TERESITA ROMERO
60 años, jubilada de la producción lechera, San José
■ Antes las mujeres vivíamos aisladas, lo que necesitábamos era comunicarnos. Eso cambió y la tecnología fue fundamental; tenemos un grupo con mujeres de muchos rubros y edades y estamos siempre en contacto, nos informamos, nos acompañamos y crecemos juntas.
El desafío sigue siendo abrirse camino, es difícil romper con la cultura de ser mujer rural y no dedicarse solo a la casa. Yo fui la primera mujer directiva de una asociación de productores lecheros y tuvo su costo. Fue muy enriquecedor pero también duro. Otro reto es formar hijos para que sigan en el rubro. Los jóvenes huyen del campo, un poco porque les transmitimos la dureza del campo.
Es un trabajo muy sacrificado, los emprendimientos familiares no tienen horarios.