Una estrella mexicana que rescata el arte de la charla DIEGO LUNA
Entrevista exclusiva con el actor mexicano que tiene ciclo como conductor en Amazon
Comenzó a trabajar como actor a los ocho años, y con 13 integró el elenco de su primera telenovela, El abuelo y yo. Allí compartió pantalla con Gael García Bernal, iniciando una amistad que se ha mantenido por más de tres décadas.
En 2001, gracias a Y tu mamá también de Alfonso Cuarón (en la que también estaba García Bernal), Luna se volvió una cara conocida. Desde entonces el actor nacido en Toluca traspasó fronteras geográficas e idiomáticas trabajando en películas como Frida, La Terminal, Milk, If Beale Could Talk, Rogue One: una historia de Star Wars o Un día lluvioso en Nueva York. Son películas de, entre otros directores, Steven Spielberg, Gus Van Sant, Barry Jenkins, Woody Allen y en la que compatió elenco con algunas de las grandes estrellas del cine.
En los últimos años, además, fue el narcotraficante Miguel Ángel Félix Gallardo en la serie de Netflix, Narcos: México que le valió un premio Platino a mejor actor.
Ahora, Diego Luna se encuentra en Madrid presentando su monólogo Cada vez nos despedimos mejor, y antes de la función, habló en exclusiva con El País sobre Pan y circo, el ciclo de entrevistas del que está al frente, se ve en Amazon Prime Video y el 24 de junio estrena nuevo episodio.
—En tu carrera has trabajado con Tom Hanks o Sean Penn. ¿Qué siente el niño de Toluca cuando está rente esos actores?
—Lo mismo me pasa con Daniel Giménez Cacho, o al trabajar con mi compadre Gael. La admiración la relaciono más con los personajes que conocí en el teatro en mi infancia por mi padre. Creo que ahí están esos referentes fundamentales en mi vida que vienen de ese teatro que vi siendo niño, me marcó e hizo querer involucrarme inmediatamente para estar viviendo en un mundo más adulto siendo chiquito. Es por el teatro que vi, por las historias que me contaron, los personajes que conocí y por lo que veía entre bambalinas. Eso era muy emocionante y ese mundo fue el que me marcó para hacer lo que hago.
—Imagino que te han de preguntar mucho por
también,
pero pocos, como yo te recuerdan tu primer protagónico en inglés y que fui a ver en una cita. ¿Qué significó esa película para tu carrera?
Nights,
En Pan y Circo,
Y tu mamá
Dirty Dancing, Havana
—(risas) Qué duro que te llevaron a ver esa película. En la época que salió pasó desapercibida pero después fue generando una base de seguidores que fue creciendo con el tiempo. Ahora me la recuerdan cada rato. En su momento fue una película importante para mí porque empecé a trabajar en otro idioma, a conocer el equipo de representantes en Estados Unidos con el que aún trabajo y abrirme un camino en términos de hasta dónde podía llegar con mi trabajo. Estaba muy limitado antes de esa película y de repente quedó claro que podía viajar y hacer cosas por otros lados.
—En 2003 comenzaste a producir tus proyectos. ¿Por qué?
—Por las ganas de seguir participando de esta industria, seguir contando historias y trabajando en una profesión que valora y celebra la colaboración. Como actor de repente te cansas, necesitas tiempo, un respiro, que te pasen cosas en la vida para tener material con el cual trabajar y algo de perspectiva. Y producir me da la oportunidad de seguir participando, de tener viajes de más largo aliento. El producir cine, series, un documental o incluso teatro da la capacidad de acompañar un proyecto desde que es una idea hasta sus últimas consecuencias. Como actor los proyectos terminan el día que finaliza el rodaje y luego se materializan muy lejos de ti. Como productor acompañas el proceso entero y por ende el aprendizaje es mucho más profundo.
—En 2020 comenzaste a conducir en Amazon Prime
Pan y Circo
Video. ¿Cuál fue el motor para este ciclo de entrevistas?
—Fue la oportunidad de utilizar el pretexto de la mesa y la comida para escucharnos como no nos estamos escuchando en otros medios. Son temas que hoy se discuten en otras plataformas, otros espacios, pero no con ese tono tan íntimo, personal y horizontal que te da la experiencia de sentarse a comer con alguien.
—Y permitiendo que puedan contraponerse distintas ideas sobre cualquier tema.
—Exacto. Pocos episodios han sido tan contrastantes en términos de puntos de vista como el que estrenamos el 24 de junio que se llama “Discriminar en español”. Hay una sensación de que estamos hablando de un tema en el que urge que nos escuchemos. Eso se hizo evidente en esta temporada. Y agradezco la apertura de quienes vinieron a la mesa, porque no ha de ser fácil un ejercicio de tal apertura con cámaras enfrente. Los grandes beneficiados de eso somos los que estábamos escuchándoles, porque en Pan y Circo no nos interesa amplificar voces tóxicas ni mucho menos. Eran voces contrastantes que en algún momento acabas entendiendo. Por más lejanas que suenen a tu postura, el ejercicio fue bueno para todos y todas.
—En este tercer episodio abordas un tema con el que has estado vinculado: la migración. —El episodio lo filmaron en Madrid. ¿Hubo diferencias?
—Sí. Los que hacemos Pan y Circo vivimos en Ciudad de México y mudarnos a Madrid fue ver una realidad muy distinta. Hoy hay gente de todos lados en esa ciudad. Quizás hace 20 años no era tan así y hoy se da una interacción sobre la que hay que reflexionar, de eso va Pan y circo.
“Los referentes en mi vida vienen del teatro que vi siendo niño”, dice Diego Luna.
“Termino el programa con ganas de escuchar más y hablar menos”, dice de “Pan y Circo”.
—¿Qué has aprendido haciendo este programa?
—Nuestro objetivo es que hay que hablar de la diversidad de la que somos parte, de las posibilidades que nos abre el entendimiento, la escucha y la curiosidad. También lo importante que es combatir estos discursos chatos que alimentan un nacionalismo peligrosísimo del ustedes contra nosotros. Por eso, con lo que me voy es con la sensación de que cambiar eso está más en nuestras manos de lo que creemos. Hay una cantidad de prejuicios que nos tenemos que sacudir de encima y eso le corresponde hacerlo a cada uno. Yo termino el programa con ganas de escuchar más y hablar menos, y eso es gracias a Pan y Circo.