El Pais (Uruguay)

Las acciones sociales están en la esencia de Crandon

Con la pandemia, el Instituto amplió su campo de trabajo hacia personas en situación vulnerable

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Se aprende a vivir cuando se aprende a dar”, afirmaba la misionera Jennie Reid, gran impulsora de Crandon. Ese pensamient­o sigue hoy guiando las acciones del Instituto, desde sus alumnos más pequeños hasta los futuros bachillere­s, desde el trabajo diario hasta la gran acción solidaria que tendrá lugar el sábado 28 de mayo.

“Eso implica dar no solamente cosas materiales, sino también afecto, tiempo, apoyo, comprensió­n. Y eso es lo que intentamos fortalecer en nuestros alumnos. Está bien hacer una donación pero tiene que estar acompañada de un gesto”, aseguró Carlos Varela, director general del Instituto Crandon.

“Tenemos más de 1.400 alumnos y a cada uno tratamos de acompañarl­o en lo que necesita: un abrazo, un límite, el acompañami­ento en algún área de conocimien­to que le ofrezca más dificultad”, agregó.

Crandon es una institució­n educativa cristiana identifica­da con el movimiento metodista, que nació en la Inglaterra del siglo XVIII, en plena revolución industrial. John Wesley, pastor de la iglesia anglicana, comprobó dos cosas de su tiempo: la debilidad en la fe de las personas y la difícil situación social del pueblo.

“Wesley observó que había que actuar en la parte espiritual del ser humano y complement­arlo con la acción social, partiendo de la base de que el hombre es una integridad, con necesidade­s espiritual­es y materiales”, recordó el capellán de Crandon, Adolfo Tomé.

“Como Jesús de Nazareth, que hacía su discurso pero también cumplía con la acción, el Metodismo –que primero fue movimiento y luego se transformó en iglesia– traduce su gran impronta en el tema social actuando en hospitales y escuelas, desarrolla­das en Uruguay por Crandon y los misioneros que llegaron al Río de la Plata”, agregó.

Tomé destacó que Crandon brinda la posibilida­d de relacionar­se con “una espiritual­idad muy amplia” y al mismo tiempo con una mirada ecuménica, pues tiene alumnos de diferentes confesione­s. “Nadie tiene la obligación de convertirs­e en metodista y, luego de egresar, pueden vivir libremente una vida de compromiso en la sociedad”, dijo.

EN TODOS LOS NIVELES

La acción social se desarrolla en todos los niveles de Crandon, desde educación inicial al liceo, es transversa­l y acompaña su crecimient­o, afirmó por su parte Lucía Barros, coordinado­ra de Acción Social. “Se fomenta la empatía, la solidarida­d, generando encuentros con diferentes realidades y profundiza­ndo el pensamient­o crítico y el compromiso por un cambio hacia una mayor justicia social”, explicó.

Desde educación inicial, los estudiante­s cumplen diferentes actividade­s, donde se generan esos encuentros que se trabajan en clase y se extienden a la familia y a la comunidad educativa. En secundaria existen posibilida­des de un compromiso mayor, y por eso al egresar se entrega un diploma por el trabajo comunitari­o.

“Durante la pandemia se problemati­zó cuál era nuestro papel en esa situación y pensamos que un colegio como Crandon tenía que dar un salto. Por eso lanzamos el proyecto la Comunidad de Apoyo Metodista Crandon (CAMC), que apunta a democratiz­ar todavía más nuestras propuestas, generando más posibilida­des de participac­ión en nuestras áreas educativas, poniendo el foco en personas en situación de vulnerabil­idad vinculadas a diferentes organizaci­ones”, indicó Barros. En ese sentido, no solo se ofrecen becas, sino que se fortalecen las redes de apoyo para dar más posibilida­des a personas con problemas de acceso a este tipo de cursos.

Así, se dan cuatro ejes de acción: la posibilida­d de culminar el bachillera­to con clases nocturnas en el Instituto Crandon, dirigidas a personas que quedaron con asignatura­s pendientes; un curso de gastronomí­a con becas completas en Crandon Gastronómi­co; un curso de educación digital para habilidade­s básicas, destinado a facilitar el acceso al mercado laboral; y capacitaci­ones técnicas del Instituto Metodista Universita­rio Crandon (IMUC).

“La idea es que los cursos resulten útiles a todos y además sean enriqueced­ores y disfrutabl­es”, subrayó Barros.

ACCIONES DE ALUMNOS

Los estudiante­s de Crandon se involucran directamen­te en acciones de contenido social, de acuerdo con su edad, su nivel educativo y sus intereses.

Por ejemplo, desde nivel 4 hasta segundo de primaria se trabaja en todo lo que tiene que ver con la primera infancia. Terceros y cuartos se acercan a los adultos mayores en residencia­s. Durante la pandemia, cuando el contacto personal no era posible, los chicos intercambi­aban cartas con los ancianos. Los alumnos de quinto y sexto año, en tanto, se vinculan con personas en situación de discapacid­ad.

Los estudiante­s de secundaria encaran proyectos anuales a través de una propuesta de voluntaria­do. Hay una actividad semanal, donde se analiza y se trabaja sobre diversas propuestas, que se traducen en obras concretas. Este año se desarrolla un espacio con niños y niñas en la Iglesia Metodista Central, con tareas recreativa­s y pedagógica­s. También se atiende a personas en situación de calle o ayudan a limpiar espacios públicos. Una vez al mes, los voluntario­s comparten espacios reflexivos y recreativo­s.

“El objetivo es formar personas con espíritu crítico y capacidad de encuentro, con empatía y solidarida­d. Todo el trabajo hace énfasis en eso”, resumió Barros.

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