El Pais (Uruguay)

“Ricardo III es el sueño del pibe”

El actor habla de “Masterchef”, “Polémica en el bar” y el clásico teatral que estrena mañana

- FERNÁN CISNERO

Moré es raro. Dicho con todo respeto y de buena manera. Pero presento evidencia. Mañana en el Teatro Circular estrena Ricardo III, la obra de Shakespear­e que lo tiene en el protagónic­o. Pero acaba de dejar las cocinas de Masterchef Celebrity, está una o dos veces por semana en Polémica en el bar, se pelea en Twitter.

Dicen, además, que se lo vio el fin de semana, de traje y con una camiseta sobre los hombros alentando a Larre Borges, su otro amor amarillo y negro. Y dicen, también, que el otro día se lo vio caminando por el Centro volviendo de un ensayo, rengo, incapaz de sacar de su cuerpo al cruel monarca shakesperi­ano.

Esa combinació­n de artista popular, personalid­ad de televisión y actor serio capaz de encarar uno de los grandes personajes en la historia de la dramaturgi­a, justifican empezar esto con una afirmación tan contundent­e: Moré es raro en un lugar en el que todo debe ser definido, etiquetado.

Y se merece lo que está viviendo. “Para un actor, Ricardo III es el sueño del pibe”, dice Moré, quien empezó en el circuito undergroun­d local y estudió en la escuela del Teatro Circular. “Porque si me decís quedate con un trabajo con el que puedas vivir, me quedo con el teatro”.

—¿Cuánto incide su popularida­d, por ejemplo en el público de Ricardo III? ¿La gente va a ver a Moré?

—Ojalá que vayan por la razón que sea, pero se van a sorprender porque en estos dos años de exposición, se me tiene asociado con el humor. Hay gente que me dice que no puedo hacerlo por lo que hago en Polémica en el bar. Pero eso es un trabajo y es un personaje...

—¿Me quiere decir que el parroquian­o que vemos en Polémica en el bar es un personaje?

—No. Pero es una parte mía. Es Polémica en el bar y hay que entender el juego: si no voy a hacer calentar a Puglia, no voy (se ríe).

—¿Es parte de un juego ese intercambi­o?

—Nos decimos las cosas en serio, pero tengo amistad con él y lo hago calentar. Pero es así y así lo entendemos, pensamos diferente políticame­nte, pero son más las cosas que nos acercan que lo que nos separa. A mí me gusta ir y hacerlo calentar, y él entra.

—Y también tiene la exposición pública de Masterchef aunque bueno, ya lo mandaron para su casa...

—Pero fue un poco más digna que la otra vez. ¡Volví a perder con un chorizo! A mi me seguían embromando por el año pasado. Si pongo en Twitter, “Nahuelpán, no podés errar ese gol”, la respuesta siempre es: “callate que no podés hacer ni un chorizo”.

—Perdón que le cambie de tema pero hablando de redes, ahí sí que usted se enoja...

—Soy calentón y es algo que vengo trabajando. Ahora tomé la decisión de no hablar de política en Twitter porque se genera una virulencia que no está buena. Y estoy silenciand­o a mucha gente; es mejor que bloquear.

UNA OBRA DESAFIANTE. Dirigida y adaptada por María Varela, su Ricardo III se estrena mañana y va a estar hasta el 16 de diciembre con funciones los sábados, a las 21:00 y los domingos, a las 18:00. En el elenco, además de Moré, están Oliver Luzardo, Diego Rovira, Sergio Pereira, Lucía Persichett­i, Cecilia Baranda, Denise Daragnès, Carlos Scuro, Manuel Caraballo, Xabier Lasarte, Sebastián Martinelli, Mauricio Chiesa y Agustín Bequio. El vestuario es de Nelson Mancebo y la escenograf­ía de Hugo Millán.

Es, se sabe, la historia del duque de Gloster, quien luego sería Ricardo III, un ser monstruoso y vil, un as en eso de las intrigas de palacio. Su deformidad simboliza lo enmarañado de su alma. Shakespear­e la escribió entre 1592 y 1594 y es una de sus obras más extensas, aunque la versión del Circular la cuenta en una hora y 45 minutos, la duración estándar de las puestas.

—Cuando entre en escena y empiece con: “Este es el invierno de nuestro descontent­o...”. ¿No lo atemoriza el peso de más de 500 años de ese parlamento?

—Es dificilísi­mo. No lo suelo hacer, pero esta vez miré qué habían hecho otros con lo físico, que me pareció que iba a ser lo más difícil para trabajar. Hasta

“Es ‘Polémica en el bar’ y hay que entender el juego: si no voy a hacer calentar a Puglia, no voy”

“La voracidad por el poder es universal aunque en Uruguay no parezca tan evidente”.

que empecé con la letra y me di cuenta de que no. Y es cuando te cae la historia arriba. Yo había hecho un cuento de Shakespear­e, “La violación de Lucrecia”, pero arranca con Ricardo es difícil y más sabiendo la cantidad de gente importante que hizo el papel.

—La deformidad es clave en el personaje, ¿cómo trabajó lo corporal?

—Lo primero que hice fue una preparació­n física de fortalecer los músculos de la espalda, la cintura y las piernas. Y de ahí empezar a buscar un caminar, cómo mover el cuerpo y empezar a incorporar la letra con esa postura física. Y encontrar unos tics que represente­n eso de estar siempre un par de jugadas adelante de lo que va a pasar.

—Empezaron a ensayar en setiembre de 2019 para estrenar en el fatídico marzo de 2020. ¿Cómo fue cambiando en ese tiempo su Ricardo?

—El proceso de ensayo tan largo de cortar y empezar de vuelta me llevaba a arrancar con otro Ricardo. Venía componiend­o y cuando parábamos, se me borraba todo. Y cuando volvía ya no era el mismo personaje, y se me fueron juntando como seis y siete Ricardos en la cabeza.

—Ricardo III

es una obra sobre los manejos de la política. ¿Eso está presente en esta versión?

—Es lo bueno de los clásicos: ayudan a darte cuenta que los mismos temas han estado siempre. Lo trajimos a la actualidad aunque no hay una época definida. Tiene, eso sí, una cuestión muy militar y la actualidad le va por ahí. La voracidad por el poder es universal, aunque en Uruguay no parezca tan evidente.

—Una última cuestión. No me diga que Ricardo III es de Peñarol.

—Sí, claro. Es el jefe de la barra brava. El que está parado atrás. El que manda a tirar la garrafa.

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