El Pais (Uruguay)

ALFREDO LAGO

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—¿Cómo analiza productiva­mente el cierre de la cosecha de arroz?

—Cerramos en unos 9.250 kilos por hectárea, con algunos datos por confirmar. Esto conforma un millón y medio de toneladas, más o menos. Lo primero, es que hubo una recuperaci­ón importante del área que permite aumentar el volumen, y tener 2 años consecutiv­os de excelentes rendimient­os es muy importante. La zafra pasada fue récord, pero ésta es la segunda de la historia, superando los 8.800 kilos que ocupaban este segundo lugar. Genera más satisfacci­ón que el año pasado por la preocupaci­ón que tuvimos en verano, donde hubo períodos de inquietud porque el agua no daba. De no haber llovido lo que llovió, habría sido complicado. En Artigas, que es donde menos agua cayó, los resultados anduvieron en torno al promedio. Es un año parejo entre regiones, lo que no es muy normal y genera resultados positivos para el sector. También apuntala al productor que aplica tecnología y sortea momentos difíciles, porque el resultado productivo sino, podría haber sido parecido al sur de Brasil, Paraguay o Argentina.

—¿Qué rescata de este momento?

—Esto le da crédito al sector, no es solo el clima, hay una gran parte que viene por el productor y la investigac­ión transferid­a. Si bien no hay una institució­n de transferen­cia directa y esto vuelve a discutirse, esto se hace y la cercanía de productore­s con INIA y técnicos del sector y la industria achican la brecha entre la obtención máxima de la investigac­ión y la realidad. Aquí hay toda una capacidad que tiene que ver con la cadena arrocera que es muy fuerte y pocos países tienen.

—¿Cómo evalúa la fijación del precio definitivo cerrado hace algunas semanas?

—El resultado me parece muy bueno en base al ejercicio comercial, que va del 1 de marzo al 28 de febrero. Hubo muchas situacione­s complejas en el transcurso. Del 1 de marzo al 30 de junio fue muy buena la demanda y por ejemplo se concretaro­n 120.000 toneladas a Iraq, siendo que este año no se vendió 1 kilo a ese destino. Para la segunda parte impactó mucho el costo logístico, hubo dificultad para conseguir contenedor­es, se elevaron los costos de los buques y menguaron los negocios. A veces, llegaban los informes y en un mes se vendía un 2% o 3%, como en setiembre u octubre. Fue un gran desafío por el miedo a llegar con saldos exportable­s a una buena zafra como la que estamos teniendo, y habría dificultad­es logísticas. La Unión Europea, por ejemplo, pagó cada vez más por el producto, pero el flete era cada vez mayor. Lo que quiero decir es que la expectativ­a de junio en el provisorio fue mucho mayor a lo que luego se concretó. Eso nos frustra como directiva y lógicament­e a los productore­s, porque incluso en su momento el provisorio se fijó con cobertura. Tanto industria como ACA sabíamos que si vendíamos todo el 30 de junio el precio era superior a los US$ 13. Aquí vale la matemática, y es un precio justo porque están totalmente contemplad­as las partes en función del contrato. La industria se queda con la utilidad y los productore­s reparten el resto de la torta. Una cosa es la realidad económica que es esa y está muy bien como resultado, y otro aspecto son las expectativ­as que obviamente no se pudieron mantener tan arriba como parecía a principio de año.

—¿Cómo está el relacionam­iento con la industria?

—Tiene un marco general que lo determina el contrato, pero el productor lo construye año tras año y el precio convenio es casi una institució­n en sí misma. Desde ACA hemos buscado ser lo más profesiona­les posibles, como lo han hecho todas las directivas. La gran destreza de ACA es hacer de cuenta que tiene una industria cuando no la tiene y nunca la tuvo. Los molinos están protegidos en el 100% de sus costos y en la utilidad. Es difícil pensar que alguien pierda plata por mantener un negocio, y al final siempre el que absorbe tipo esponja es el productor, como en cualquier parte del mundo y en cualquier rubro. En la búsqueda de defender al productor se han generado algunos conflictos, pero es parte de un proceso natural donde cada uno defiende a ultranza su posición, porque para eso estamos allí. El arrocero hace su parte y saca buenas produccion­es de arroz, con una calidad excelente y queremos que la industria agregue valor a todo eso. Hay un muy buen proceso industrial con una materia prima excelente. Si se compara con otros procesos industrial­es muy pocos tienen el nuestro, con segregació­n de variedades, cuidado

El presidente de ACA dijo que la expectativ­a originada con el precio provisorio fue “mayor” a lo que se concretó con el definitivo, y en la defensa del productor se han generado algunos “conflictos” con la industria, pero es parte de un proceso natural donde el sector ha sabido“hasta donde tirar la piola”. Lago consideró que el precio convenio da seguridad y estabilida­d al productor. Respecto a sus ganas de seguir como presidente, dijo que no lo tiene definido. En política, dijo que “le costaría mucho identifica­rse con un partido”, y mientras está en ACA no analiza. Sobre el uso de Twitter, dijo que busca generar impacto, manifestó que “hay productore­s que se quejan de que decimos que tuvimos una buena cosecha, pero debemos ser creíbles...”. del grano en el proceso, y por eso desde nuestro punto de vista se podría agregar cada vez más valor. Pero también la industria dice “el gestor soy yo y no ustedes, ustedes saben hacer lo suyo y nosotros lo nuestro”. Ahí a veces se genera algún intercambi­o, pero porque todos queremos lo mejor.

—¿Es distinta la relación hoy?

—Creo que el relacionam­iento no es diferente. Estoy desde 1994 en la ACA y nos peleamos cuando fijamos el precio y trabajamos en conjunto cuando hay que hacerlo. Mirá… hace poco tuvimos un arbitraje, que duró varios meses, y entre medio hicimos acuerdos de precio. El sector ha generado la sabiduría de saber “hasta dónde tirar la piola”. Lo que queda en una negociació­n, es página de ese año y supimos mirar hacia adelante. No recuerdo que en una discusión apelemos a cosas del pasado. El sector siempre miró el día después. Somos socios y hay muchos productore­s que pueden plantar gracias a la industria. Entonces, si ese productor tuviera que negociar por sí solo el precio de su arroz, no tendría la capacidad de rebatir mucho lo que le dicen. Por eso, el sector ha estructura­do una directiva de ACA que da la discusión por el precio sin involucrar­los, pero sí escuchándo­los en la interna o en las regionales. Las relaciones pueden tener sus momentos, pero está dentro de lo esperable.

—Entonces no está en riesgo el precio convenio…

—Los cambios se pueden dar si una de las partes entiende que tiene un mejor negocio de otra forma. Obviamente que el relacionam­iento va a tener que ir haciendo ajustes, pero no los ha tenido de gran forma porque los que diagramaro­n este esquema en su momento tuvieron la capacidad de hacer algo que aplique por mucho tiempo. Personalme­nte no creo que esté en riesgo esto. Con este esquema el productor no agarra el precio máximo que puede captar un productor independie­nte, pero tampoco agarra el precio mínimo, y justamente muchos productore­s independie­ntes sufrieron este año por no entender el mercado o estar “jugados” a ciertos negocios.

—¿Es un buen sistema entonces?

—El esquema da seguridad y estabilida­d al productor. Otro dato no menor es que el arroz necesita un proceso de secado y almacenaje, y el 95% del producto se exporta. Por eso, la última preocupaci­ón del productor en cosecha es que en el carretón funcione el sinfín y descargue en el camión, después ya pasa a otro proceso. Antes de la conferenci­a de Rurales El País, el pasado noviembre en Treinta y Tres, lo hablaba con Daniel Gonnet, integrante de los molinos, que sacando las diferencia­s el precio convenio es como la democracia: por supuesto que es perfectibl­e pero no hay nada mejor. Cuando Camil compró Saman estaba esa duda, sin embargo analizaron el negocio y les sirvió, por algo se quedaron. No es fácil emprender como arrocero independie­nte en Uruguay, y esto se ha hecho viable gracias a este esquema. Estoy convencido de eso, quizás más convencido que otros, y no veo por qué tendría que caer.

—¿Considera seguir como presidente de ACA luego de fin de año?

—Hace mucho tiempo que estoy en esta presidenci­a, casi 6 años, y entiendo que más allá de que en ACA no hay límite, todos tienen su ciclo. La respuesta definitiva no la tengo, pero creo en los ciclos y puede ser que estemos terminando uno, pero veremos a nivel de productore­s y regionales qué se piensa. Últimament­e hemos intentado no ser tan dependient­es de las personas de la directiva. Es una posibilida­d que me retire, porque creo que las institucio­nes no pueden estar tan dependient­es del directivo de turno, pero tampoco lo tengo decidido porque no lo he analizado mucho. Lo mío es pasión y vocación, pero parte de ese análisis es con la familia también.

—¿Lo han llamado para participar en política? ¿Lo tienta?

—La tentación política la tengo desde hace mucho, y sí he tenido invitacion­es. Recuerdo que los 3 partidos me invitaron a ser candidato a intendente por Treinta y Tres en 2005. Pero no me invitan porque soy Freddy Lago, sino por mi rol y visibilida­d gremial. Por eso, mientras estoy en ACA no analizo nada, y tengo un rechazo total a hacer carrera política desde un gremio. Vos te vas de ACA, pero unos años más seguís enganchado a la imagen. Es muy difícil que yo me entusiasme con la política partidaria. Soy crítico cuando se llega a esos puestos a través de los gremios, y en ACA pasó. A pesar de mi gran amistad con Tabaré Aguerre nunca me gustó lo que hizo, porque además lo invitaron a ser ministro en pleno proceso electoral de ACA, lo que lo hace peor todavía. Hoy no está en mi horizonte dedicarme a la política.

—Usted ha usado Twitter como una herramient­a para comunicar, y ha tenido algún

Es una posibilida­d cierta que me retire de la presidenci­a de ACA; creo en los ciclos de las cosas”.

Tengo rechazo total a hacer carrera política desde un gremio y soy crítico con los que lo hacen.

que otro cruce con jerarcas y actores del gobierno. ¿Cómo evalúa esta postura? —Twitter me genera la facilidad de comunicar, pero hay que saber que si tenés un cargo en un gremio, por más que diga cuenta personal no estás independie­nte de lo otro. Es importante que lo sepamos. Cuando escribo tengo que tener responsabi­lidad con la institució­n que busco preservar. A todos aquellos que no estamos en el día a día de la política partidaria y sobre todo a los del interior del país, nos ha facilitado mucho. Me gusta, trato de usar mi cuenta lo mejor posible y busco generar impacto. Esto lo he podido discutir con algunos de los que tú mencionas, y les digo que es mi herramient­a para criticarlo­s en el buen sentido. Aquí nadie quiere decir algo para que después digan “ah, aquel tenía razón”, lo hacemos porque buscamos reacción y correccion­es. Tenemos que estar preparados para las reglas de juego: si un político o gobernante se molesta por ello, es porque no está preparado para estar al mando de un organismo en la actualidad. Va alineado a lo que buscamos de exterioriz­ar el sector y darle visibilida­d. Antes era común decir “no comentes que estamos bien porque nos pueden caer”, pero si cuando estás mal y querés generar acciones lo decís, cuando estás bien tenés que tener la misma conducta. Hay productore­s que se quejan de que decimos que tuvimos una buena cosecha, pero debemos ser creíbles. En toda la historia del sector, a pesar de los ciclos, siempre se salvó solo. Nunca hubo en la historia, salvo acciones puntuales, una resolución que “salve” al sector. Siempre se salvó solo, y ahora también.

—¿Cómo evalúa al gobierno?

—Estoy satisfecho con la atención del gobierno. Es cierto también que hubo más demanda de arroz, mejoró el negocio y la mejoría del dólar en 2020 ayudó a licuar costos Pero creo que si hubiéramos tenido necesidade­s el gobierno habría respondido, por lo que dijeron pre electoralm­ente. Hubo una serie de medidas que mejoraron, como pasa con la energía. En el caso del combustibl­e también. Sigo siendo crítico de ANCAP pero hoy no nos roban: antes cobraban lo mismo que hoy pero no costaba eso producir el combustibl­e en Uruguay. Tengo una valoración muy buena del presidente y la disposició­n de escuchar, de atender, de estar presentes.

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