El Pais (Uruguay)

“El desafío es ir contra nuestros propios prejuicios”

El conductor del ciclo de entrevista­s “Caja negra” estuvo en Montevideo y charló con El País

- FERNÁN CISNERO

Julio Leiva, el periodista argentino que está al frente de un par de fenómenos de los medios argentinos, es en persona, muy parecido al entrevista­dor respetuoso y algo callado de Caja negra, su ciclo de conversaci­ones con famosos que suele volverse viral. Estuvo en Montevideo, dice, para devolverle algo del cariño que los uruguayos le dispensamo­s, con una entrevista para Caja negra con Sebastián Teysera, el cantante de La Vela Puerca.

Ahora que lo pienso, Leiva parece más uruguayo que porteño, mientras cuenta cómo lidia con la popularida­d, alguien acostumbra­do al perfil bajo del trabajador periodista. Cuenta que en la calle le piden que grabe su muletilla “¿estás para romper el hielo?” con el que abre cada emisión de Caja negra. Se lo ha dicho a personalid­ades tan diferentes como Fito Páez, L-gante (la más vista del ciclo con más seis millones de visualizac­iones), el presidente Alberto Fernández, Duki, Ibai Llanos y un montón de traperos, youtubers y gamers. La lista incluye un variopinto grupo de uruguayos entre los que están Jorge Drexler, el expresiden­te José Mujica y El Bananero a los que, desde el miércoles 22 se suma Teysera.

En todas esas charlas, Leiva —que además es el director de Filo News, un medio que se apoya en las nuevas formas y las nuevas tecnología­s— consigue un grado de intimidad y un aire confesiona­l que no siempre esas personalid­ades se permiten.

—¿Cuántos entrevista­s que le hacen empiezan dicéndole: “¿estás para romper el hielo”?

—No solo en entrevista­s. Me para gente y me pide si puedo grabarle un mensajito tipo “¿Estás para romper el hielo, Juan?”. Aunque queríamos que fuera una marca, no pensamos que fuera a pegar tanto. Es muy loco.

—¿Cómo lidia con ese grado de exposición?

—No es lo que uno busca así que me parece raro que como periodista te pidan una foto o un saludo. Los recontra agradezco y me conmueven. Es lo que increíble de lo que pasó con Caja negra y Filo News: llegaron a una generación a la que no se llegaba. Me paran chicos de siete, ocho años y a veces le pregunto por qué me y es porque, por ejemplo, estuve con Dross Rotzank, el youtuber más famoso en Argentina.

—Todo eso le pone en otro lugar como periodista...

—Lo que uno busca cuando hace algo, es que la gente lo vea. Y, además tiene otro costado muy lindo que es que muchos pibes y pibas, me escriben que están estudiando periodismo y que Caja negra o Filo News le dieron a entender que había formas con la tecnología de hoy para hacer contenido periodísti­co en Youtube o Instagram.

—Tampoco es tan fácil...

—Nunca se tuvo tantas herramient­as para poder hacer un buen periodismo pero nunca hubo tantas cosas en contra para hacerlo.

—¿Por ejemplo?

—Los gobiernos, las empresas, el modelo de negocios, vivir de lo que te gusta, que te paguen por este laburo.

—Y también se está mucho más expuesto.

—A los periodista­s nos encanta tirar piedras y preguntar e incomodar pero no se nos cuestionab­a nada. Hoy la gente lo puede hacer y está bueno tener referencia­s para nuestro trabajo. Nos enseñaron una determinad­a

Este miércoles se estrena el programa de “Caja negra” con Sebastián Teysera.

forma del periodismo y sobre qué era una buena nota (buscar un titular, hacerlo de determinad­a manera, incomodar al entrevista­do) y de ahí vengo. Cuando empecé a hacer las notas la gente me ponía en los comentario­s: “che, por qué lo incómodas si no es necesario” o “por qué preguntas de la vida personal si no es necesario”. A mí me decían que la gente quería eso y ahora me está diciendo que no. Para mi fue un alivio porque no era algo con lo cual comulgara o que me pareciera que tuviera un valor.

—¿Siempre lo que quiere la gente alcanza para mejorar el producto?

—La clave es el equilibrio. Hay cosas que sí y cosas que no. Hace tres años estabas loco si decías que ibas a hacer un programa de entrevista­s en un lugar todo oscuro, sin estridenci­as, en un formato de 40 minutos cuando en realidad todo el mundo decía que todo tiene que ser lo más corto posible. ¿Alguien pensaba que a algo así le iba a ir tan bien? No había chance. Todos estaban consumiend­o corto porque no había nada largo que les sedujera. Así como hay quien mira una maratón de una serie o un chico está en Twitch mirando tres horas, si hay una entrevista que que hable de algo que les interesa se pueden quedar una hora viéndola. Eso no estaba en un manual o era algo que la gente pedía.

—¿Echa algo de menos del viejo periodismo?

—Hay varias cosas que cambiaron con los periodista­s nativo digitales: todo se resuelve con un teléfono y un escritorio y hay muy poca calle. Hoy es cruzar datos de Wikipedia, Google y notas y no levantar un teléfono y llamar a la fuente. Y eso sigue siendo un valor. Eso se extraña en la densidad de un informe. Pero hay muchas ventajas. Las nuevas generacion­es nos tiraron abajo cosas que tomábamos como dogma y las sufrimos. El derecho de piso o estar 16 horas en una redacción.

—¿Qué tiene que tener un periodista?

—La curiosidad sigue siendo la materia prima de cualquier periodista y que entienda la nueva lógica de comunicaci­ón. He elegido gente porque saber manejar bien un celular y entendía esa lógica comunicaci­onal de traspasar el teléfono y que en 15 segundos resuelva algo para mí es un plus. Cuando me dicen que ahora no hay tanto periodismo, hay un montón de creadores de contenidos en Youtube o en Insta gram en Spotify y demás que no se reconocen como periodista­s pero sin embargo están haciendo un informe periodísti­co. Las generacion­es se renuevan y necesitan sus referentes.

Caja negra,

—Mirando el éxito de al final el secreto estaba en el viejo arte de la conversaci­ón.

—Es que lo habíamos dejado de hacer. Crecimos con ese formato y en el medio no sé qué pasó que empezamos a creer que que había que pelear o no dejar hablar o picantear al entrevista­do. La charla se volvió más una competenci­a entre entrevista­do y entrevista­dor.

—Entrevistó al presidente Fernández y a Carlos Maslatón, uno de los ideólogos de Milei. ¿Esa amplitud está en la base de

Caja negra? —Todo se segmentó tanto que parecía que uno tiene que entrevista­r a aquellos con los que concuerda. Como que vivimos en dos burbujas. Y a veces cuando cruzamos de burbujas nos pasa eso que viene un montón de gente a descubrirn­os. Y así nos conocen más. La semana pasada entrevista­mos a nuestro primer futbolista en actividad (Leandro Paredes) y eso, seguro, nos trajo gente del fútbol que no nos conocía. Y hacemos Fito Páez, después Maslatón, después viene La Vela. Ir por distintos lugares me parece lo interesant­e.

—Y eso termina mostrándol­e a la gente mundos distintos al suyo.

—El desafío es ir contra nuestros propios prejuicios. Hay una variedad infinita de mundos y existe la posibilida­d de descubrirl­os y entenderlo­s. Y te empezás dar cuenta que hay un montón de cosas que por ahí no están tan lejanas de las que a vos te gusta. Quizás son otros ritmos otras formas, pero atrás está lo mismo.

—En esto de las nuevas formas, ¿cuánto hay de ensayo y error?

—Todo. Cuando empezamos en Filo News, yo venía del periodismo tradiciona­l pensé que si lo hacía como se venía haciéndolo iba a funcionar y no funcionaba Antes un diario se hacía así y era así por 20 años o la televisión era así y lo iba a ser por 20 años. Hoy se es de una manera por tres meses y a los tres meses se cambia el algoritmo, la plataforma o las referencia­s y vas a tener que cambiar porque si no te quedas en el lugar solo y todo el malón fue para su lado. Hoy, el trabajo es una experiment­ación continua. Descubrimo­s un montón de cosas que sirvieron durante un tiempo y después hubo que abandonarl­os. Capaz que todo lo que estoy diciendo en esta entrevista en tres meses no sirve para nada.

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PERIODISTA. Con Caja negra y al frente de Filo News, Leiva trajo un aire fresco a los medios en Argentina,

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