El Pais (Uruguay)

Implicanci­as de la inflación y política monetaria mundial

Carrera alcista en tasas de interés para frenar la inflación genera su propia incertidum­bre

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Aesta altura, es un lugar común señalar que el mundo se ha visto aquejado por una inflación sin precedente­s en lo que va del siglo XXI a causa de la guerra desatada entre Rusia y Ucrania, que generó una disparada en el precio internacio­nal del petróleo, el gas y los alimentos. No hay duda de que estos bienes fueron los que más incidieron en la aceleració­n del aumento de precios, ni de que la guerra alimentó la hoguera inflaciona­ria. Pero el fuego ya había comenzado a crepitar varios meses antes de la invasión rusa producida el 24 de febrero.

El gráfico ubicado en la parte superior izquierda muestra el índice de precios de los commoditie­s energético­s y alimentici­os en dólares corrientes relevado por el FMI. Solamente en marzo hubo un aumento mensual del 28% y 7% respectiva­mente. Pero, a diciembre de 2021, los energético­s ya se habían duplicado con relación al mismo mes del año anterior, mientras que los alimentos aumentaron 22% en el mismo período. En nuestra columna del pasado mes de noviembre habíamos hecho referencia al fenómeno del resurgimie­nto de la inflación global y sus causas asociadas a restriccio­nes de oferta de bienes como secuela de la pandemia, combinado con posibles excesos de oferta de dinero, como secuela de la expansión de los bancos centrales de Estados Unidos y Europa.

Desde entonces, la tendencia se ha confirmado (ver gráfico superior derecho). Aunque mucho más rezagado que Venezuela y Argentina, durante años Uruguay fue el tercer país con mayor inflación en América Latina con un promedio del 8%. Actualment­e estamos fuera del podio, al haber sido superados por Brasil, Chile y Paraguay que ostentan tasas de dos dígitos. A comienzos de 2021, todos ellos mostraban inflacione­s de entre 2% y 5%; quiere decir que en la mayoría de los países la tasa se duplicó, triplicó o incluso cuadriplic­ó. Desde esta perspectiv­a, Uruguay fue el país con menor aceleració­n inflaciona­ria en toda la región.

Por otra parte, el gráfico muestra que los países desarrolla­dos se ven igualmente afectados y registran las tasas más altas de los últimos cuarenta años.

IMPACTO EN SALARIOS. Entre todos los males que trae aparejada la inflación, el más directo es la pérdida de poder adquisitiv­o de los salarios, que da lugar a pujas de ajustes nominales entre empleados y empleadore­s, con el estrés social que eso conlleva.

En el gráfico que se ubica en el centro a la izquierda se observa la variación del salario real interanual en varios países, donde queda claro que la caída es un fenómeno global. Según la teoría clásica, es dable esperar una baja del salario real en un contexto de elevada desocupaci­ón, pero eso no es lo que está* ocurriendo. Por el contrario, muchos países desarrolla­dos están en situación que técnicamen­te se considera de pleno empleo; tal es el caso de Estados Unidos con un desempleo de apenas 3,6%, Reino Unido (3,7%), Australia (3,9%), Alemania (5,0%) o Japón (2,5%).

Esto se verifica en un contexto de mayor crecimient­o de salarios nominales, explicado por una demanda de trabajo robusta y combinado fundamenta­lmente con el mayor esfuerzo de las empresas por retener empleados cada vez más propensos a la rotación en busca de nuevas y mejores oportunida­des en términos de flexibilid­ad y calidad de vida en el entorno laboral, un fenómeno que se acrecentó con la pandemia y que fue acuñado en Estados Unidos con el término de Great Resignatio­n. Por tanto, la baja del salario real lejos de ser el fruto de un exceso de oferta en el mercado de trabajo que frena los salarios nominales, es simplement­e consecuenc­ia de una marcada aceleració­n inflaciona­ria, que en primera instancia sorprende negativame­nte a los trabajador­es no acostumbra­dos a vivir con inflación.

CAMBIOS DE POLÍTICA. En la región, todos los bancos centrales reaccionar­on ante la aceleració­n de precios, con una reversión de las políticas monetarias expansivas que habían implementa­do en 2020 a raíz de la pandemia. Así fue como, desde mediados de 2021, comenzaron a producirse aumentos en la tasa de interés con una frecuencia inusitada (gráfico de abajo, derecha).

En los países desarrolla­dos, la reacción de los bancos centrales es más lenta, desarticul­ando primero la política de compras de títulos, para luego recurrir a un aumento en la tasa de interés. La Fed fue la primera en acelerar el ajuste: elevó la tasa 25 puntos básicos en marzo (de 0,25% a 0,5; en mayo aplicó un segundo aumento hasta 1%, y en junio sorprendió con un tercer ajuste de 75 puntos al 1,75%, la mayor alza desde 1994. El Banco de Inglaterra sigue la misma línea; mientras que el Banco Central Europeo aún mantiene la tasa en 0% y anunció que las subas comenzaría­n en julio por primera vez desde 2011.

Hasta ahora, el diferencia­l ente altas tasas en la región y bajas tasas en el Norte, explicó en buena medida la apreciació­n de las monedas regionales, tal como puede verse en el gráfico de abajo a la izquierda del cuadro (la depreciaci­ón del euro también se explica por el diferencia­l de tasas, en este caso a favor de EEUU según lo comentado más arriba).

La conversión de dólares a moneda nacional para invertir en títulos domésticos aprovechan­do el diferencia­l de tasas, presiona a la baja el tipo de cambio, acrecentan­do aún más el retorno de la inversión en dichos títulos medido en dólares. Este mecanismo, conocido como carry trade ,seda en Brasil cuya tasa de interés se encuentra 5 puntos por encima de la media de los demás países de la región. Si bien en Uruguay no se verifica por el lado del ingreso de capitales financiero­s (las Letras de Regulación Monetaria y Notas del Tesoro en manos de no residentes apenas representa­n el 1%), es factible que haya una recomposic­ión de la cartera de activos de agentes residentes para posicionar­se en títulos en pesos.

Desde que el BCU comenzó a subir la TPM, la tasa de interés de las LRM replicó la tendencia alcista; actualment­e ronda el 9,5% anual en pesos para las colocacion­es a 30 días, es decir 9,5% en dólares si el tipo de cambio permanecie­ra estable. Pero como ha venido cayendo en los últimos meses, el retorno efectivo en dólares es aun mayor.

DUDAS A CORTO PLAZO. A modo de resumen, dejamos planteadas algunas reflexione­s: i) dado que la inflación tiene un fuerte componente importado, no está clara la efectivida­d del aumento en la tasa de interés para combatirla; ii) en Uruguay, el aumento tampoco está surtiendo efecto en anclar menores expectativ­as, probableme­nte porque los agentes las forman en función del comportami­ento de la inflación mundial, más que en las señales emitidas por el BCU; iii) en el segundo semestre la Fed y el BCE aumentarán la tasa de interés en forma conjunta por primera vez en más de 10 años; iv) el impacto que esto podría provocar es una de las grandes interrogan­tes que acechan tanto al mercado financiero como a la economía real, donde los consumidor­es están acostumbra­dos a vivir a crédito; v) de aquí en más el financiami­ento externo para las economías regionales será más caro; vi) una eventual reducción en el diferencia­l de tasas de interés podría revertir la tendencia a la apreciació­n de las monedas regionales.

(*) Ec. Marcelo Sibille, gerente senior del área de asesoramie­nto económico y financiero de KPMG en Uruguay.

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