El Pais (Uruguay)

Tras dos años de boom ¿Viene un crash en commoditie­s?

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Durante el primer semestre de 2022, los mercados financiero­s mundiales han estado descontand­o un escenario económico más complejo, con altos riesgos del fin del ciclo de crecimient­o pospandemi­a y una recesión global durante los próximos 24 meses. Mientras que las bolsas del mundo han caído en promedio cerca de 20% desde el cierre de 2021, la pendiente de la curva de tasas en Estados Unidos ha tendido a aplanarse, con los rendimient­os largos de los bonos del tesoro emparejánd­ose con los cortos. Esto suele ser un indicador clásico y prospectiv­o de malos escenarios económicos.

Dichas amenazas se ven reforzadas por el antecedent­e histórico del impacto de las normalizac­iones monetarias de la Reserva Federal y sus ajustes de tasas, que a menudo decantan en “aterrizaje­s duros”, “accidentes financiero­s” o crisis económicas. “Los ciclos no mueren de viejos; los mata la Fed”, suele decirse.

En el caso de las cotizacion­es de los commoditie­s, aunque con comportami­entos heterogéne­os, también empiezan a mostrar ciertas señales de fatiga y ciclo maduro. Si bien la invasión de Rusia a Ucrania les dio un impulso adicional en el primer cuatrimest­re, los precios dejaron de subir en mayo y mostraron algunas correccion­es significat­ivas en la última quince

ALDO LEMA

na de junio, sobre todo en metales y energía, después de casi duplicarse en promedio desde mediados de 2020.

Como sugería en este mismo espacio en julio de ese año, dicho boom era esperable debido a la combinació­n de varios factores: el rebote de la actividad económica mundial, la expansión de la liquidez global, el consiguien­te debilitami­ento global del dólar, las bajas inversione­s del quinquenio anterior y ciertas restriccio­nes de oferta, ya sea originadas en políticas previas o como consecuenc­ia de los problemas logísticos asociados a la pandemia. También se le puede atribuir alguna influencia a la mayor participac­ión alcanzada por los commoditie­s en los portafolio­s de activos como cobertura de los riesgos materializ­ados de mayor inflación y de las expectativ­as sobre los mencionado­s fundamento­s.

Tras dos años de boom, ¿viene un crash de commoditie­s ?¿Oel rally se convierte en superciclo?

Si volvemos a recurrir a la historia larga de las materias primas, encontramo­s que este es el séptimo boom de precios en casi 250 años, desde fines del siglo XVIII. En la mayoría de esos casos, las cotizacion­es de los commoditie­s se multiplica­ron por 2 y 3 veces (en promedio), y en todos se registró una reversión del alza, ya sea en términos nominales y/o reales.

Hubo normalizac­iones de precios que ocurrieron mayoritari­amente por caídas nominales de precios, como hasta principios del siglo XX con la vigencia del patrón oro o en el último superciclo (200314), y otros que se materializ­aron vía mayor inflación que elevaron los costos y redujeron los márgenes de los productore­s, como después de la Segunda Guerra Mundial o en los setenta.

Si especulamo­s sobre la evolución de los fundamento­s en el corto plazo, a uno o dos años, las perspectiv­as tampoco son muy alentadora­s. Parece confirmars­e que —en contraste con lo ocurrido en 200314—, la probabilid­ad de un superciclo, extendido más allá de ese horizonte, es baja.

Primero, el principal factor detrás de la demanda es el crecimient­o económico global, el cual —tras el rebote de los últimos dos años— ya se devolvió a cerca de su promedio histórico, con riesgo incluso de una desacelera­ción mayor como “sacrificio” para corregir algunos de los desequilib­rios acumulados (sobre todo la inflación). Es posible que la economía mundial esté en transición desde la reactivaci­ón a la próxima recesión.

En segundo lugar, estaría la incidencia negativa en los commoditie­s del giro en el comportami­ento global del dólar desde la debilidad hacia el fortalecim­iento, impulsado por la propia desacelera­ción global y la tradiciona­l incidencia en esa dirección de un eventual cambio político en Estados Unidos,

desde una mayoría demócrata a una republican­a. Concomitan­te con todo eso, ya está operando el catalizado­r de la normalizac­ión monetaria de la Reserva Federal a través de mayores tasas de interés y la venta de los bonos en su balance.

Claramente, en cualquier caso, los escenarios que vienen para los productore­s son claramente más complejos y desafiante­s que los observados durante los últimos años. Pese a que las cotizacion­es se mantienen altas, la etapa fácil de este ciclo favorable ya quedó atrás. Como es habitual, suele haber una primera fase donde los precios rebotan rápidament­e, con costos que aún vienen bajos de la etapa adversa anterior, en este caso 2015-2020, por lo que los márgenes productivo­s tienden a ampliarse. Eso parece haber sido lo que ocurrió en los últimos dos años. Luego, con precios ya estabiliza­dos o incluso algo a la baja, el aumento de costos va reduciendo las rentabilid­ades y empezando a complicar el panorama.

Todo indica que ya estamos en esta segunda etapa en el ciclo tradiciona­l de commoditie­s, antes de la fase crítica, cuando las cotizacion­es se desploman, sin que los costos acompañen (inicialmen­te) dichos ajustes. Como sucedió en la década pasada, eso podría ir ocurriendo a medida que “estos locos años veinte” avanzan.

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