Más jugadores en el cemento y ¿“guerra de precios”?, en sector
Efectos que puede tener el ingreso de otra empresa y las inversiones de Godín y Lugano
El mercado de cemento ha estado en el centro de la polémica por las pérdidas que arrastra Ancap en ese rubro desde 1999 y por cómo eso encarece el precio de los combustibles. Pero, además, un informe del Centro de Estudios Económicos de la Industria de la Construcción (Ceeic), —publicado el domingo por El País— planteó cómo la situación de tener un competidor ineficiente (Ancap) eleva el precio del cemento y eso impacta por ejemplo en un mayor precio de las viviendas.
Además de lo ya divulgado, el informe del Ceeic también plantea lo que puede llegar a suceder con el ingreso de otro jugador a este mercado oligopólico: Cielo Azul Cementos y Calizas.
El mercado hasta antes del ingreso de Cielo Azul se repartía así: Cementos Artigas (propiedad de la española Cementos Molins y la brasileña Votorantim) con el 45% de las ventas al mercado interno, Cementos del Plata (propiedad de Ancap) con el 42%, Cementos Charrúa (Cimsa, propiedad de Diego Lugano y Diego Godín que importa cemento) con el 8% y la Compañía Nacional de Cementos (que no produce y vende Cementos Artigas) con el 5%.
Entre 2010 y 2020 el promedio anual de ventas de cemento de producción nacional fue de 860.000 toneladas, de las cuales el 91% fueron destinadas al mercado interno y el 9% a exportaciones, señaló el informe.
“En los últimos 10 años se utilizó en promedio cerca de 70% de la capacidad instalada, ratio que varía entre 92% en 2011 y 59% en 2016”, explicó el Ceeic.
No obstante, con el nuevo jugador en el mercado, la capacidad de producción anual de la industria habría pasado de 1.020.000 toneladas de cemento en 2020 a 1.620.000 toneladas este año.
¿Qué puede pasar entonces con el ingreso de Cielo Azul a un mercado donde el precio del cemento está bien por encima de los países de la región (ver aparte) y con un competidor ineficiente como Ancap que arrastra pérdidas por dos décadas?
El documento indicó que “en el mercado actualmente existe capacidad suficiente como para abastecer la demanda interna, incluso excede las necesidades internas. La nueva empresa entrante al mercado (Cielo Azul) más la finalización de inversiones de jugadores establecidos (Cimsa, ver aparte) implica un exceso de oferta importante relativo al nivel actual de demanda en el mercado interno. La estrategia detrás de estas inversiones parece depender crucialmente de la expansión del mercado regional. La dinámica exportadora de la industria debería tomar un gran impulso en los próximos años, muy por encima de los niveles exhibidos hasta el momento” (donde va el 10% de lo producido).
Por tanto, “no es posible descartar la posibilidad de que, ante un mercado externo con limitadas posibilidades y cambios futuros, se generen distorsiones en el mercado doméstico, tanto en precios como en cantidades ofertadas”, agregó.
Esto en el corto plazo, puede llevar a una baja de precios en el mercado (ver aparte). Pero, puede haber otras distorsiones por mayor tiempo.
El estudio del Ceeic analiza “las incertidumbres y problemas vinculados al potencial exceso de capacidad” en el sector.
“Un primer aspecto es que los mercados con elevada capacidad instalada ociosa se enfrentan a costos unitarios medios mayores. Por lo tanto, aunque la capacidad ociosa en la industria permite un margen para ajustar la oferta en el corto plazo ante aumentos imprevistos de la demanda, implica una tensión mayor sobre los costos de las empresas. Por otra parte, la existencia de niveles de capacidad ociosa en el mercado también actúa como un desincentivo a la entrada, ya que es señal de un mercado sobreabastecido”, indicó el trabajo.
“Un segundo aspecto es que un exceso de capacidad puede llevar a una guerra de precios u otros comportamientos de guerra por atrición. En un escenario donde se sostenga un período prolongado de exceso de oferta en el mercado, las estrategias de las empresas pueden tornarse más agresivas con el objetivo de desplazar a sus competidores por la limitada demanda existente. Esto puede llevar a un período de reducciones de precios, beneficiando al consumidor en el corto plazo. En general estos períodos son breves, ya que las empresas están gastando recursos u obteniendo beneficios negativos para continuar esta guerra de precios y en ese marco decidirían irse del mercado. Sin embargo, la competencia estratégica y la presencia de costos hundidos puede hacer que las firmas decidan tolerar los niveles de capacidad ociosa y beneficios negativos con el objetivo de desincentivar la producción de otras empresas o para generar una ‘guerra de desgaste o por atrición’”, explicó.
No obstante, en el caso uruguayo hay otros dos aspectos vinculados a los dos primeros. “Dado que es esperable que ante un escenario como el descrito, se sostengan aquellas empresas con mayor capacidad para enfrentar períodos de resultados negativos, existe la posibilidad de la permanencia de la empresa menos eficiente (Ancap). Como ha sucedido en los últimos años, las pérdidas financieras no han implicado el cierre de esta unidad de negocio. En segundo lugar, la existencia de empresas verticalmente integradas hacia adelante en la producción de hormigón (como Cielo Azul y Cementos Artigas), implica cierto riesgo sobre la posibilidad de sustitución de la oferta por parte de las otras hormigoneras que no poseen producción propia de cemento ante la salida del mercado de otras empresas
Actualmente Ancap es quien provee en mayor medida a las hormigoneras.
cementeras. Actualmente Ancap es quien provee en mayor medida el material para estas empresas”, señaló el informe.
Un tercer aspecto “es que un exceso de capacidad puede generar una sobreexplotación de los recursos y un riesgo sobre la disponibilidad de materia prima en el futuro”, añadió.
Según el informe “las soluciones al problema del exceso de capacidad no son claras, ni tampoco universales dado que no siempre se desarrollan de la misma forma ni tienen los mismos efectos sobre el mercado. En general, se diseñan políticas ad hoc para suavizar la transición hacia un nuevo equilibrio donde se corrige esta situación o no se realiza intervención alguna. De cualquier manera, es recomendable monitorear el desarrollo de la industria ante esta posibilidad, y buscar indicios respecto a la posibilidad de que las estrategias de las empresas se dirijan hacia un equilibrio sub-óptimo (war of attrition o guerra de precios y desabastecimiento)”.