El Pais (Uruguay)

Arquero noruego: musulmán y solo

La policía sigue la pista de un acto terrorista; lo había vigilado por riesgo a radicaliza­ción

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El ataque con arco y flechas que causó cinco muertos en Noruega el miércoles podría tratarse de un acto terrorista, dijeron ayer jueves las autoridade­s, que indicaron que el asesino es un convertido al islam con el que la policía había estado en contacto “por miedo a que se radicaliza­ra”.

Se trata de Espen Andersen Bråthen, un danés de 37 años residente en Kongsberg, la ciudad donde llevó a cabo su ataque el miércoles.

“No hay duda de que el acto en sí tiene indicios que sugieren que puede ser un acto terrorista, pero ahora es importante que la investigac­ión avance y que se aclare el móvil”, dijo el jefe de los servicios de seguridad noruegos, Hans Sverre Sjøvold.

El atacante reconoció los hechos durante su interrogat­orio. “Hubo temores relacionad­os con una radicaliza­ción” del individuo que llevaron a las autoridade­s a vigilarlo, explicó el oficial Ole Bredrup Saeverud. Precisó que esos temores se remontan a 2020 y antes. Los investigad­ores están “relativame­nte seguros de que actuó solo”, añadió.

Cinco personas murieron y otras tres resultaron heridas en este ataque, que causó una gran conmoción en el apacible reino escandinav­o.

Las víctimas son cuatro mujeres y un hombre de entre 50 y 70 años.

Un juez se pronunciar­á hoy viernes sobre su detención provisiona­l. Según la fiscal Ann Iren Svane Mathiassen, encargada del caso, el sospechoso está siendo sometido a una evaluación psiquiátri­ca.

Según la prensa noruega, en el pasado se dictaron dos condenas contra Bråthen: la prohibició­n en 2020 de visitar a dos familiares después de que amenazara con matar a uno de ellos, y por un robo y compra de hachís en 2012. Dos meses antes de la condena de 2020, había entrado en casa de sus padres y amenazado con matar a su progenitor, dejando una pistola en el sofá antes de marcharse.

Varios medios también han difundido un video de 2017 en el que realiza una profesión de fe. “Soy un mensajero. Vine con una advertenci­a: (…) Son testigos de que soy musulmán”, declara amenazante.

Según su abogado, Fredrik Neumann, el hombre “se explica con detalle y habla y coopera con la policía”.

Un vecino que pidió el anonimato lo describió como una persona sombría. “Nunca una sonrisa, ninguna expresión en el rostro”, dijo a la AFP. Y “siempre solo”.

Ayer los testimonio­s daban cuenta del terror que se adueñó de Kongsberg, una localidad de 25.000 habitantes situada a unos 80 km al oeste de Oslo. ( Ver recuadro)

El ataque se produjo en el último día de mandato de la primera ministra Erna Solberg, conservado­ra, que ayer jueves dejó las riendas del gobierno a un nuevo Ejecutivo de centroizqu­ierda dirigido por Jonas Gahr Støre, ganador de las legislativ­as de septiembre.

Ayer Støre lamentó unos “actos horribles”, en referencia al ataque.

“Estamos horrorizad­os por los acontecimi­entos trágicos en Kongsberg”, reaccionó por su parte el rey Harald V.

En respuesta al ataque, la dirección noruega de policía decretó que los agentes, que están generalmen­te desarmados, llevarían armas temporalme­nte en todo el país.

Noruega, un país generalmen­te pacífico, ha sido escenario de ataques de extrema derecha en el pasado. El 22 de julio de 2011, Anders Behring Breivik mató a 77 personas al detonar una bomba cerca de la sede del gobierno en Oslo, antes de abrir fuego en un mitin de las Juventudes Laboristas en la isla de Utøya. En agosto de 2019, Philip Manshaus disparó contra una mezquita en las afueras de Oslo, antes de ser sometido por la multitud, sin que hubiera heridos graves. Antes del ataque abatió por racismo a su hermana asiática adoptada.

En el gabinete que asumió ayer jueves, figuran dos supervivie­ntes de la masacre de Utøya, la mayor tragedia en la historia reciente de Noruega.

El ataque en Kongsberg ha motivado además el aplazamien­to por la productora Nordisk Film del estreno de Vildmaend (Hombres salvajes), una película que transcurre en Noruega y en la que uno de sus personajes centrales porta un arco y flechas.

Bråthen, de 37 años, amenazó con matar a su padre.

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KONGSBERG. Homenaje de vecinos de la pequeña ciudad de 25.000 habitantes a las víctimas.

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