El Pais (Uruguay)

Un caso penal que nunca se cerró

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■ El 30 de diciembre de 2014, tres hijos del pescador Ricardo Gamberini, encontraro­n los restos de Lola Chomnalez semienterr­ados en la arena en una zona de acacias, entre los balnearios Barra de Valizas y Aguas Dulces. El cuerpo se encontraba a 150 metros de la costa, cerca de una cañada denominada “El Arinos”. Un día antes, la madrina de Lola, Claudia Fernández, había denunciado a la Prefectura Nacional Naval la desaparici­ón de la joven.

El caso no podía empezar peor. Jueces y fiscales suplentes que duraban pocos días porque los titulares estaban de vacaciones y enfrentami­entos entre la Justicia y el Ministerio del Interior de la época. Más de 100 personas declararon como indagados o como testigos en las primeras semanas. El caso nunca se cerró aunque cayó en fojas cero en varias ocasiones.

El expediente judicial revela que el viaje a Valizas significó la primera salida de Lola afuera de su casa. En un principio, la adolescent­e había planificad­o irse a veranear con una amiga a Punta del Este. Posteriorm­ente, Lola cambió de planes tras recibir una invitación de su madrina de veranear en Valizas y obtuvo la anuencia de sus progenitor­es.

Tras la desaparici­ón de Lola al día siguiente de su arrribo a Valizas, el foco de la investigac­ión apuntó hacia la madrina de la adolescent­e, Claudia Fernández, su pareja, Hernán Tuzinkevic­h, y el hijastro de éste, Valentín Tuzinkevic­h.

Tanto que, el 1 de enero de 2015, el padre de Lola, Diego Chomnalez, señaló ante el canal argentino Todo Noticias (TN) tener dudas respecto al esposo de la madrina de la joven. Y dijo que hace tiempo que no confiaba en ese hombre.

El 7 junio de 2019, la madre de Lola señaló a El País que la madrina nunca la había llamado por teléfono pese a que se conocía desde hace 20 años.

Los abogados de la familia Chomnalez, Jorge Barrera y Juan Raúl Williman, pidieron en esas fechas a los policías de Rocha que intensifiq­uen las investigac­iones a las personas que reparaban los ranchos ubicados en la primera línea del mar en Valizas. Por su parte, la madre de Lola, Adriana Belmonte, insistió en varios medios de prensa que los asesinos de su hija eran más de uno y agregó que había gente de Valizas que los estaba encubriend­o.

Luego de que la familia de la madrina de Lola regresara a Argentina, el foco de la investigac­ión se centró en el entorno del pescador Ricardo Gamberini y sus hijos. Tras declarar en varias oportunida­des en la Justicia y en la Policía y cotejados sus ADN con la muestra encontrada en la toalla de Lola, la investigac­ión apuntó a otras direccione­s.

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