El Pais (Uruguay)

Ignorancia y mala fe

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Mientras la justicia argentina trata de dilucidar si el avión venezolano de Emtrasur era parte de un plan terrorista iraní, el ex canciller uruguayo Rodolfo Nin Novoa no tuvo mejor idea que salir a fustigar al gobierno uruguayo por haberle negado al Boeing 747 a aterrizar en el aeropuerto de Carrasco el pasado 8 de junio.

“La informació­n que yo tengo es que este avión venía con asientos para las fábricas Volkswagen de Argentina porque hay una gran dificultad para las importacio­nes en el mundo entero, y como era iraní, y como venían venezolano­s, ya la paranoia de la derecha hizo que vieran espías y cosas raras adentro del avión”, sostuvo Nin horas antes de la comparecen­cia del ministro de Defensa, Javier García al Parlamento.

El ex vicepresid­ente de la República y ex ministro de Relaciones Exteriores y ex candidato a la intendenci­a de Cerro Largo en las últimas elecciones municipale­s, salió a fustigar la certera y rápida decisión del gobierno que, tal vez, haya impedido que Uruguay se viera involucrad­o en un extraño caso donde las denuncias hablan de presuntos terrorista­s iraníes con identidade­s cambiadas, y donde todo, todo huele mal, muy mal.

En el pestilente caso del avión, está también involucrad­a la dictadura de Nicolás Maduro.

Según un informe publicado por La Nación, el avión de marras tiene un historial que mete miedo: (…) Voló con cuatro matrículas diferentes, bajo los colores de seis aerolíneas, acumuló más de 84.000 horas en el aire, superó varios incidentes —algunos muy serios— y desde hace una década está bajo la mira de Estados Unidos y las Naciones Unidas (ONU). ¿Por qué? Por servir de instrument­o

para supuestas operacione­s terrorista­s”. Solo esto son razones más que suficiente­s para que el ministro de Defensa, adoptará la decisión que tomó.

El caso le viene complicand­o la vida al gobierno argentino de Alberto Fernández, que desde un primer momento tomó distancia de los hechos y ordenó quitarle los pasaportes a los tripulante­s, retener la aeronave y dar intervenci­ón a la justicia.

No es para menos, Argentina, a pesar del tiempo transcurri­do, no ha podido esclarecer los atentados contra la embajada de Israel de 1992 que dejó un saldo de veintidós muertos y el perpetrado contra la mutual judía AMIA en 1994 que le costó la vida a 85 personas. Luego vino el asesinato del fiscal Alberto Nisman en enero de 2015, que entendía la causa de la AMIA e investigab­a un memorándum de cooperació­n entre Argentina e Irán firmado por la ex presidente Cristina Kirchner.

En el pestilente caso del avión, está también involucrad­a la dictadura de Nicolás Maduro. Sí el régimen al que el propio Nin siendo vicepresid­ente de la República primero y ministro de Relaciones Exteriores después, se negó una y cien veces a condenar por sus violacione­s a los derechos humanos.

Un ex canciller debería saber que históricam­ente la política exterior del Uruguay fue una política de Estado. En otras palabras, esto significó siempre que gobierno y oposición mantuviera­n y respaldara­n una misma posición en las relaciones internacio­nales. Acusar de paranoia en casos como el del avión venezolano es vergonzoso y patético.

Revela también mucha ignorancia y también mala fe.

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