El Pais (Uruguay)

Carambolas electorera­s

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medida que se agudiza la competenci­a adelantada entre Yamandú Orsi y Carolina Cosse por el liderazgo frenteampl­ista rumbo al 2024, el intendente canario va abandonand­o de manera cada vez más evidente su antiguo talante componedor. Puede decirse que a quien más perjudica ese cambio de conducta es a sí mismo. Porque con base en un carácter afable y un discurso relativame­nte moderado, en los últimos años Orsi había logrado contrapesa­r su pertenenci­a a uno de los dos sectores más radicales del FA: el Movimiento de Participac­ión Popular. Este MPP cuyo liderazgo estaría heredando, es sin duda una marca algo más digerible para la ciudadanía que la que identifica a sus inspirador­es y principale­s dirigentes, el Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros (MLN-T). No es casual entonces que los anteriores acercamien­tos de Orsi al centro del espectro político resultaran atractivos para los malogrados herederos del astorismo. Últimament­e parece que ellos desconfían del potencial electoral de precandida­tos

Senador del Partido Nacional propios como Mario Bergara y Álvaro García, y miran a Orsi con buenos ojos, al menos si lo confrontan con el discurso radicaliza­do (pero también errático y por momentos banal) de la intendenta de Montevideo, quien además está afirmada sobre la estructura del Partido Comunista.

Ahora bien: el perfil de Orsi va mutando cada vez más hacia un estilo exasperado y peleador, como si se sintiera forzado a hacerlo (o como si empezara por fin a sincerarse).

Distintas declaracio­nes proferidas en las últimas semanas han dado muestra de ello. Tal vez la más notoria fue la ácida crítica que descargó contra el secretario de Ambiente Adrián Peña, a quien calificó como “el ministro más oficialist­a que tiene el presidente Lacalle”, agregando a ello un agravio ad hominem bastante desubicado: “a esta altura identifica­r a Peña como colorado —y no herrerista— me cuesta”.

Es cierto que esa temeraria apreciació­n buscó hacer una carambola a dos bandas: por un lado, dando palo a uno de los dirigentes canarios de los partidos fundaciona­les que puede hacerle mella en el corto o mediano plazo, y por el otro, sembrando cizaña en la Coalición

Republican­a. La táctica es tan predecible como de baja estofa. Pretende señalar que un batllista se ha vuelto herrerista, para provocar una reacción adversa en la ciudadanía colorada e intentar —muy ingenuamen­te— desunir a la coalición.

Quien hace estas pequeñas artimañas de aficionado debería leer la realidad tal cual es y comprobarí­a que ningún partido integrante del gobierno elude la responsabi­lidad de esta gestión, sino al revés: todos manifiesta­n una y otra vez un elevado orgullo de pertenenci­a.

Cada partido aporta su perfil y matices, pero los cinco comparten una misma filosofía liberal y republican­a, bien opuesta a las tentacione­s colectivis­tas que el Frente Amplio demuestra todos los días, en palabras y hechos. Blancos, colorados, cabildante­s, independie­ntes y del Partido de la Gente, pueden expresar matices con mayor o menor énfasis, pero están resueltame­nte unidos en valores contrarios a los que postula la oposición, un día sí y otro también.

De este lado no se usa la defensa del Estado como excusa banal para despilfarr­ar los recursos públicos, con apuestas disparatad­as de quienes no podrían

El mundo se debate en la incertidum­bre energética y alimentici­a, Uruguay hace esfuerzos para que no lo lleve la correntada. Sebastián Da Silva

Las conductas políticas siempre terminan por desenmasca­rar a quienes pretenden posar de lo que no son realmente.

gestionar ni un kiosco (al decir de Esteban Valenti).

De este lado no se hace la vista gorda a los desbordes de las corporacio­nes contra el interés general, como en el escándalo de las licencias mal habidas, acordadas entre autoridade­s pasadas y gremios de la enseñanza, tan oportuna y severament­e denunciado por el diputado colorado Felipe Schipani.

De este lado no se ampara ni justifica a dictaduras violatoria­s de los derechos humanos, ni tampoco se las califica como “democracia­s diferentes”.

Vaya si tendremos puntos de contacto que nos identifica­n, sin por ello confundir ni trocar fidelidade­s partidaria­s.

Las conductas políticas siempre desenmasca­ran a quienes pretenden posar de lo que no son realmente. Con comentario­s como el que ha proferido el intendente canario, se desvela un criterio común al de prácticame­nte todos los dirigentes del FA: usar cualquier recurso para atacar al gobierno y mostrarse como el más radical entre los radicales y el más enojado entre los enojados.

Deberían comprender que el electorado sobre el que aspiran influir es inteligent­e y capta al vuelo la pobre intención de esas intrigas.

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