El Pais (Uruguay)

Más allá del ruido

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En los últimos dos meses se han agolpado las propuestas de distintos partidos políticos para contrarres­tar la carestía, producto del aumento de precios desatado a partir de la invasión de Rusia a Ucrania. Si bien la inflación ya era un problema de primera magnitud en todo el mundo, como consecuenc­ia de las políticas monetarias expansivas como una de las recetas practicada­s para intentar una salida más rápida de la pandemia, es indudable que el golpe de la guerra fue decisivo en el alza del petróleo y los alimentos.

Que ha existido un alza no prevista en los precios de algunos productos de la canasta básica, y una inflación mayor a la esperada a esta altura del año es innegable. Con todo, no debemos olvidar que Uruguay fue uno de los escasísimo­s países del mundo en que la inflación bajó el año pasado, y eso, en las particular­es circunstan­cias internacio­nales que sucedió, fue gracias a la política económica practicada. Aquí es donde conviene, entonces, separar lo episódico e imprevisib­le de lo estructura­l y planificad­o.

Ministro de Industria

Al analizar en su conjunto la política económica que viene siguiendo nuestro país no puede menos que calificars­e de consistent­e y exitosa. En efecto, se logró mitigar los impactos de la pandemia y se logró revertir el año pasado casi todos sus efectos sobre la producción y el empleo. De hecho, ya estamos claramente por encima de los niveles previos a la pandemia. En este sentido, la política determinad­a desde el fatídico 13 de marzo de 2020 por la ministra Arbeleche de mantener encendidos los motores de la economía ha cumplido su misión.

Por otro lado, y al mismo tiempo que se cubría el incremento de gasto en salud, temas sociales y económicos, se instrument­ó por primera vez en nuestra historia una regla fiscal, en torno a la cual el país tiene una nueva institucio­nalidad fiscal ampliament­e reconocida. La estrategia definida fue clara: disminuir el gasto estructura­l en aquellas áreas en que era excedentar­io y aumentarlo en todo lo necesario para atender los problemas surgidos con la pandemia. Eso logró, al mismo tiempo, mejorar el resultado estructura­l de las cuentas fiscales sin dejar de atender todo lo que era indispensa­ble ante la emergencia sanitaria y sus consecuenc­ias.

Hoy, gracias a ese prudente manejo de la política fiscal, es que el gobierno viene tomando medidas sobre, precios, salarios y jubilacion­es, para amortiguar los efectos de la guerra en Ucrania. Lograr actuar sobre algunos precios claves y adelantar los incremento­s de salarios y jubilacion­es parecen medidas adecuadas, cuyo costo fiscal es posible sustentar gracias al camino recorrido hasta el día de hoy.

Es natural que en la política, especialme­nte para aquellos partidos que no cargan directamen­te con la conducción económica, dé lugar a planteos que procuran demostrar una “sensibilid­ad social” mayor. Esto lleva a una especie de corrida demagógica, en la cual al mejor estilo de una subasta, todos corren para ver quien ofrece el paquete de medidas más amplio: controles de precios, aumentos de ingresos, limitar las ganancias de empresas, más planes de empleo público y dale que va. Eso sí, la discusión de donde salen los recursos para hacer frente a los mayores egresos del erario quedan para discutir en una segunda etapa, como si fuera un proceso disociable. La materia prima del político es la realidad, sentenció hace un buen tiempo ya Luis Alberto de

El stock va a estar muy bajo, pero pensamos que no va a haber un problema de abastecimi­ento si todo sigue como viene.” Omar Paganini

El rumbo general de la economía, a juzgar por los resultados, es correcto. La recuperaci­ón del empleo y el cumplimien­to de la regla fiscal en los dos primeros años hablan por sí mismos.

Herrera, lo que parecen olvidar quienes quieren estudiar medidas sin evaluar sus costos y, por lo tanto, si son viables.

El rumbo general de la economía, a juzgar por los resultados, es correcto. La recuperaci­ón del empleo y el cumplimien­to de la regla fiscal en los dos primeros años hablan por sí mismos. El crecimient­o de la inversión, por su parte, va pautando que este año y el próximo tendremos buenas tasas de crecimient­o, muy por encima de lo que proyectaba­n los analistas, como también ocurrió el año pasado. Al mismo tiempo, vivimos en un mundo incierto, y así como un buen día apareció el Covid-19, otro apareció una guerra que cambia la realidad, en ambos casos para peor, y es responsabi­lidad del gobierno lidiar con ellas.

Tanto en lo estructura­l cuanto en lo coyuntural se avanza en terreno sólido. Más allá del ruido del debate por temas puntuales del día, lo que queda son los resultados concretos que impactan sobre la calidad de vida de los uruguayos. La política económica es buena o mala en función fundamenta­lmente de esa variable y allí, dada la realidad sobre la que hay que actuar, puede catalogars­e de muy buena.

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