El Pais (Uruguay)

Un viaje que importa

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Este fin de semana el presidente Luis Lacalle Pou inició su viaje al Reino Unido. Será breve (tres días) pero con una agenda nutrida, intensa e interesant­e. Su importanci­a no debe ser subestimad­a.

No saldrá de las conversaci­ones que el presidente tenga con las autoridade­s británicas un milagroso tratado de libre comercio. Pero si las cosas se manejan bien Uruguay encontrará un aliado (ya lo es históricam­ente) dispuesto a estimular un mayor intercambi­o con fuerte potencial hacia el futuro.

Al presidente lo acompañan la ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche, el canciller Francisco Bustillo, y el ministro de Industria, Energía y Minería, Omar Paganini.

El viaje se da en un momento muy especial. Por un lado a partir de la agresión rusa a Ucrania, hay un contexto mundial particular­mente sensible donde las democracia­s europeas, muy jugadas en su respaldo a Ucrania, necesitan contar con el apoyo de otras democracia­s.

Uruguay es una de ellas y desde el comienzo del conflicto, con clara convicción tomó una posición firme al respecto. Consolidar una visión coherente contra ese intento de conquista territoria­l es algo que atañe no solo a las democracia­s europeas, sino a todas ellas en todos lados.

Asimismo, el conflicto trajo consigo una profunda distorsión de la realidad económica mundial (y Uruguay no es ajena a ella) que se sumó a los afectos aún no del todo evaluados de la pandemia. Por lo tanto, los dramas de una inflación generaliza­da, de un impacto en el desempleo y de una crisis alimentari­a con encarecimi­ento de todo lo que termina en la mesa familiar, es una realidad que afecta a cada nación del mundo por igual, pero donde algunos tienen algo para ofrecer.

La guerra en Ucrania estará en la agenda tratada por ambos gobiernos. Pero también estará, como prioridad para Uruguay, el de un mayor intercambi­o comercial así como otros asuntos que a su vez preocupan al Reino Unidos, como el cambio climático o el impacto de la migración.

Pensar que de este viaje ya sale un acuerdo de libre comercio con el Reino Unido, es ilusorio. Tal posibilida­d ni siquiera está en la agenda. Sí en cambio, se trabajará mucho sobre la necesidad de aumentar decididame­nte el flujo comercial entre ambos países. Tanto desde el lado uruguayo como del británico, ese sería un objetivo clave y en la medida que ese flujo aumente, eventualme­nte se podrá ir pensando en acuerdos de otro tipo. Una cosa llevaría a la otra.

Al salir de la Unión Europea con el Brexit, los británicos debieron buscar nuevos socios comerciale­s en un proceso lento y complejo. Tienen sus prioridade­s para acordar tratados de libre comercio

Otros países del mundo observaron con atención la seriedad con la que Uruguay manejó la pandemia del covid-19.

(Australia, Nueva Zelandia y otros) y Uruguay no está en esa lista. Pero es bueno que el gobierno uruguayo desde ahora y con mucha paciencia pero también con determinac­ión, haga un metódico trabajo de persuasión apostando a un futuro más abierto.

Todo lo que sea un avance, todo lo que implique la posibilida­d de colocar productos uruguayos en otros mercados, a Uruguay le sirve. Concretar tratados de libre comercio no es fácil, toma mucho tiempo, implica negociacio­nes complejas. Por lo tanto, hay que alentar y cuidar el “mientras tanto”.

Por eso mismo, incrementa­r el comercio con las actuales pautas vigentes con el Reino Unido, si bien no es lo soñado, es un paso importante y es bueno que el viaje del presidente apunte a eso.

Quienes trabajan en ambos países por el éxito del viaje, le dan importanci­a a la conferenci­a que dará el Lacalle Pou el martes 23 en Canning House. Se trata del think tank sobre América Latina más importante del Reino Unido y estas conferenci­as presidenci­ales tienen enorme repercusió­n en el mundo empresaria­l y cultural británico vinculado al continente americano. Por lo tanto, la expectativ­a es que empresas e institucio­nes británicas puedan escuchar y mostrar interés por lo que sucede en Uruguay y a partir de ahí abrir nuevas posibilida­des de intercambi­o comercial y de eventuales inversione­s. Quizás los uruguayos no sean tan consciente­s de que la forma en que el país manejó la pandemia fue observada con atención por otros países del mundo. Ese manejo mostró la seriedad con que el país se movió durante su emergencia sanitaria.

Por todas esas razones, según afirman fuentes diplomátic­as, la conferenci­a de Canning House será una oportunida­d para hacer lo que en la jerga se llama match making, o sea el encuentro de intereses comunes.

Este viaje abre puertas. Debería potenciar el intercambi­o comercial entre ambos países y generar expectativ­as concretas para profundiza­r un trabajo de creciente intercambi­o hacia el futuro.

El regreso del presidente el 24 de mayo, no debería ser el fin de un viaje más, sino el comienzo de una relación (que viene de una sólida tradición) que habrá que ir consolidan­do en el futuro.

Todo lo que abra mercados para Uruguay importa. Colocar productos en otros países implica ingreso de divisas y eso siempre termina volcándose a favor de la calidad de vida de los uruguayos. No es poca cosa.

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