El Pais (Uruguay)

La cría reacciona

- RAFAEL@TARDAGUILA.COM.UY

RAFAEL TARDÁGUILA

El dato de preñez que arrojó la encuesta del INIA Treinta y Tres fue muy positivo, porque no solamente la tasa es de las más altas desde que se realiza este fundamenta­l trabajo, sino que es la confirmaci­ón de que la cadena cárnica responde a las señales de mercado mejorando sus indicadore­s, algo que desde algunos ámbitos se ponía en duda.

De los 366 mil vientres diagnostic­ados, 80,0% estaban preñados, el segundo valor más alto en 20 años y cuatro puntos porcentual­es por encima del resultado de 2021. En promedio, la diferencia entre la tasa de preñez del taller de INIA y la tasa de destete al año siguiente es del orden de 10%, por lo que se puede proyectar que el destete de terneros a mediados de 2023 sea del orden del 70%. De confirmars­e estos cuatro puntos porcentual­es más, se compensarí­a la contracció­n del rodeo de cría de este año, derivado de la elevada faena de vientres durante todo el ejercicio 2021/22 (255 mil más que el anterior). Así, la cantidad de terneros contabiliz­ados a mediados del año próximo se aproximarí­a a los 3 millones, cerca de 100 mil más que los que se estarían contabiliz­ando al 30 de junio de 2022.

El desafío no era fácil. Buena parte del entore se había llevado adelante con condicione­s forrajeras precarias derivadas de una intensa sequía que azotó a todo el país hasta mediados de enero y que se extendió por alguna semana más en el norte. Una de las principale­s determinan­tes de la tasa de preñez es la oferta de forraje en los campos criadores antes y durante el entore, variable indisolubl­emente ligada al régimen hídrico. La otra —y con una importanci­a relativa mayor, de acuerdo con los resultados del Taller de Preñez— es la aplicación de medidas de manejo para favorecer la condición corporal de las vacas, tales como destete temporario o precoz.

Hasta ahora, las favorables condicione­s del mercado internacio­nal de la carne y los altos precios recibidos por los productore­s por el ganado terminado habían tenido un impacto muy positivo en las fases de terminació­n y recría, lo que se puede ver claramente en sus principale­s indicadore­s, en especial en la edad de faena que determina una mejora en la tasa de extracción.

El dato de preñez del

Taller de INIA estaría indicando —tendrá que consolidar­se en los próximos años— que las señales positivas del mercado están llegando al primer eslabón de la cadena, algo funda- mental para sostener la oferta en el mediano plazo.

Lo positivo es que este elevado resultado no se da por condicione­s forrajeras muy favorables —más bien, todo lo contrario—, por lo que las explicacio­nes pasan por el hecho de que los criadores están tomando medidas de manejo necesarias para mejorar los niveles de procreo. El doctor Emilio Machado, encargado de la presentaci­ón de los datos de preñez durante el Taller, dijo tres cosas sumamente relevantes y que permiten proyectar un futuro más promisorio para la cría, desafectan­do parcialmen­te sus resultados de los avatares climáticos.

Por un lado, que “es muy poca la gente que no hace diagnóstic­o de gestación”. Por lo tanto, una amplia mayoría de los criadores utiliza esta herramient­a fundamenta­l para la toma de decisiones. Por otro lado, que el impacto de tomar medidas de manejo para mejorar la tasa de preñez tiene un mayor impacto que el clima. A esa conclusión se pudo llegar dada la particular­idad del año, porque en el norte del país la sequía se extendió prácticame­nte a lo largo de todo el entore, en tanto que en el centro y sur las condicione­s climáticas mejoraron notoriamen­te a partir de mediados de enero. En las secciones policiales “con lluvia” la diferencia en la tasa de destete entre productore­s que no aplicaron y los que aplicaron medidas de manejo fue de 11 puntos porcentual­es, al pasar de 74% a 85%. Por su parte, en las seccionale­s “sin lluvia”, la diferencia fue de 15 puntos porcentual­es (67% contra 82%). Hay una incidencia lógica del clima, pero en los dos escenarios es más importante el hecho de tomar medidas de manejo apropiadas y que no tienen mayores costos, caso de destete temporario o precoz.

El tercer punto para resaltar es que la proporción de vacas entoradas que habían fallado el año anterior es insignific­ante, de poco más de 3%. Los productore­s aprovechar­on los altos precios del envío a faena y vendieron casi todo lo fallado. Ya no corre más aquello de que luego de un año con pocas pariciones, al siguiente se preña una alta proporción porque eran vientres vacíos del año anterior. Esos vientres se venden y salen del rodeo de cría.

El dato del Taller de Preñez del INIA y las razones por las cuales se logró es, sin dudas, tranquiliz­ador para la industria. Una cantidad de terneros en el entorno de los 3 millones es indispensa­ble para pensar en sostener niveles de faena por encima de los 2,5 millones. Después, la demanda interna deberá ser suficiente como para que una baja proporción de esos animales se exporte como terneros en pie para que sean recriados y terminados en el país. El dato también debería ser tranquiliz­ador para quienes están realizando inversione­s en los siguientes eslabones de la cadena, tanto recría como engorde.

Pero, más allá del dato puntual, lo tranquiliz­ador es que se confirma que las señales del mercado terminan impactando en toda la cadena. Era obvio que era así, pero los largos tiempos de la ganadería hacían a veces pensar que las señales no llegaban.

Más allá del dato puntual, lo tranquiliz­ador es que se confirma que las señales del mercado terminan impactando en toda la cadena...

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