El “festival” que desató críticas de Cristina
■■ La vicepresidenta argentina Cristina Kirchner habló ayer lunes frente a los militantes del plenario de la CTA y los funcionarios nacionales, provinciales y municipales que la rodearon. Pero su discurso se articuló en función de destinatarios que no llegaron al acto en Avellaneda. Al presidente Alberto Fernández, de hecho, le dedicó las primeras y las últimas palabras de su discurso.
Pero no fue el único: Matías Kulfas, Miguel Pesce y Mercedes Marcó del Pont, Sergio Massa, Claudio Moroni y el Movimiento Evita, además de jueces, fiscales y dirigentes ahora en la oposición, recibieron dardos de la vicepresidenta. “A mí no me interesa quedar bien con ningún funcionario. Me importa un pito. A mí me importa quedar bien con la sociedad, con los argentinos”, les advirtió.
“Yo desconfío de los que no les gusta mirar el pasado. Será porque además, no les gusta las cosas que hicieron en el pasado. Yo no tengo problemas con el pasado.
Cristina Kirchner.
Con el mío, con el del peronismo”, dijo Cristina Kirchner apenas tomó el micrófono. La frase remitió de manera directa a la chicana que, con una sonrisa, le había dedicado el Presidente durante el acto por el centenario de YPF. “No soy de los que le gusta volver al pasado”, había manifestado Fernández a Cristina en Tecnópolis, para recordarle una línea de Alberto Spinetta: “Mañana es mejor”.
IMPORTACIONES. En el acto por el Día de la Bandera, la vicepresidenta denunció un “festival de importaciones” ante la falta de control sobre las empresas.
“En el ranking de países evasores, Argentina ocupa el tercer puesto. La recaudación representa el 28% del PIB cuando debería representar el 45% y tenemos otro podio: en los países con formación de activos en el exterior también somos terceros. Miren qué casualidad”, ironizó Cristina Kirchner.
“El verdadero y real problema de la Argentina es la escasez de dólares y la economía bimonetaria. Hay un festival de importaciones y el Gobierno debe pensar cómo articular más adecuadamente al Banco Central, el Ministerio de la Producción y la AFIP en la aduana”, agregó. Y redobló: “Estas cosas son usar las lapiceras. No hay que agarrarse de los pelos. No hay que agacharles la cabeza (a los empresarios)”. (La Nación/gda y EFE)