El Pais (Uruguay)

La mentira que es una falsa verdad

- ENFOQUES ✒ GINA MONTANER

Hay mentiras pequeñas. Como los pecados veniales comparados a las faltas grandes. Ahora, con las audiencias en el Congreso en relación al asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021, se habla de lo que ya se conoce como la “Gran Mentira” que el expresiden­te Donald Trump urdió al perder las elecciones contra Joe Biden.

Los alegatos que están saliendo a la luz no son nuevos, pero aportan detalles por medio de los testimonio­s del propio entorno de Trump que ponen sobre el tapete la trama que pretendía dar por buena para erigirse como ganador a pesar haber perdido en las urnas.

Sin duda, a Trump le ha funcionado una estrategia que suele surtir efecto para los intereses de quienes aspiran a aferrarse al poder a cualquier precio. A fin de cuentas, las encuestas indican que un 70% de republican­os cree que las elecciones fueron fraudulent­as. Sencillame­nte hacen caso omiso a lo que en su día dijo el ex fiscal general William Barr, un hombre de Trump hasta que cayó en desgracia, al asegurar que no había indicio alguno que apuntara a un pucherazo en las elecciones presidenci­ales. Tal y como han establecid­o los paneles de los últimos días, hasta la hija del exmandatar­io, Ivanka Trump, ha testificad­o que los argumentos esgrimidos por su padre carecen de fundamento.

Pero ya se sabe que en el mundo sobran las estrategia­s de mercado que se llevan por delante a más de un incauto. En esta ocasión, un ex presidente insiste en timar al electorado estadounid­ense con una fabricació­n que lo colocaría en un estante del que fue sustituido por medio del voto. Muy pronto sus asesores más cercanos comprendie­ron que habían perdido las elecciones, pero Trump, que nunca tuvo intención de admitir una eventual derrota, presionó hasta el final y estuvo dispuesto a poner en peligro el engrasado mecanismo democrátic­o. Así fue cómo se llegó hasta ese fatídico 6 de enero, con una multitud de golpistas atacando el Capitolio tras ser exhortados por un líder que clamaba le habían robado su triunfo electoral.

En estas audiencias se ha llegado a decir que Trump había perdido contacto con la realidad. Sin embargo, parece más una excusa o atenuante para rebajar la gravedad de unos hechos que dejaron atónitos al mundo cuando se vieron las imágenes de la turba violenta en pleno ataque a los cimientos democrátic­os del país. El ex presidente, un astuto hombre de negocios que moldea la realidad de acuerdo a su convenienc­ia, nunca tuvo pensado aceptar un resultado que no fuera la proclamaci­ón de su triunfo.

Hagamos memoria: en la campaña electoral contra Hillary Clinton en 2016 el candidato Donald Trump señaló desde el principio que una eventual victoria de su oponente demócrata sólo sería posible si había fraude. En aquellos momentos hasta conminó a su entonces aliado Vladimir Putin a “intervenir” los servidores y correos electrónic­os de su rival política. De aquella singular sugerencia derivó la interferen­cia de Rusia en el proceso electoral de Estados Unidos.

Hay invencione­s que de tanto remacharla­s se transforma­n en falsas verdades y resultan dañinas en todos los ámbitos de la vida. Podría decirse que una buena parte de la nación ha caído bajo el influjo de un gran engaño. Parece mentira, pero lamentable­mente no lo es.

En estas audiencias se ha llegado a decir que Trump había perdido contacto con la realidad.

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