Las recetas
Desde que los votos la desalojaron del poder la izquierda uruguaya pareciera tener la receta para todo. Cuando en marzo de 2020 la pandemia del covid19 llegó a Uruguay, el Frente Amplio y el Pit-cnt criticaron ásperamente la decisión del presidente Luis Lacalle Pou de no confinar a la población y de apelar a la “libertad responsable” de los ciudadanos. ¿Se acuerda? Eran los días en que desde la izquierda se le exigía al gobierno que decretara la cuarentena general obligatoria y que paralizara toda actividad económica para enfrentar la emergencia sanitaria.
La receta de la izquierda uruguaya era la misma que la del gobierno argentino del presidente Alberto Fernández. Encerrar a la gente de manera compulsiva, bajar la cortina de aquellas empresas y comercios que no pudieran trabajar de manera remota y pagar una Renta Básica a los afectados por la emergencia sanitaria. Hasta se impulsó un cacerolazo y apagón masivo para reclamarle al gobierno que escuchara a “el pueblo”.
El gobierno uruguayo, por fortuna para “el pueblo”, tomó otro camino. Y a la vista está los efectos catastróficos que la receta propuesta por el Frente Amplio y el Pit-cnt generó en la otra orilla, donde la pandemia dejó a seis de cada diez argentinos en situación de pobreza o indigencia.
Ahora, cuando la cruel invasión rusa a Ucrania ha afectado la economía global y la inflación es la nueva pandemia que deben enfrentar los gobiernos de todo el mundo, el Frente Amplio y el Pit-cnt vuelven a la carga. Le exigen al gobierno que congele el precio de los combustibles “al menos hasta fin de año”, que quite impuestos al gasoil para las pequeñas y medianas empresas, que elimine el IVA a 19 productos de la canasta básica, que baje las tarifas de los servicios públicos, que aumente los salarios y las jubilaciones, y que duplique las prestaciones sociales que paga al Estado a los más vulnerables.
¿Fue la receta que el Frente Amplio aplicó cuando era gobierno cada vez que la inflación se aproximaba al 10%? Para nada. En aquellos tiempos se probó alguna vez con un acuerdo de precios, que como era de esperar fracasó con todo éxito, y se terminó “solucionando” la situación con el ya famoso “UTE premia”, que cada diciembre servía al equipo económico de turno para bajar el índice de aumento de precios y evitar la inflación de dos dígitos.
¿Y por qué no hizo el Frente Amplio cuando era gobierno lo que el Frente Amplio ahora reclama siendo oposición? Fácil. Porque cualquiera sabe que el costo fiscal de un paquete como el propuesto sería altísimo y difícilmente soportable por parte del Estado. ¿Cómo se financia tanta generosidad? ¿Endeudando aún más al país, lo que supondría que la cuenta la paguen las futuras generaciones, o aumentando significativamente los impuestos a algunos para atender las necesidades de otros? Y si se hiciera esto último, ¿cómo se piensa que impactaría ello en materia de consumo? Y si los que más tienen consumen menos, ¿cómo afectará eso a la actividad económica y, como consecuencia, al empleo?
Recetas sobran. Responsabilidad no.