El Pais (Uruguay)

“Hoy un camarín de música tropical no es lo que era antes”

- BELÉN FOURMENT

Uruguay, dice, es parte importante de su historia: es de los primeros países a los que lo llevó la música, la tierra que recorrió como cantante de la banda Ráfaga, el lugar donde ocurrió una gira que le haría cambiar su vida para siempre y que lo llevaría a entregarse a la fe religiosa. Uruguay es, también, el sitio que vuelve a visitar ahora, como un solista consagrado.

El argentino Rodrigo Tapari —que pasó por el concurso Popstars, cantó en Ráfaga durante 14 años y se lanzó como solista en 2017— se presentó anoche en Paysandú, actuará hoy en el Teatro 28 de Febrero de Mercedes; mañana en el Teatro Español de Durazno y en el Club Boulevard de Rivera; y el sábado llegará al Teatro Metro de Montevideo, con entradas ya agotadas y tres invitados: Mariano Bermúdez, Martín Piña y Luana.

Esa misma noche estará en el Social Club Santa Rosa de Canelones, y rematará el tour el domingo en la Sala Cantegril de Maldonado. Quedan los últimos tickets para las funciones en el interior, en las que promete un show “enérgico” que tendrá balada, su clásico “Una cerveza” y otros como “Muero de frío” o “Que ya no me llame”, e incluso algo de Queen. Pero sobre todo cumbia, mucha cumbia.

“Después de lo que fue Showmatch”, dice en diálogo con El País y en referencia a su paso por La Academia, “hubo una popularida­d masiva que yo no tenía. En Uruguay quedé sorprendid­o porque bajaba del vehículo al canal de televisión o la radio, y la gente en la calle, más que nada la gente mayor, se emocionaba y me decía: ‘Yo te miraba’, ‘Yo te voté’, ‘Conozco tu historia’. Me volví con esa sensación hermosa de que a pesar de que hace mucho que no estoy ahí, la gente me tiene presente”.

—Ya que traes a colación tu pasaje por se suele hablar del riesgo que tiene pasar por un show televisivo de esas caracterís­ticas. ¿Cómo transitast­e todo ese proceso?

Showmatch,

—Te digo la verdad. Fue una decisión que la pusimos en oración, porque ya va a hacer casi siete años que cambiamos nuestro estilo, nos transforma­mos a la fe en Dios y empezamos a vivir otra vida totalmente distinta, más pura, sana y transparen­te. Y a mí no me gusta negociar mi integridad como persona, y de repente sabíamos que La Academia era exponer la vida de uno. Mucha gente me preguntó* cómo iba a ir al programa, pero si Dios tenía planificad­o eso para mi vida, no iba a encontrar motivo para no ir. Y sucedió que entré por reemplazo, y eso me dio la posibilida­d de ver cómo se trabajaba; en ningún momento me obligaron a hacer nada, entonces el programa también se presta a lo que uno quiera hacer. Y cuando me invitaron a que me quede fijo, sentí que estaban poniendo todo para que pudiera estar. Y yo fui con mi verdad. Bailé lo que pude, aprendí muchísimo, pero sobre todo me mostré tal cual soy.

—¿Qué es lo más difícil de hablar de religión en televisión?

—Hay algo que pasa y es que entre personas religiosas se atacan, y es muy triste. Cuando una persona como yo, que hace cumbia y se mueve en boliches, habla de Dios, mucha gente que es religiosa lo ve mal. Y eso es lo único que encuentro como negativo cuando uno decide hablar de lo que Dios hizo en la vida de uno. En mi caso, fue el único que me pudo sacar del alcoholism­o; no me ayudó el ser humano. Son experienci­as personales.

—Yendo a la música, ¿qué sentís que define este momento de tu carrera?

—Después de una pandemia donde todos tuvimos tanta incertidum­bre, salir de nuevo al exterior, que es algo que se extrañaba mucho… Complement­a la felicidad que uno ya tiene por poder trabajar. Y Uruguay es una gran parte de mi historia musical, es uno de los primeros países que visité. Cuando me dijeron que iba a estar en Rivera me agarró como un escalofrío, porque fue de los primeros lugares que yo pisé. Y eso me va a traer una

El ex Ráfaga abrió ayer su gira por el país; recorrerá siete departamen­tos y eso incluye Montevideo.

especie de melancolía, nostalgia, felicidad, todo junto, porque ya tengo 38 años, fui cuando tenía 19, y es importante poder volver a aquellos lugares que te vieron nacer.

—En estos 20 años, ¿qué es lo que más cambió y lo que aún mantenés en tu faceta artística?

—Hoy me agarra maduro, con ganas de disfrutar de cada segundo de cada escenario que piso, haciendo mis produccion­es, siendo autor y compositor de todo lo que hago. Me da mucha felicidad haber aprendido junto a Ráfaga todo lo que aprendí, para hoy poder volcarlo como Rodrigo Tapari. Y lo que más se mantiene es la juventud, porque a pesar de que tengo 38 años, sigo siendo una criatura por cómo disfruto las cosas.

—Antes hablaste de tu cambio personal. ¿El ambiente de la música tropical también se transformó?

“Después de ‘Showmatch’ hubo una popularida­d masiva que yo no tenía”, admite.

—Cuando empecé a vivir la vida de otra manera, eso lo llevé a todos lados. Yo tengo muchas pautas para trabajar conmigo: no alcohol, no mentiras, no mujeres, cosas que por ahí son habituales en la noche. Acá es todo muy familiar, y el anhelo de llevar una empresa hoy es marcar la diferencia, y que muchos se den cuenta de que se puede hacer las cosas bien sin necesidad de aquello que no te lleva a ningún final feliz. Lo que veo hoy es que hay muchas personas que muestran a sus familias en Instagram, llevan a sus esposas a las giras o toman cartas en el asunto respecto a sus adicciones, cosas que antes no se hacían. Hoy un camarín de música tropical no es lo que era antes, y te hablo de drogas, de alcohol, de mujeres y de muchas cosas que sucedían en una noche de trabajo. Y hasta los empresario­s están en un formato más familiar. No sé si fuimos los que marcamos esa diferencia; de lo que sí estoy seguro es de que fui el primero en contar lo que Dios hizo en mi vida, y eso fue un impacto.

—Parte de esa transforma­ción personal está muy ligada a una gira que hiciste por Uruguay. ¿Eso le agrega algo diferente a este regreso?

—Creo que todo lo que va sucediendo en la vida te hace, en algún momento, tener un clic. Yo creo que tomé la decisión justo a tiempo, y hoy quiero llevar todo eso para allá, más que nada en estos tiempos tan difíciles en los que hay que luchar para que el cambio comience desde casa. Cada experienci­a que tuve, en cada lugar y en cada gira, me llevó a lo que soy hoy. Y eso es lo que quiero compartir.

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