunto que cuenta con una dosis, es decir, aún no completó su esquema básico.
En algunos centros de salud hoy se discute qué hacer con el personal sanitario no vacunado. Una posibilidad es redistribuirlo a servicios donde no haya pacientes de riesgo.
EL MSP APROBÓ TERCERA DOSIS PARA ENFERMOS CRÓNICOS
En total, hoy hay más de 212.000 personas que decidieron no vacunarse contra el COVID-19. El Ministerio de Salud Pública (MSP) está estudiando cómo llegar a estas personas, que son un 6% de la población y probablemente representen al núcleo más duro en contra de la inmunización. Aunque parezca paradójico, dentro de ese núcleo hay personas que trabajan en la salud y, en muchos casos, vivieron de primera mano las consecuencias terribles que dejó el virus en miles de sus pacientes.
Desde el MSP hoy se trabaja bajo el entendido de que quienes aún no se vacunaron lo hicieron por convencimiento y no por problemas de accesibilidad. Así lo explicó a El País días atrás el director general de la Salud, Miguel Asqueta: “La disponibilidad para hacerlo está” porque “el que quiera vacunarse hoy, puede”.
Es un hecho que esa falta de convencimiento también está entre el personal de la salud y, a juicio de Asqueta, “no deberían llamarse profesionales” quienes trabajan en un centro hospitalario y no se han vacunado.
Según datos del MSP a los que accedió El País, hay un 7% del personal sanitario que decidió no vacunarse contra el COVID-19. Esto es lo mismo que decir que un 93% sí lo hizo.
En el desglose por área de trabajo, se ve que el block quirúrgico cuenta con la mayor cantidad de personal vacunado y la cifra allí es el 95%. En segundo lugar están los centros de terapia intensiva (CTI) y los centros de atención extrahospitalaria. En ambas áreas se vacunó el 94,5% de los profesionales. Luego, entre el personal de internación hay un 92,5% de los trabajadores vacunados. Y el sector con el valor más bajo es aquel que el MSP clasifica como “atención, servicios y oficios”, donde se vacunó el 89,5% de las personas.
Por otra parte, hay un 1,8% del personal sanitario que cuenta con una dosis de la vacuna contra el COVID-19, de modo que es esperable que los porcentajes anteriores aumenten, pero no se sabe con qué incidencia en cada área. Por lo tanto, dentro de los porcentajes de no vacunados, también hay algunos pocos que aún no han cumplido el ciclo completo, según los datos de la cartera.
Aunque es cierto que los porcentajes están todos por encima del 89% y, por lo tanto, la adhesión general a la vacunación es buena entre los trabajadores de la salud, el riesgo de la infección aún está presente a causa de quienes prefirieron no vacunarse, apuntan desde el MSP.
Consultado al respecto, el presidente de la Sociedad Uruguaya de Medicina Intensiva (SUMI), Julio Pontet, dijo a El País que tener al 94,5% del personal de CTI inmunizado es “un buen número”, aunque advirtió sobre el porcentaje restante: “Lo que vivimos en abril y mayo (con la pandemia) cambió drásticamente cuando los porcentajes de vacunación subieron, pero a veces es parte de la condición humana tener razonamientos y miedos que no tienen una base racional y son muy subjetivos”.
En este sentido, Pontet sostuvo que la vacunación en el personal sanitario es importante “no solo por el autocuidado, sino también para el entorno”, algo que se “potencia” en CTI porque se ven “pacientes graves que pueden estar con un compromiso inmune u otras patologías de riesgo”.
Sin embargo, el intensivista Pedro Alzugaray opinó al respecto que “para los pacientes no hay tanto riesgo”, como sí para el propio funcionario que no se ha vacunado, ya que “tiene mayores chances de hacer una forma grave si se contagia”. Alzugaray explicó que “generalmente los pacientes que llegan ya están inmunizados y es raro que se contagien con porcentajes altos” de vacunación como los que tiene Uruguay hoy.
Con respecto a las personas que trabajan en “administración, servicios y oficios”, donde se vacunó el 89,5%, Alzugaray sostuvo que esto tiene que ver con su experiencia en la pandemia: “Las personas que trabajan en la administración de los centros de salud generalmente no tienen contacto con pacientes, por lo tanto, no vivieron la pandemia por contacto directo y eso hace más esperable que la vacunación allí sea menor”, sostuvo Alzugaray.
Por su parte, el presidente del Sindicato Anestésico Quirúrgico (SAQ), Daniel Montano, dijo a El País que el 95% de vacunados en el área de block quirúrgico es una cifra “muy buena y poco sorprendente” porque tener un “100% es difícil de lograr por las personas fundamentalistas que están en todos lados”. Además, Montano advirtió que las salas de operaciones son “unos de los lugares más seguros que hay más allá de la vacunación” porque el personal tiene un protocolo estricto de medidas sanitarias. “Se toman recaudos más que en cualquier otro lugar del hospital”, dijo Montano.
REDISTRIBUIR PERSONAL. En algunos centros de salud hoy se está discutiendo qué hacer con el personal sanitario que no está vacunado contra el COVID-19. Según la infectóloga Susana Cabrera, “es necesario evaluar una redistribución” de estas personas “en el caso de que trabajen en áreas con pacientes sensibles”.
Cabrera explicó: “Si hay una persona con una inmunosupresión severa, es muy peligroso que esté en contacto con alguien con más chances de estar infectado. Por eso hay que analizar el costo de que el funcionario siga allí”. En el mismo sentido, Pontet sostuvo que hacer una redistribución del personal no vacunado sería “el gesto mínimo” antes de “imponer de forma obligatoria la vacunación”.
La presencia de personal sanitario sin vacuna reabre el debate sobre si la vacunación contra el COVID-19 debería ser obligatoria o no en estos casos. Por su parte, Alzugaray opinó que “no está bien” que el personal sanitario no esté vacunado, pero subrayó: “Es cierto que se decidió apelar a la libertad individual, y solamente habría lugar para plantearlo como obligatorio con un promedio de 60% o 70% de personal vacunado. Ahí sí sería preocupante, pero no es lo que está pasando”.