Una historia en movimiento a la sombra del Estado uruguayo
■ A comienzos del siglo XX miles de uruguayos se fueron a vivir a Argentina. Se sabe por el censo de población que se hizo del otro lado del Río de la Plata. En la década de 1960 empezó la emigración de uruguayos hacia fuera de la región: primero a Estados Unidos y luego a Europa. Se sabe por la información de esos países de destino. La demógrafa Adela Pellegrino estudió esos procesos y constató que “las políticas de incentivos de esos países de acogida fueron clave: en Estados Unidos hubo un crecimiento industrial en Nueva Jersey y varios uruguayos se fueron a la famosa industria Singer”. Casi en simultáneo retornaron a Italia y España algunos de los inmigrantes que había recibido Uruguay unas décadas antes.
Luego la dictadura aceleró la emigración y la crisis financiera de 1982 (la tablita) la intensificó. En ese entonces se achicó a casi la mitad la comunidad judía, según narra el sociólogo Rafael Porzecanski en su investigación El
Uruguay Judío. La crisis de 2002 provocó un éxodo de familias uruguayas, con España y Estados Unidos a la cabeza dentro de los destinos preferidos.
Y tras la crisis financiera de 2008 — con la quiebra de Lehman Brothers— se dio un proceso de retorno. El demógrafo Martín Koolhaas consignó esos fenómenos usando como base los registros de otros países.
Sucede que Uruguay carece de datos sólidos para el estudio migratorio. La Encuesta Continua de Hogares no releva con precisión estos aspectos —de hecho no toma en cuenta los cientos de inmigrantes que viven en pensiones— y los datos administrativos, tal como están abordados, no son concluyentes.
Por eso, el Instituto Nacional de Estadística está analizando los microdatos administrativos (representan el menor nivel de desagregación de los datos en una operación estadística) a efectos de poder cuantificar los fenómenos migratorios.