Sálvese quien pueda
La diputada comunista, Micaela Melgar, compartió una cita de Gustavo Petro: “América Latina tiene que encontrarse para salvar a la Humanidad”, decía el mensaje del nuevo presidente de Colombia.
Salvar a la humanidad. Permítame el lector que me descostille de la risa. ¿Qué clase de orate con delirios mesiánicos se percibe capaz de semejante gesta? Aunque la verdad es que lo dicho se parece más a la prédica de un avivado que a la de un loco. Pero sigámosle el juego y, mirando los ejemplos del continente, preguntémonos: ¿Piensa Micaela Melgar que la izquierda unida en Latinoamérica va a salvar a la humanidad así como La Revolución salvó a Cuba? ¿A esa Cuba que se cae a pedazos y de la cual todos quieren huir, aunque sea a nado en un mar lleno de tiburones? ¿Cree la diputada que van a salvar a la humanidad como salvó Fidel a su patria para convertirla en ese rotundo e indiscutible fracaso?
O capaz que la piensa salvar como el finado Comandante Hugo Chávez y su sucesor, Nicolás “Súper Bigote” Maduro, salvaron a Venezuela. Esa patriada a través de la cual empujaron a 6 millones de venezolanos —un 20% de la población— por el bolivariano camino del exilio en masa a repartir pizza y manejar ubers en el primer país que los recibiera.
Quizá lo que pretende Mica no sea eso y sí salvar a la humanidad mediante la construcción de una sociedad justa y abierta, plural y democrática, como la que impuso el matrimonio formado por Daniel Ortega y su simpatiquísima esposa, Rosario Murillo en Nicaragua, donde una banda de políticos vendepatria cometieron el terrible crimen de oponerse a las ideas del mesías sandinista y por eso ahora se pudren en prisiones inmundas.
O será que Mica y sus “compas” buscan salvar a la humanidad como lo está haciendo Pedro Castillo, presidente del Perú, con su sombrero de blanca paja tojilla y una oratoria digna de Cantinflas.
Ese representante de los pueblos originarios, titiriteado por un paladín de la legalidad como es Vladimir Cerrón, el poder atrás del poder en el país del ceviche.
O quizá la salvación de la humanidad que plantea la diputada comunista sea la misma que está llevando a cabo ese extraordinario estadista, que bien podría convertirse en un nuevo líder mundial, llamado Gabriel Boric. Esa luminaria del pensamiento weón, que rompió la Constitución en pedazos para suplantarla por un manual del perfecto idiota latinoamericano con las venas abiertas y los inversores cerrados.
La realidad demuestra que esa izquierda extrema no puede salvar a nadie de nada.
Melgar puede creer también que la humanidad será salvada por el propio Petro, cuya victoria en Colombia hizo lagrimear a otra tuitera estrella como la ex Directora de Comunicación de la IMM, según ella misma informó a sus seguidores de la red del pajarito. O tal vez la salvación la vislumbren en el ejemplo del peronismo kirchnerista de la dupla Alberto y Cristina en Argentina, cuyos frutos no paran de cosechar los ciudadanos de esa potencia sudamericana. Podridos y del suelo.
¿O será la salvación que trajo Evo Morales a Bolivia? Vaya uno a saber.
Lo cierto es que la realidad de América Latina demuestra todos los días que esa izquierda extrema hacia la cual ha virado la región, no puede salvar a nadie de nada. Al contrario, lo único que están logrando es hundirla en un agujero negro de miseria y desesperanza.
Si las cosas continúan en el rumbo que han tomado, la humanidad no se va a salvar. Apenas se va a salvar quien pueda.