El Pais (Uruguay)

ENCUENTROS CON EL PAPA FRANCISO Y FIDEL CASTRO

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—Todo este tema de los antivacuna­s, con los cuales también estuve reunido y hasta tuve manifestac­iones por mis declaracio­nes sobre la forma en que se tenía que manejar la situación en nuestro sanitario ante el covid. Los antivacuna­s se explican en su visión del mundo... Están jugando realmente con la ruleta rusa, pero cada uno tiene derecho de jugar a la ruleta rusa porque la vida es de cada uno. Para nosotros, el covid fue complicado porque fuimos a la “guerra” y Casmu fue a la “guerra” con todo. Hemos realizado inversione­s importantí­simas en nuestro sanatorio para cambiar la circulació­n del aire, la forma de trabajar y todo lo que se tuvo que comprar en equipamien­to para proteger a nuestro personal de salud de modo que pudiera enfrentar la pandemia. Todo eso tuvo un costo. Fuimos a la “guerra” y no hubo una contribuci­ón (económica) especial del gobierno con una institució­n como Casmu que aportó todo para defender al país y a los uruguayos. En Casmu contamos con más de 90 camas de CTI y también propusimos a la Presidenci­a de la República que había que controlar a las casas de salud de forma diferente para evitar la primera ola de contagio de covid. Hasta hoy estamos controland­o a todos los pacientes de 95 casas de salud. Desde marzo de 2020 hemos realizado una inversión superior a US$ 10 millones para hacer frente al covid. El que no invierte en este tema no piensa ni en él, y hubo gente que no invirtió. Tengo claro todo lo que se hizo desde el Casmu para ayudar al país.

—¿El episodio del crucero Greg Mortimer marcó un antes y después para Casmu?

—Gracias a esa actuación nuestra vinculació­n internacio­nal no ha dejado de crecer. Recienteme­nte nos ha llegado una invitación de la Unión Europea, en el Grupo para la Paz Mundial, para que el Casmu siga participan­do de la estrategia de cibersegur­idad de las historias clínicas de los pacientes. También hemos mantenido contactos con el gobierno de Eslovenia, la Embajada del Reino Unido.

—¿Cómo se tomó la decisión de asistir a la tripulació­n y pasajeros del crucero?

—Un domingo de mañana tomo contacto con la noticia sobre lo que estaba ocurriendo con el Greg Mortimer y ahí ya estimé que había que ayudar a toda esa gente. Los médicos nos formamos asumiendo el riesgo que se corre y jugándose por la vida de los pacientes. Al día siguiente llamé al ministro (de Salud, Daniel) Salinas para poner al Casmu a la orden en ayudar a los pasajeros y tripulante­s del Greg Mortimer. Tras la sorpresa del ministro, creo que tomó nota y al otro día me llamó para decirme que íbamos al barco. El objetivo era hacer un diagnóstic­o situaciona­l y ver los casos más difíciles y traerlos a puerto. La respuesta de los equipos de salud del Casmu fue fenomenal. Todos apoyaron la decisión y no se reclamó un peso. Nadie planteó: ¿y cuánto me van a pagar? Se fue al barco a atender a esa gente, porque esa gente necesitaba de nosotros.

—¿Esa vocación también hace a la esencia del Casmu desde su origen?

—Forma parte de la filosofía y la ética desde la fundación en el año 1935 de nuestra institució­n. Actualment­e contamos con 185.000 socios, 3.000 médicos y un equipo no médico de 4.000 personas. Siempre se dijo y es así, que los mejores médicos están en el Casmu, porque ingresan por concurso y ascienden también por concurso. Y nosotros ponderamos los mismos méritos académicos que se toman como referencia en la propia Facultad de Medicina de la Universida­d de la República. Y en Casmu además se encuentran los mismos médicos docentes de la Facultad de Medicina, que han ingresado por concurso y se deben presentar a concurso para ascender. Esa es la gran diferencia de Casmu con otra institució­n de la salud.

—¿Cuál es el mayor desafío que afronta desde la gestión?

—La idea nuestra es colocar al Casmu como la mejor institució­n de nuestro país, creo que ya lo es, pero hay que seguir trabajando fuertement­e para que sea una institució­n de las más importante­s del continente. Nos ayuda el excepciona­l manejo de la pandemia por la Presidenci­a de la República; también fue excepciona­l el plan de vacunación contra el covid. Uruguay está despegado en el mundo y más en Latinoamér­ica. Hay en el turismo de salud, que crece a un ritmo del 20% anual y mueve billones de dólares, un potencial enorme

—Que los uruguayos tengan la cobertura médica que tienen que tener, es fundamenta­l. Es un gran avance. Lo que se requiere, a su vez, es un mayor grado de libertad de las institucio­nes para poder invertir y posicionar­se. La salud no es igualitari­a y nunca va a ser igualitari­a. El que tiene dinero va a buscar en el exterior los servicios médicos que Uruguay no presta.

—¿Por qué motivos no existen esas prestacion­es avanzadas en Uruguay?

—Porque hay limitacion­es del Ministerio de Salud Pública. Para adquirir equipamien­to médico, como un resonador, se requiere mucho tiempo en el MSP para las autorizaci­ones, cuando acá estamos ante una empresa privada. Y si invierto, invierto con la plata del Casmu, de modo que nadie de afuera del Casmu debería definir en qué invertir. Eso nos impide hoy disponer de la tecnología que nos permita competir con el mundo. Hay que abrir la cabeza. El Sistema Nacional Integrado de Salud está encerrado y el que tiene dinero sale al exterior. Tenemos médicos de primer nivel, un excelente equipo de salud, infraestru­ctura edilicia de categoría, pero no podemos acceder a la

■Hace cinco años, Raúl conoció Roma y el Vaticano como turista. Allí tuvo la posibilida­d de estar reunido con el Papa Francisco. “Más allá de lo que uno crea y de las ideologías, hay personas que están despegadas, que tienen un magnetismo especial”, dijo el entrevista­do, quien también mantuvo en 2007 un encuentro con Fidel Castro al cierre de un congreso médico. “Ese día Fidel habló sólo dos horas, porque nos fuimos luego a compartir el juego de béisbol entre Cuba y Dominicana”.

“Los mejores médicos están en el Casmu porque ingresan y ascienden por concurso de méritos”.

—Sí, ya abrimos varias en distintos barrios de Montevideo. Además, tenemos un proyecto para llegar al interior del país. Queremos tener presencia en Río Branco, Melo, Treinta y Tres y Minas, aunque aguardamos por la aprobación del MSP.

—¿Tienen a estudio el desarrollo de nuevos medicament­os a base de cannabis?

—Casmu tiene la Policlínic­a de Cannabis Medicinal, donde utilizamos los productos aprobados por el MSP. A partir de un componente no psicoactiv­o del cannabis, hay medicament­os que se utilizan para tratar diversos trastornos. Estamos en un amplio campo de investigac­ión y desarrollo, ya que también existen posibilida­des de exportar medicament­os a base de cannabis.

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