Hemocentro, el banco de sangre reserva del Uruguay
Fundado en 2009 en Maldonado, el centro expande su alcance y eleva el rol del donante en el país
El acceso a sangre, plasma y plaquetas es un factor crítico para distintos procedimientos y tratamientos médicos. De allí la importancia de la donación y del trabajo de los bancos de sangre. Entre ellos, destaca el Hemocentro regional de Maldonado —servicio público perteneciente a ASSE—, que marca un antes y un después en la medicina transfusional en Uruguay desde su inauguración en 2009.
Su director, Jorge Curbelo, resalta la importancia de la figura del donante. “Hay que tratarlo con alfombra roja”, afirmó. “Hasta ahora no hay nada que suplante al donante, sin él no tenemos sangre, plaqueta y plasma. La sangre no se puede fabricar en un laboratorio como sí fabrica un medicamento”, esgrimió.
Uruguay es uno los pocos países en el mundo donde quienes donan a un banco de sangre gozan —por ley— de un día de licencia pago. Sin embargo, el director del Hemocentro sostiene que esa no es la razón que impulsa a los donantes sino un sentido solidario. “Que se diga que se llenan de sangre los bancos cuando hay partidos de Uruguay o feriados no es así. Mucha gente a la que le ofrecemos el beneficio nos dice: ‘Muchas gracias, no lo precisamos. Acá venimos porque alguien lo necesita’”, comentó Curbelo. “Habrá alguno que lo hace por el día libre pago, pero no es la realidad de los donantes del Uruguay”, insistió.
En Uruguay unas 100.000 personas donan sangre al año, lo que es un buen promedio, evaluó Curbelo. El Hemocentro recibió el año pasado casi 27.000 donantes, nueve veces más que la media registrada antes de que se instalara este banco en Maldonado, indicó. La expectativa es llegar a 30.000 voluntarios este año.
Estos números aseguran los recursos suficientes para que los hospitales y sanatorios realicen sus procedimientos médicos. “Es mentira que hoy a alguien en Uruguay le suspendan una cirugía, un tratamiento hemato-oncológico o cualquier otro que requiera sangre, plaquetas o plasma. Si eso pasa es porque no llaman al Hemocentro. Acá tienen enseguida el producto que necesiten”, recalcó Curbelo.
RESPUESTA. La tasa de recurrencia de los donantes del Hemocentro, que supera el 65%, es una de sus fortalezas. Ese nivel de adhesión obedece al trabajo en promoción y educación del donante (ver recuadro). Como parte de esa estrategia, el centro cuenta desde hace cuatro años con una agenda web —para así evitarle demoras al donante—, pero además genera información de forma tal que a través de un SMS se le notifica a la persona cuando está en condiciones de donar nuevamente.
La pandemia de coronavirus provocó en el mundo una caída del promedio de afluencia de los donantes de entre 60% y 80%. “En cambio, a nosotros nos pasó todo lo contrario”, dijo Curbelo. “Como el Hemocentro está fuera de un centro asistencial eso le dio seguridad al donante de que concurría a un lugar donde no percibía el riesgo de contagio de COVID-19”, argumentó. En paralelo, las unidades móviles (ver abajo) ayudaron a recolectar la sangre yendo al lugar donde se encontraba el donante.
La logística para la recolección y envío de sangre es un eslabón clave de la cadena. El desplazamiento de las unidades móviles —como el Hemobus y la Unidad Móvil de Aféresis— requiere una importante coordinación y trabajo en equipo que va desde el momento en que se recibe la intención de organizar una jornada de donación de sangre de parte de una institución o un particular hasta la llegada del vehículo al lugar. La sangre, las plaquetas y el plasma se envían en conservadoras especiales con control de temperatura que garantizan su vida útil. Desde Maldonado se envía sangre a Artigas, Salto, Paysandú y Montevideo.
REFERENTE. La optimización y racionalización de la sangre motivó a impulsar el Hemocentro. Curbelo quiso replicar la experiencia de un banco de reserva en Tampa (Florida, EE.UU.) que conoció durante un congreso médico en 1994. El centro abastecía con eficiencia a más de 20 hospitales, incluso a aquellos que se encontraban a 50 o 60 kilómetros de distancia.
Esa realidad contrastaba con la que veía en Maldonado por aquellos años. «Antes del Hemocentro cada servicio asistencial tenía su pequeño banco de sangre. Lo que se daba muchas veces era que desde un sanatorio pedían sangre a través de los medios desesperadamente mientras en otros centros que estaban a 15 cuadras se estaba descartando sangre porque no se había utilizado», explicó.
A la vuelta del viaje a EE.UU. y hasta 2009, Curbelo —junto a referentes de la sociedad civil de
Maldonado reunidos en la Fundación Hemovida— promovieron el proyecto ante autoridades y representantes del sector de la salud.
Finalmente, los esfuerzos rindieron frutos y en 2009 el Centro Regional de Medicina Transfusional de Maldonado abrió sus puertas. “Lo que hemos logrado demostrar con el Hemocentro es la optimización y racionalización de los recursos y el poder trabajar en la promoción de la donación de sangre con propuestas innovadoras”, valoró Curbelo.
El director destacó los logros alcanzados en estos 12 años que han llevado al Hemocentro a ser una referencia en Uruguay y en el exterior. “Nos transformamos en el banco de reserva (de sangre) del país; hoy Uruguay está tranquilo porque tiene al Hemocentro como respaldo y respuesta frente a necesidades extremas. Uruguay está cubierto”, remató.
El Hemocentro multiplicó por nueve el nivel de donantes en Maldonado El centro enfatiza la optimización y racionalización de recursos, dijo Curbelo