Emociones: ¿cómo lograr que no afecte mi bolsillo?
Las emociones pueden llevarnos a tomar malas decisiones financieras, pero hay claves para que no nos afecten
Siempre se habla del manejo de nuestras finanzas desde un punto de vista racional pero ¿qué pasa cuando las emociones nos dominan y cometemos desvíos en nuestros gastos? ¿Cómo lograr que estas no nos lleven a tomar malas decisiones?
Si bien somos seres racionales, también somos emocionales, por lo que diferentes estados de ánimo pueden hacernos dejar llevar por la impulsividad y caer en errores o conductas que luego perjudiquen nuestras Finanzas de Bolsillo.
Según el psicólogo Alejandro De Barbieri, las emociones siempre nos afectan, pero la clave es que afecten de una manera positiva y no de una manera negativa, es decir, de una manera impulsiva.
En este sentido, explicó que el miedo, la lástima, la culpa, la ansiedad o el estrés, pueden llevarnos a no enfocarnos en nuestras prioridades y que las emociones terminen repercutiendo en nuestras decisiones.
Del mismo modo, la psicóloga e integrante de la Mesa Directiva de la Coordinadora de Psicólogos del Uruguay, Ana López Martirena, sostuvo que la toma de malas decisiones puede encontrarse al “no visualizar adecuadamente el fenómeno del dinero”.
“Que no sepas cuanto te entra, con qué frecuencia, en dónde lo tenés, en qué lo gastaste. La invisibilidad del dinero te lleva a tomar malas decisiones. Cuando uno está feliz, hace la vista gorda a ciertas cosas, pero si tenés un registro adecuado de tus finanzas personales, por más feliz que estés eso no te va a pasar”, agregó.
El registro adecuado de los gastos, como la conformación de un presupuesto del hogar, provee un marco a la hora de tomar decisiones financieras, que brinda límites ante posibles decisiones que podamos tomar “en caliente”.
De este modo, los límites del presupuesto permiten darnos cuenta si el gasto a realizar es un desvío y evitarnos así consecuencias no deseadas. Asimismo, en ediciones anteriores de Finanzas de Bolsillo, expertos recomendaron integrar el entretenimiento dentro del presupuesto, para contemplar también el disfrute del dinero.
Además del presupuesto, De Barbieri explicó que es conveniente tomar una pausa y revisar cuál es el motivo detrás de la decisión que se está por tomar, lo cual sería desarrollar inteligencia emocional. “La inteligencia emocional es darme cuenta (tomar conciencia), es qué siento con esta nueva inversión o con este miedo a invertir. Después de que sé lo que siento, es ver cuáles son los motivos que están detrás de mis emociones, para poder tomar una decisión lo más sana posible”, indicó.
Por ejemplo, explicó que en muchos casos hay personas que
Buenas prácticas:
“La dinámica de parar, de pensar para ver tus finanzas, ayudaría a tomar decisiones desde un lugar más calmo y no desde una ansiedad en donde la emoción te pueda jugar una mala pasada”, explicó Alejandro De Barbieri. consumen bienes para compensar que no se sienten queridos, otros por la adrenalina de una oportunidad, también están aquellos que consumen por celos, vanidad u otras emociones.
En este sentido, también aconsejó que ante estas posibles situaciones, se aplace el gasto con el fin de evaluar las consecuencias del mismo y si era un mero acto emocional o, por ejemplo, si era para satisfacer una necesidad.
Del mismo modo, López Martirena destacó la influencia del estrés en las decisiones, el cual “es una condición en donde estás ante la sensación de múltiples demandas que sentís que no podés responder”.
“En situaciones de estrés, hay funciones que son necesarias que no funcionan bien. Por ejemplo, la capacidad de concentración, atención, memoria, la capacidad de proyectar las consecuencias de nuestras acciones. Todo eso se ve alterado cuando estás estresado o cuando estás con mucho miedo. En