Centros Espínola, la apuesta de la ANEP para acelerar la reforma
El Codicen se apresta a abrir 31 instituciones más y en total serán 60
En la reunión que se llevó a cabo ayer entre el presidente de la República, Luis Lacalle Pou, y su gabinete, quedó claro que la educación es prioridad para lo que resta de este gobierno. En este sentido, ya se sabe que habrá más fondos para el Ministerio de Educación y Cultura (MEC), para la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), para el Plan Ceibal y para las instituciones de ciencia y tecnología que dependen del Estado.
En tanto, hoy a partir de las 13 horas hay sesión del Consejo Directivo Central (Codicen) de la ANEP, y allí se terminará de definir el presupuesto del organismo. Internamente, ya hace días que se maneja una cifra de US$ 62 millones de incremento y se sabe que una de las prioridades que está sobre la mesa es la de generar nuevos centros María Espínola.
En esa línea, fuentes de la ANEP confirmaron a El País que la idea es abrir 31 centros de este tipo antes de que el primero de marzo de 2025 llegue a su fin esta administración, con lo que se llegaría a un total de 60 instituciones que operarán bajo este plan.
¿QUÉ SON?
Los centros Espínola funcionan a imagen y semejanza de la idea que tiene el gobierno de hacia dónde se debería ir con la prometida reforma educativa. Por ahora estos están ubicados en zonas carenciadas, pues al momento se apunta a trabajar con la población ubicada dentro de los quintiles uno y dos, según el índice de vulnerabilidad social que elabora Codicen.
Allí se trabaja en un tiempo pedagógico extendido. Durante 8 horas diarias los alumnos participan de las actividades curriculares y a estas se suman las extracurriculares, cuyas materias tienen que ver con los intereses de los alumnos. También se trabaja en el vínculo de los estudiantes con la comunidad y en conocer la realidad de sus familias.
En este sentido, aparecen los roles de figuras educativas nuevas. Entre estos se encuentran los coordinadores de enseñanza, que se encargan de buscar estrategias que promuevan aprendizajes dentro de lo curricular; los coordinadores de actividades deportivas y recreación, que acompañan al estudiante en lo que sea de su interés y se ocupan de que estén en contacto con el barrio y otros centros educativos de su zona; y, por último, los profesores de tecnología e innovación, que llevan a cabo proyectos técnico-tecnológicos con los alumnos.
Pero un cambio fundamental, también, es que los docentes allí deben elegir horas por tres años y no por uno, como se hace en los liceos y UTU que funcionan bajo la modalidad tradicional. La puja por la elección de horas ha sido una lucha histórica entre autoridades de todos los gobiernos y los sindicatos que se niegan a esto.
En 2021 se transformaron 12 instituciones (seis escuelas técnicas y seis liceos) en centros María Espínola, y este año fueron 17 (10 liceos y 7 escuelas técnicas), en su mayoría en el interior del país.
Para los restantes 31, se necesitan cubrir los gastos de una estabilidad docente de tres años, la construcción o acondicionamiento de los centros y también generar el sistema que permita otorgar tres comidas diarias, algo que también garantiza este modelo.
Desde la ANEP señalaron que de estas 31 instituciones, 20 serán centros nuevos. Las otras deberán convertirse y entre ellas está el liceo 69 de Casavale. El cambio implica $ 120 millones y es la inversión más grande que se ha hecho hasta el momento para el plan.