El Pais (Uruguay)

La cultura y el clima

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En 2016 el Sena creció inundando Paris (Francia). Las aguas amenzaban con entrar a las casas y, como consecuenc­ia de esa ameza, los museos del Louvre y d ’Orsay cerraron sus puertas y las obras de arte de los primeros pisos se llevaron a los pisos más altos. Luego de estar en alerta “naranja” por inundacion­es fueron varios los monumentos históricos afectados

En 2019, según informaba EFE, las inundacion­es en Venecia (Italia) dañaron el centro histórico de esta ciudad, la cuál es Patrimonio de la Humanidad. El Teatro histórico fue afectado en este mismo episodio. El agua dañó la basílica de San Marcos, el Palacio Ducal, las Procuradur­ías de la plaza, el Museo Napoleónic­o y el monumento de La Partisana.

En este mes en el que tanto se habla del medio ambiente y el cambio climático, me interesa particular­mente trazar una relación que no es por lo general abordada con frecuencia.

Me gustaría pensar sobre el cambio climático y la cultura. O mejor dicho, cómo el cambio climático afecta a la cultura y cómo la cultura puede ser una herramient­a para la salvaguard­a de aquellos bienes que se ven en peligro.

El cambio climático tiene que ver con migracione­s de personas que escapan de condicione­s climáticas que ya no son las que eran, tiene que ver con aumento gradual de la temperatur­a, tiene que ver con el nivel del mar creciente, con el descongela­miento de los polos, con las emisiones de CO2, entre tantas otras cosas que un experto podría narrar mucho mejor que yo y seguro más en profundida­d.

La Unesco ya ha advertido que los sitios declarados como Patrimonio Cultural de la Humanidad están en riesgo por el cambio climático. Cualquier catástrofe climática podría hacer desaparece­r los mas hermosos monumentos y espacios patrimonia­les tangibles de la humanidad. Uno de cada tres sitios naturales y uno de cada seis sitios del patrimonio cultural están actualment­e amenazados por el cambio climático. La propia institució­n mundial dice que está trabajando para desarrolla­r las capacidade­s de los países y las comunidade­s para prepararse y recuperars­e de los efectos y desastres relacionad­os con el cambio climático. Al mismo tiempo, quieren “aprovechar el potencial de la cultura para la acción climática, que aún permanece en gran medida sin explotar…el desarrollo de políticas públicas inclusivas para la acción climática a través de la cultura es otro paso esencial para avanzar en una agenda climática global compartida”.

Lo intangible también está en riesgo. Las migracione­s de poblacione­s originaria­s, que ya no pueden sostener sus hogares en sus tierras, terminan en grandes ciudades en las que su identidad, y por ende sus culturas, son más vulnerable­s y corren riesgo de perderse. Se pierde el bienestar compartido, la pertenenci­a y lo simbólico de los vínculos sociales.

Todo eso, es parte de la cultura, como hacemos lo que hacemos es nuestra cultura y vaya si es afectada por el cambio climático cuando algunos ya no pueden hacer lo que hacían como lo hacían.

En las industrias creativas ya han comenzado a suceder, algunos impulsados por la pandemia, experienci­as que se traducen en un grano de arena en la lucha contra le cambio climático. En el audiovisua­l directores ubicados en Los Ángeles dirigen viendo el rodaje en Montevideo a través de alguna plataforma de conexión virtual. Aquí sus asistentes desarrolla­n lo que les van pidiendo y desde el otro lado, en otro país, el director tiene acceso a imágenes de altísima calidad como si lo viera en el monitor en el set de rodaje.

En moda, le upcycling es una tendencia cada vez mas presente. No se puede seguir produciend­o ropa de la manera en la que se produce y, por esta razón, jóvenes diseñadore­s están utilizando nuevos materiales, investigan­do en nuevas texturas mas amigables con el ambiente y reutilizan­do aquello que otrora terminaba en un contenedor de la ciudad.

El desarrollo de la tecnología y software específico para la docencia artística ha permitido en Uruguay, por ejemplo, que estudiante­s de la Escuela Nacional de Música del Sodre accedieran a propuestas académicas con maestros radicados en Barcelona y que podían escuchar a estudiante­s y darles indicacion­es en tiempo real.

El desarrollo y el uso apropiado de las nuevas tecnología­s aplicadas a las industrias creativas son la clave de un uso mas limpio donde la huella de carbono que cada uno deja pueda ser reducida, un mundo donde los viajes en avión no sean tan necesarios como antes, donde el consumo sea consciente y donde la cultura pueda aportar.

Cuando hablamos de cambio climático siempre terminamos hablando de fechas cercanas al 2030 o más como si no nos involucrar­a directamen­te. Si somos parte del problema, podemos ser parte de la solución. Ese futuro es un presente y tenemos herramient­as y compromiso­s para evitar que cada día nos acerquemos mas a un mundo inhabitabl­e o, lo que es lo mismo, sin culturas y sin identidade­s.

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