Un comediante eficaz con un montón de películas a su medida
EL HOMBRE DE TORONTO
■ Kevin Hart es un tipo gracioso y las películas son hechas, sin ironías, siempre a su medida. Acá repite personaje de Espía y medio y Escuela nocturna, como un bueno para nada que es confundido con el especialista en interrogatorios (o sea un torturador) en un caso que involucra a un coronel golpista venezolano. La película es bien de Patrick Hughes cuya vistosa liviandad había quedado clara en la saga de Duro de cuidar. Acá tiene humor, acción, es un poco descerebrada pero tiene momentos en los que funciona. Los de Hart, por ejemplo.