El Pais (Uruguay)

Una artista que canta para reconcilia­rse con el mundo

La cantante argentina presenta su último disco, mañana en la Zitarrosa

- BELÉN FOURMENT

Si la música actual tiene que ver con la construcci­ón en tiempos de deconstruc­ción, la propuesta de Julieta Laso es uno de los mejores ejemplos en relación al aporte de la escena cultural argentina. Actriz, cantante, por años voz de la Orquesta Típica Fernández Fierro, tiene una interesant­e carrera solista que en su último disco, Cabeza negra, le saca más provecho que nunca al riesgo y la experiment­ación.

¿Hace tango? ¿Folclore? ¿Canción de protesta? ¿Performanc­e? ¿Cómo se define a su experienci­a musical? Alguna de esas respuestas —o en el mejor de los casos, otro montón de preguntas— se podrán encontrar mañana, cuando Laso y su banda se presenten en vivo en la Sala Zitarrosa, en el ciclo Marea. La cita será a las 21.00 y hay entradas en Tickantel; antes, Laso charló con El País.

Y si es cuestión de definir, ella elige la palabra “audaz”.

—Cuando una escucha un disco así, como ¿qué está escuchando, si es imposible de definir?

Cabeza Negra,

—(Se ríe) Yo siento que tiene un montón de ingredient­es de la cultura nuestra, que podés escuchar y claramente reconocer, pero que hay una forma de unirlos —la caja con el bandoneón, por ejemplo— que hace que tenga un sonido raro, diferente. Y ahí me da la sensación de que encontramo­s un sonido. Empieza a aparecer el norte por primera vez en mis discos, y creo que hay un sonido raro, extraño, que está bueno. Siempre estoy haciendo música popular, pero en mis discos anteriores no había tango y en este sí hay tango, milonga, zamba…

—Pero existe como unidad. Decir que es un disco de tango o de folclore lo limita.

—Sí, por eso creo que encontramo­s el sonido en la unión. Los arreglos están hechos como una orquesta de bandoneone­s, y los bandoneone­s no cumplen el rol que generalmen­te ocupa cuando acompaña a un cantor o a una cantante. Acá cada bandoneón tiene una voz.

—¿Cuándo identifica­ste que la voz era tu instrument­o?

—Hace como 13 años empecé a cantar; no lo tenía previsto, no era algo que pensé que podía hacer. Fui muy impulsada por músicos en ese momento, por la nueva camada del tango; creyeron en mí más de lo que yo creía en ese momento. Y desbeldía, pués me puse a estudiar mucho y entendí que sí, que ese era el lugar en el que yo podía aportar algo y aportarme a mí. Y a partir de ahí no paré nunca más.

—¿Cómo se empieza a cantar sin querer, sin pensarlo?

—Yo era actriz y cantaba para las obras de teatro, que siempre es algo más acotado. En ese momento, el director musical de los actores era Alejandro Balbis y fue de las primeras personas que me dijo: “Negra, vos tenés que cantar”. Fue un poco así. Me animé a probar desde el tango y fue lo que me lanzó a esta locura.

—¿Qué te aporta el cantar?

—A mí el cantar me hace reconcilia­r con las personas y conmigo.

—¿Vivís esos vínculos en conflicto?

—Por supuesto, creo que como todos. Y creo que el arte siempre es una buena forma de reconcilia­rse con la humanidad. Hoy despertars­e a la mañana, escuchar las noticias… Hay que ser muy cínico para poder seguir y que la tristeza y la desesperan­za no te agarren. Pasan cosas tremendas todo el tiempo y uno necesita reconcilia­rse cada tanto con el mundo.

—Hay un par de presencias uruguayas en

Cabeza Negra,

la de las canciones de Alfredo Zitarrosa y Mocchi. ¿Cómo llegaron al disco?

—Zitarrosa es un referente muy importante. “Canto de nadie” lo sugirió Yuri (Venturini, bandoneoni­sta y músico de la Orquesta Fernández Fierro) y me parece una de las perlas del disco. Y Mocchi es un artista que hace mucho rato vengo siguiendo; me gustan sus letras, su música, su voz. Canté con él para su próximo disco, y a la hora de elegir temas nuevos sabía que alguno suyo iba a estar.

—“Ejercicio” dialoga mucho con esa idea de la música como reconcilia­ción.

—Totalmente. Y el disco, si bien es trágico y telúrico, también tiene una rabia, como una reun grito. “Ejercicio” es uno de esos temas.

—Hablamos de la presencia del norte en el disco. ¿Cómo fue tu transición a Salta?

—Creo que es una gran decisión que tomé y estoy en pleno proceso. Ya van dos años, pero vengo mucho a Buenos Aires a trabajar y creo que un cambio tan grande como el que estoy viviendo lleva un tiempo hasta que uno entiende qué es lo que está pasando. Tuve la necesidad de alejarme de Buenos Aires; uno cuando se va, se da cuenta de que vive un poco en una burbuja estando acá. No es que no lo supiera de antes, pero la experienci­a práctica es fuerte.

Ahora vuelvo, veo la tele y veo cómo todo gira en una región tan pequeña de un país tan grande, y son todas cosas que me alejan. Lo que percibo en el norte es como otro continente.

—¿Y cómo es el paisaje sonoro de Salta?

—Precioso. Estoy viviendo en el campo, a 12 kilómetros de la ciudad, frente al cerro. Tengo mis encuentros musicales, nos juntamos con amigas, hacemos tertulias... Hay mucho campo, y mucho silencio.

—Además de eso, ¿qué cosas te inspiran hoy?

—Me hice muy fanática de un programa de Salta, muy humilde y con mucho corazón, que es una competenci­a de drag queens. Me encanta charlar con (la escritora) Camila Sosa Villada cuando estoy desesperan­zada o me quiero reír un poco del mundo; es una voz que me interesa, a la que nadie le marca agenda y es filosa. Por supuesto soy muy admiradora de mi pareja (Lucrecia Martel), que me abre mucho el corazón y la cabeza. Y hay un montón de personas que me inspiran, para bien o para mal. Encuentro una fuente de inspiració­n en las relaciones y las personas.

 ?? ??
 ?? ??
 ?? ??
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Uruguay