Ahora sin mayoría absoluta, Macron obligado a negociar
Mélenchon y Le Pen se disputan el liderazgo de la oposición; gobierno admite un “país bloqueado”
El presidente francés Emmanuel Macron debe buscar aliados para sacar adelante a su segundo gobierno, después de perder la mayoría absoluta en las legislativas del domingo.
“La bofetada”, “la ducha fría”, “desautorizado”, “un sismo político”... La prensa francesa no ahorraba en calificativos para describir el golpe sufrido por Macron, de 44 años, acostumbrado a gobernar desde 2017 con mayoría absoluta.
Su alianza ¡Juntos! obtuvo 245 de los 577 escaños de la Asamblea (cámara baja); el frente de izquierdas Nupes, 137; y la ultraderechista Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen, 89, multiplicando por once los diputados logrados en 2017.
La portavoz del gobierno, Olivia Grégoire, agitó el espectro de un “país bloqueado”.
“El presidente tendrá que cambiar su temperamento. Su gobierno se verá profundamente desestabilizado”, advirtió el politólogo Pascal Perrineau al diario Le Parisien, para quien “deberá, lo quiera o no, aprender la cultura del compromiso parlamentario”.
Durante su primer mandato marcado por las protestas sociales, la pandemia de coronavirus y los efectos de la guerra de Ucrania, Macron se granjeó una imagen de presidente “arrogante”. En abril, tras su reelección, prometió cambiar su manera de gobernar.
Con 64 bancas, Los Republicanos —LR, heredero de los expresidentes Jacques Chirac (1995-2007) y Nicolas Sarkozy (2007-2012)— y sus aliados UDI aparecen como el principal bloque para pactar con Macron.
La mayoría simple es un escenario poco habitual en Francia, la segunda economía de la Unión Europea (UE). Desde la llegada de la Quinta República en 1958, sólo se dio una vez con el socialista François Miterrand de 1988 a 1993.
Macron, reelegido el 24 de abril con el 58,5% de los votos frente a Le Pen, necesita tejer alianzas para consumar su nuevo impulso reformista, como su propuesta estrella de retrasar la edad de jubilación de 62 a 65 años.
La Nueva Unión Popular, Ecológica y Social (Nupes) — que reúne a la izquierda radical, ecologistas, comunistas y socialistas— y la extrema derecha se oponen a esa medida.
El Parlamento recupera protagonismo, tras un maratón electoral que deja un paisaje político dividido en tres grandes bloques —izquierda radical, centro y extrema derecha— y a los partidos tradicionales en segundo plano.
De no conseguir aprobar sus reformas, Macron podría disolver la Asamblea y convocar elecciones.
Más allá de la presión sobre el oficialismo, ayer lunes comenzó también la batalla entre la Nupes del izquierdista Jeanluc Mélenchon y la ultraderechista Marine Le Pen por presentarse como líder de la oposición.
El frente de izquierdas quedó numéricamente como la principal fuerza de oposición, pero la gran vencedora de las legislativas del domingo fue Le Pen que con su Agrupación Nacional.
Ante la inesperada “situación” y para evitar una mayor “confusión”, Mélenchon abogó ayer lunes porque la Nupes constituya finalmente un único grupo parlamentario, y no cuatro —uno por cada corriente— como estaba previsto.
Su Francia Insumisa (izquierda radical) lidera la Nupes con 74 diputados, pero sus aliados rechazaron ya esa propuesta. Los socialistas consiguieron 28 diputados, seguidos de ecologistas (23) y comunistas (12).