El Pais (Uruguay)

La culpa también es nuestra

Montevideo

- Jorge Antunes |

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Resulta muy repulsivo escuchar a un comunista hablar de democracia.

No la entiende, no la acepta y no tiene la autoridad moral para defenderla, incluso su himno es Internacio­nal y no el de Uruguay. Se regodean hablando y admirando a los regímenes de Cuba, Venezuela y Nicaragua y se manejan por los mandatos del Foro de San Pablo.

Nunca fue una ideología y partido político hecho por uruguayos y pensado para uruguayos. Solo somos una nación más a la que quieren colonizar bajo el imperialis­mo comunista.

Debemos tener bien claro que el comunismo es una ideología totalitari­a, que funciona en todo el mundo a modo de una gran franquicia y se mueve en función de las órdenes de la casa matriz zonal.

Con total hipocresía abusan de los derechos y las libertades que les brindan la democracia y utilizan todo tipo de artimañas y relatos para tratar de derrocarla e imponer un régimen disfrazado de populista, pero que es totalitari­o y corrupto.

Piénselo, ¿como ideología, qué tiene de nuevo para ofrecerles? Solo miseria, injusticia­s, mentiras, corrupción y la usurpación de las libertades de expresión y de los derechos humanos.

Todo esto quedó muy claro con la caída del Muro de Berlín y hoy lo vemos en todos los países que se rigen por este régimen, aunque lo disfracen de democracia.

Pero a no hacernos los distraídos, porque la culpa también es nuestra.

Somos culpables al permitir sus atropellos, al dejarnos embaucar y participar de movilizaci­ones manipulada­s bajo titulares altruistas falsos, porque no son compartido­s en su fuero íntimo; y aceptar sin objeciones que, de la mano de los sindicatos oligarcas, nos arrastren como sumisas ovejitas hacia sus corrales.

Con su disimulada prepotenci­a se han infiltrado en la administra­ción estatal, la cultura, la educación, la justicia entre otros y tienen el tupé de modificarn­os la historia con relatos falsos y, además, y esto es lo más grave, cambiar los principios y valores que siempre han sido la base de la convivenci­a ciudadana uruguaya. Hoy es evidente y oficializa­do que la oposición se conforma con la coalición Pit-cnt-fa dominada en todos sus sectores por el comunismo o radicalism­o de izquierda.

Es notorio que el resto del FA aún mantiene la voz, pero carecen de votos a la hora de marcar rumbos.

El FA pasó a ser un frente concentrad­o en ideologías extremista­s en el cual su principal conductor es el sindicalis­mo.

Se vienen tiempos muy difíciles en donde van a emplear todos sus artilugios con tal de obtener su objetivo, que es lograr el poder absoluto.

Fuimos testigos de cómo lo hicieron en Chile, Colombia y ahora en Ecuador, en donde cualquier excusa es válida para generar disturbios y lograr así victimizar­se ante la represión que se debe ejercer para contener los desvanes.

Ante estas evidencias, hoy más que nunca los uruguayos nos debemos abroquelar, ponernos la celeste y defender nuestra esencia democrátic­a. No caer en su juego sucio y condenarlo­s sin temor. No apoyar medidas que son claramente político partidaria­s; contrarres­tar por todos los medios sus falsos relatos; dejarlos en evidencia y explicarle­s a nuestros jóvenes y a quienes quieran oír, la verdad que se esconde tras esta ideología.

Es nuestra hora; la de ser uruguayos para uruguayos.

¡Vamos Uruguay! FFCC y Deutchste Bahn ofrecerán a emprendedo­res eficiencia y fletes atractivos. Y todo confluye en círculo virtuoso de comercio redituable en divisas y trabajo.

Buen ejemplo es el exitoso Inavi con nueva infraestru­ctura proyectada a exportar calidad frente a países naturalmen­te más competente­s.

Basta de viveza criolla y vamos al primer mundo con buena fe y sudor de la frente.

EL TIEMPO

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